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Soberanía alimentaria para otro mundo posible

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Marzo 2013 / 1

MARTÍN HERNÁNDEZ MALLORQUÍN

Os escribo como consumidor que intenta ser responsable en sus compras, siempre. He leído hace poco un informe que me gustaría comentaros llamado “Asfixia en el supermercado” (gratuito), que se refiere a lo que se conoce como “soberanía alimentaria”. El texto, coordinado por Gustavo Duch, recopila una serie de reflexiones en el mundo rural donde coexisten pobreza y hambre con empresarios especuladores, o agriculturas sostenibles con monocultivos o  ganaderías supercontaminantes.

Una de las cosas que cuenta el libro, y que llamó mi atención, es que las bandejitas, envases y cápsulas inútiles donde las industrias nos venden el café, las frutas o verduras, etc, producen entre un 3 y un 4% de gases con efecto invernadero. Los datos, de la organización Grain, muestran que si se contabiliza los alimentos que se desperdician, por taras, porque el tamaño no es adecuado, o porque el viaje desde quien produce hasta quien consume es demasiado largo, más los que el mismo supermercado tira porque no se acomoda a sus estándares de venta, y lo que nosotros mismos tiramos cuando se nos pudren los alimentos  en la nevera, cerca de la mitad de la comida que se produce en el mundo se tira. Si cambiáramos el sistema de producción y distribución para no despilfarrar podríamos definitivamente resolver el hambre en el mundo. 

“Es lícito que la compañía Marks & Spencer exija a sus proveedores tirar cuatro rebanadas de cada pan de molde para evitar los bordes? ¿Por qué Japón permite alimentar a sus cerdos con alimentos desechados por los humanos y la UE no? ¿Sabía usted que los pesqueros europeos desechan entre un 40% y un 60% de la pesca debido al tamaño de los peces, a las prácticas predatorias y a las cuotas que rigen los caladeros?”, se pregunta en el texto Gonzalo Fanjul, en referencia al libro Despilfarro, de Tristram Stuart.

Estos son sólo algunos datos que llaman mi atención, y que humildemente creo que deberían llamar la atención de todos. Espero verlos reflejados en una revista como la vuestra, que intenta mostrar que hay alternativas al sistema, tal y como lo tenemos estipulado.

Saludos y suerte en esta iniciativa.