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“Las élites tendrán que aceptar rupturas fundamentales” // Florence Jany-Catrice, profesora de Economía de la Universidad de Lille I

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Enero 2016 / 32

Géraldine Thiry y Philippe Frémeaux

Los críticos alertan de que los nuevos indicadores no deben concebirse como instrumentos marginales para cambiar el modelo de desarrollo

Después de tanto debate y tantas iniciativas, ¿qué? La profesora de Economía Florence Jany-Catrice, de la Universidad de Lille I, alerta sobre el peligro de que los nuevos indicadores sean aceptados sólo como instrumentos complementarios al PIB.

¿Cuál será, en su opinión, el impacto de la ley Sas?

Una de dos, o el Gobierno y el Parlamento aprovechan esta ocasión inédita para iniciar un  auténtico y serio debate parlamentario sobre las debilidades de su soporte lógico económico, basado únicamente en la vuelta al crecimiento; o el Gobierno y el Parlamento hacen el paripé  y siguen entonando esa cancioncilla, bien afinada pero totalmente desgastada, sobre la pareja bienestar individual y crecimiento.

¿Qué le parecen los indicadores propuestos por France Stratégie y el Consejo Económico Social y Medioambiental (CÉSE)?

Ante todo, me alegra que esa iniciativa la hayan tomado France Stratégie y el CÉSE. Además, France Stratégie no ha entrado en la vía de la monetarización a través de la cual los recursos y el patrimonio estarían, implícitamente, al servicio de la economía. Finalmente, los indicadores elegidos sitúan en primer plano el tema de las desigualdades, el ecológico y el del vínculo social.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

Sin embargo, hay sombras que empañan estos puntos, claramente positivos. Entre otras, el hecho de que el cuadro de indicadores del CÉSE sea “complementario del PIB”, y deja a éste su estatus de indicador-guía. También se puede lamentar el modo en que se ha llevado a cabo la concertación: en parte se ha tratado de confirmar las intuiciones de los expertos y de los tecnócratas.

¿Cuáles son los principales frenos para que esos nuevos indicadores se tengan realmente en cuenta a la hora de tomar decisiones políticas en Francia?

El hecho de que en el mundo de la acción pública se desarrolla un mito de poder impersonal dictado por la armonía del cálculo, como dice en su último libro  el jurista Alain Supiot. Las élites económicas exigen que la toma de decisiones funcione según los modelos empresariales, supuestamente apolíticos, que convertirían a los Estados en modernos y eficaces.

Por eso sigue siendo útil el debate sobre otros indicadores de desarrollo, de transición, de riqueza. La utilidad de esos indicadores es múltiple: alegatos y tomas de conciencia, hojas de ruta para modificar las políticas públicas, espacios de debate público... Todo ello lleva a modificar las ideas sobre los males del crecimiento y acerca de la urgencia de actuar sobre el cambio climático, la biodiversidad, la contaminación, las desigualdades... Pero si se quiere cambiar profundamente las prácticas públicas y privadas, en primer lugar son las élites las que deben aceptar rupturas fundamentales: renunciar al crecimiento, reinventar nuevos modelos de desarrollo, volver a seducir este mundo dominado por la economía, transformar las prácticas sociales...

Como ya decía en 2011, si  bien “la elaboración de nuevas cuentas es urgente, hay que pensar conjuntamente para que sean concebidas no como instrumentos marginales o satélites, sino como soportes centrales de nuevos modos de explicar y programar el desarrollo de las sociedades y su desarrollo humano sostenible”. Empezando por el problema de las desigualdades y de la redistribución.