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Los años salvajes de la coca

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Abril 2018 / 57

La serie Fariña retrata con crudo realismo el ascenso y caída de los narcotraficantes gallegos de los años ochenta.

Manuel Lourenzo (Terito) y Javier Rey (Sito Miñanco), en la serie Fariña.

En una de las escenas más impactantes de Fariña, la procesión de la Virgen del Carmen navega por la ría de Arousa con los barcos del narcotraficante Sito Miñanco cargados de cocaína colombiana al ritmo de la canción Galicia caníbal, de Os Resentidos. Es una muestra de la audacia y el descaro con que operaron en los años ochenta los narcotraficantes gallegos, protagonistas de la excelente serie de Atresmedia basada en el libro homónimo del periodista Nacho Carretero. Fariña (harina, en gallego) relata con tremendo realismo cómo el contrabando de tabaco se transformó en tráfico de hachís y cocaína casi en un abrir y cerrar de ojos, cambiando para siempre el tejido social de la comarca. 

La serie arranca con la operación Nécora, la gran redada dirigida por el juez Baltasar Garzón y el fiscal antidroga Javier Zaragoza en 1990,  en la que fueron detenidos los principales capos de la época. Los clanes de Sito Miñanco, Laureano Oubiña y Manuel Charlín habían convertido la ría de Arousa en lo más parecido a la Cosa Nostra siciliana o a la Camorra napolitana que ha habido en España. Los narcotraficantes colombianos encontraron allí una vía  perfecta para introducir su mercancía en Europa, aprovechando la experiencia, los medios y el conocimiento del terreno de los contrabandistas de tabaco. En una zona castigada por el paro y el declive de la industria pesquera, fueron muchas las personas que participaron directamente en el negocio o miraron hacia otro lado cuando el dinero comenzó a llegar a espuertas. 

Pero lo que comenzó siendo una fuente de riqueza acabó teniendo desastrosos efectos sociales. Cientos de jóvenes de la ría de Arousa murieron a causa de la droga, particularmente de la heroína, cuyo consumo se expandió con gran rapidez al calor del dinero fácil. Fueron precisamente las madres de aquellas víctimas quienes comenzaron a movilizarse y a despertar de su letargo a la opinión pública.  

Fariña muestra la connivencia de policías, guardias civiles y dirigentes del Partido Popular con los delincuentes. El que fuera presidente de la Xunta, Manuel Fraga, mantuvo excelentes relaciones con Terito, jefe del cartel de contrabandistas de tabaco, quien militó en el PP y llegó a ser condecorado con la medalla de oro y brillantes del partido. La amistad que tuvo con el narcotraficante Marcial Dorado en aquella época aún persigue al actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de quien se habla como posible sustituto de Mariano Rajoy al frente del partido a nivel nacional. 

Pese a la persecución policial, el negocio de la droga sigue vivo en la ría. Los nuevos narcos son más discretos (nada de exhibición de riqueza como las de Obuiña o Sito Miñanco) y sus técnicas, más depuradas.

Rodada íntegramente en escenarios reales, Fariña consta de 10 capítulos y ha sido dirigida por Carlos Sedes y Jorge Torregrosa. El hecho de que prácticamente todos los actores sean gallegos da una gran credibilidad a la serie. Algunos, como Antonio Durán, Morris, en el papel de Manuel Charlín, o Tristán Ulloa, como el sargento Darío Castro, bordan su trabajo. La serie cuenta también con una excelente banda sonora, compuesta por canciones de grupos gallegos de la época como Os Resentidos, Siniestro Total, Los Cafres y Heredeiros da Crus.

Las heridas que dejó el narcotráfico en Galicia siguen abiertas. Una juez de Collado Villalba (Madrid) decretó en febrero el secuestro cautelar del libro que ha inspirado la serie a petición de un exalcalde de O Grove (Pontevedra) que denunció a la editorial por una supuesta vulneración de su derecho al honor. Una más de las decisiones en contra de la libertad de expresión a las que nos están acostumbrando algunos jueces en los últimos tiempos.