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El 40% de abajo y la nueva clase media desclasada

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Febrero 2015 / 22

Profesor de Sociología. Universidad de Barcelona 

Las políticas redistributivas deben volcarse en la capa popular que engloba a obreros, el ‘precariado’ joven y la fracción empobrecida de la clase media

Explica Thomas Piketty en El capital del siglo XXI que la sociedad francesa de 1789 se componía de 1-2% de aristócratas, el 1% de estamento eclesiástico y el 97% de “pueblo llano”. Esta tripartición obedecía a la división política-estamental propia del Antiguo Régimen. Pero dentro del “pueblo llano” encontramos otra división económica entre burguesía, artesanado y campesinado. La industrialización encumbró a la burguesía y una nueva división del trabajo y del capital, creando, de hecho, el sistema moderno de clases sociales y la consecuente lucha de clases hasta bien entrado el siglo XX. Por ejemplo, en 1935, tan sólo el 12% de los obreros de Barcelona podía ascender en la pirámide social con relación a sus padres (José Luis Oyón, La quiebra de la ciudad popular, 2008).

Poco después, en 1942, William Beveridge publicó las bases teóricas de lo que conocemos como Estado de bienestar: un modelo de universalismo e igualación social que neutralizó la lucha de clases a base de políticas redistributivas y concertación social entre el capital y los sindicatos. En 2005, el 65% de los hijos de obreros había logrado ascender de clase social con relación a sus padres según nuestra investigación (con Antoni Marín, Educació i mobilitat social a Catalunya, 2010). En 70 años hemos pasado del 12% al 65% en ascenso social obrero, con una dictadura de 40 años de por medio, un ascenso obrero dirigido hacia las expansivas posiciones de clase media creadas por el mismo Estado de bienestar (Administración, educación y sanidad pública) y por la senda de prosperidad fordista, primero, y posfordista precarizadora, después.

Hasta que llegó la crisis. Desde el IV trimestre de 2007, los siete años de Gran Recesión han destruido 2,7 millones de empleos obreros, que contrastan con los 560.000 empleos de clase media perdidos (profesionales, técnicos intermedios y administrativos). Si a los obreros sumamos los 415.000 empleos bajos de servicios suprimidos, se han perdido 3,1 millones de posiciones bajas y obreras.

 

INTERÉS MEDIÁTICO

Sin embargo, el interés mediático se ha centrado, por diferentes motivos, en el declive, erosión o empobrecimiento de las clases medias. Hoy se habla de clases medias en el lenguaje popular como en 1789 se hablaba de “pueblo llano”. Es decir, un enorme conglomerado de grupos y capas superpuestas como si fuese homogéneo y de límites claros. Con la crisis, la clase profesional experta (II), vinculada con los sectores más dinámicos, creativos y exportadores, gana ventaja respecto al resto de fracciones más bajas de clase media (III-IV-V en terminología de Goldthorpe). Estos grupos están más atrapados en los sectores maduros, de demanda local y con peores salarios y condiciones laborales. La presunta homogeneidad en el medio queda dualizada y dividida y la cohesión social se rompe por abajo y también por el centro.

Sin embargo, las políticas redistributivas se han de centrar en el 40% inferior de renta que va cristalizando como nueva capa inferior. El 40% de abajo se configura como una nueva clase popular mixta y diversa que fusiona gran parte de la población activa obrera, el precariado interprofesional más joven y el descenso de la fracción empobrecida de clase media. Si utilizamos el índice Palma (porcentaje de ingresos del 10% más rico/40% más bajo), se visualiza la pauta de desigualdad mejor que con el índice Gini y se enmarca el 40% inferior como nuevo gran sujeto social al que dar prioridad.

La tabla comparativa sitúa a España en el grupo de cabeza con más desigualdad 10/40. Y aquí no contamos con un presidente como el norteamericano Barack Obama, que defiende recaudar 320.000 millones de dólares en impuestos a grandes fortunas y bancos, para rebajar 175.000 millones de impuestos a la clase media-media y dedicar el resto a programas sociales redistributivos... hacia el nuevo 40% de abajo.