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“Era y es la única forma de arrancar” // Gerard Llorens

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Marzo 2015 / 23

CAMBIO A LA VISTA: La cooperativa SEPRA planea abandonar el régimen de autónomos y acogerse al régimen general

EN LA OFICINA Gerard Llorens pilota un equipo de 18 personas. Foto: ANDREA BOSCH

No existe un autónomo tipo. Durante el boom del ladrillo, un yesero que trabajara como autónomo podía facturar fácilmente 5.000 euros por mes. Y un estudiante que quiera compaginar su formación con un trabajo a tiempo parcial que le suponga medio centenar de euros no tiene manera, al menos hasta ahora, de cotizar de modo parcial, pese al viejo compromiso de los distintos gobiernos con el desarrollo de la parcialidad para determinadas situaciones (un vendedor ambulante, una persona que cuide a un familiar dependiente.) El problema siempre es el mismo: ¿Cómo verificar que se trabaja la mitad de las horas y por ello se puede cotizar la mitad?

Dentro del colectivo de trabajadores por cuenta propia (3,08 millones de personas según la última Encuesta de Población Activa, EPA) sólo constan 24.700 miembros de cooperativas. El derrumbe ha sido total, si se tiene en cuenta que en 2008, el primer año de la crisis en España, la EPA del cuarto trimestre del 2008 contabilizaba 62.400.

Retroceso: los miembros de cooperativas pasan de 62.400 a 24.700 

“Es injusto: arriesgas y generas empleo, pero estás desprotegido”

Una de las cooperativas de trabajo asociado que empezó a andar en el universo de los autónomos es Sepra, que cubre el servicio de prevención en todo el territorio catalán. Hoy acumula ya una docena de años de vida. “Empezar como autónomos fue una cuestión de viabilidad económica. Cuando arrancas es difícil de asumir el pago de un tercio más del sueldo de tus empleados para la Seguridad Social”, explica Guillem Llorens, fundador y director de la sociedad, que ha atendido a más de 50.000 trabajadores.

Hace pocas semanas, Llorens planteó en una reunión con el equipo directivo la posibilidad de hacer un estudio económico para pasar al régimen general de cara al año próximo. “No vi ninguna cara rara en la reunión. Ahora ya hemos ganado cierta envergadura como empresa y podemos afrontarlo, pero ser autónomo es práctica común en los primeros pasos de las cooperativas”, añade el director, que anteriormente, como aparejador, no cobraba del régimen de autónomos RETA sino de una mutualidad, la PREMAAT,en tanto que profesional liberal.

 

JEFE CON MENOS DERECHOS

Llorens siempre ha cotizado por la base mínima, con independencia de los rendimientos de la cooperativa. “Tengo 38 años. Hasta ahora nunca se me ha pasado por la cabeza la jubilación. Y me ocurre lo mismo con la cotización por cese de actividad. Siempre pensé que el negocio iría bien...”, explica. A los trabajadores y socios de más de 40 años, la cooperativa sí les paga una mayor cotización, en función del sueldo real. Sepra no declara por el sistema de módulos, sino por estimación directa. “¿Tanto gano, tanto pago? Sí, estaría bien una cotización progresiva, porque el mundo de los autónomos esconde mucha economía negra, sobre todo en los sectores de servicios y la construcción.”

Un autónomo no mira las horas. Según la EPA, trabaja 7,4 horas más de media a la semana en relación a un asalariado.

Junto a Llorens, trabajan otros 11 socios, de un equipo total de 18 personas. Los asalariados tienen más prestaciones que los socios. Concluye: “Es un poco injusto: arriesgas y generas empleo, y en cambio estás más desprotegido”.