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Pueblos que quieren ser ‘smart’

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Enero 2015 / 21

La transición energética a las energías renovables requiere un pacto para no marginalizar el mundo rural

El Parque Agrario del Baix Llobregat analiza el impacto de las redes inteligentes (en el territorio). FOTO: PARC AGRARI BAIX LLOBREGAT

Las áreas rurales suelen ser la china en el zapato de las grandes compañías de servicios que requieren potentes infraestructuras: ofrecen menos clientes y suponen mayores costes. Este desinterés explica en buena parte el impulso de cooperativas eléctricas locales para cubrir las necesidades del territorio. Ocurrió sobre todo en la Comunidad Valenciana, que agrupa a dos terceras partes de las que existen en todo el Estado.

Cada territorio se espabila como puede, como bien saben los micropueblos. Maria Crehuet, alcaldesa de Ordis y presidenta de la Asociación de Micropueblos de Catalunya, saluda en su web afirmando que la comunicación es lo que más necesitan las localidades de menos de 500 habitantes, frente a su tradicional aislamiento. Ordis impulsa la autosuficiencia energética de la zona mediante energía verde.

Las iniciativas son múltiples. Y no sólo en pueblos tan pequeños. El Ayuntamiento de Centelles ha realizado un esfuerzo importante en los últimos años para desplegar una red de comunicaciones de banda ancha mediante fibra óptica hasta los hogares.

Las redes eléctricas inteligentes –de telecomunicaciones y para generar energía de forma local, descentralizada- son clave en el desarrollo del mundo rural y puede provocar un cambio de modelo económico.

La comunicación es lo que necesitan los pueblos pequeños

Los recursos naturales no están en la ciudad sino en las áreas rurales

“A distintas velocidades, en todo el mundo confluye la reflexión sobre la necesidad de una transición energética desde una era dominada por los combustibles fósiles, que fuerza a pagar una elevada factura energética, a otra renovable”, afirma Pep Salas, presidente del Comité técnico del Congreso Rural Smart Grids. Sala advierte de que esta transición, que la regulación española dificulta, pasa por acercar la fuente de energía al lugar de consumo, y será imposible sin una disminución drástica de éste.

 

EL CAMPO, PATIO TRASERO

La cuestión es que los recursos renovables no se encuentran en la ciudad, sino en las áreas rurales. “Tradicionalmente, la ciudad, consumidora de recursos y genera residuos, ha considerado el mundo rural, origen de los recursos, una especie de patio trasero, pero esta posición resulta insostenible”, añade Salas.

El Congreso Rural Smart Grids, que en noviembre se celebró en Fira de Barcelona, concluyó llamando a un pacto para que la transición energética hacia un sistema basado en energías limpias que tenga en cuenta el mundo rural. En él participaron expertos como Pascal Hardy y James Goodman. Raimón Roda, gerente del Parque Agrario del Baix Llobregat, también analizó las oportunidades de la smart grids o redes inteligentes en el parque.

De la necesidad de un equilibrio territorial se habla poco, y menos aún de cómo pueden integrarse en el medio las tecnologías de energía y telecomunicaciones, debido a su impacto económico y sobre el mismo territorio. La liberalización eléctrica separó la actividad de distribuir electricidad respecto de quien la genera (y también de quien la comercialice). “El problema reside en las infraestructuras de distribución. No vale con imaginar sólo placas solares por todas partes, sino tomar conciencia de que supone transformar el territorio, sembrarlo de líneas”, apunta Salas.