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Armas españolas en Oriente Próximo

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Enero 2016 / 32

La llegada de Pedro Morenés al Ministerio de Defensa en 2011, ha marcado un hito en las exportaciones de armas españolas. Esto ha sido así por un motivo, porque Morenés, antes de ser ministro, había desempeñado diversos cargos en empresas militares y de seguridad (Segur Ibérica, Instalaza y MBDA España), suministradoras habituales de armas y servicios al Ministerio de Defensa, y esto abría expectativas de negocio a las empresas que, tras la llegada de la crisis en 2007, habían visto como se reducían las compras de armas desde Defensa. Tras su llegada al ministerio, Morenés y su equipo, se implicaron a fondo en dar apoyo a las industrias militares españolas en la búsqueda de mercados en el exterior. 

A este respecto, Defensa abrió hasta 37 agregadurías militares en embajadas y consulados para facilitar contactos, firmar protocolos de cooperación militar con otros Estados, promocionar la presencia en distintos foros y ferias de armas a las industrias y ayudar en la negociación de contratos. En definitiva, Defensa ha actuado como un agente comercial al servicio de la industria militar española.

Esta política de ayuda a las empresas militares se ha traducido en que España haya ascendido hasta el sexto puesto en la clasificación mundial de exportadores de armas, según el último anuario sobre militarismo que elabora el SIPRI. Estas exportaciones ascendieron a 3.203 millones de euros en 2014; en 2013, aún fueron superiores y alcanzaron los 3.907 millones. Por delante de España, que exporta el 4% del total mundial, se encuentran en el club de grandes exportadores: EE UU, con el 31%; Rusia, 27%; Francia, 5%; Alemania, 5%;  Reino Unido, 4%.

Defensa ha actuado como agente comercial de la industria militar

Las ventas de armas españolas alimentan los conflictos de Yemen y Siria

 

Estas exportaciones de armas, en su mayoría, han tenido como destino los principales países desarrollados de la OCDE, pero un porcentaje importante ha llegado a manos de países de Oriente Próximo. Si hasta 2013 las exportaciones españolas a países de esta región no fueron muy relevantes —la media entre 2005 y 2012 fue de 33 millones de euros—, a partir de 2013 se dispararon hasta 1.378 millones, el 35% del total; y en 2014, 511 millones, el 16%, pero si añade Turquía, país no situado en esa área geográfica, pero sí fronterizo e involucrado en los conflictos de la región, entonces suman 736 millones y fueron el 23% del total.

En esta región, las exportaciones más relevantes han tenido como destino Arabia Saudí  (293 millones, un avión de reabastecimiento y municiones), seguido de Turquía (243 millones, dos aviones de transporte), Egipto (108 millones, cuatro aviones de transporte y componentes), Omán (65 millones, un avión de transporte y componentes) y Bahrein  (40 millones en munición antiaérea). 

Las armas españolas han llegado también a países con un índice de desarrollo humano bajo y medio. En 2014 ascendieron a 318 millones de euros, el 10% de las exportaciones totales de ese año. Es decir, países empobrecidos que han recibido material militar español que ha ido en detrimento del desarrollo humano de su población.

Todas estas exportaciones pueden considerarse ilegales si nos atenemos a la ley española que regula el comercio de armas y la posición común de la Unión Europea, que obliga a todos los países miembros a cumplirla. Esa posición común explicita ocho razones para no vender armas, en este caso debido a la situación de inestabilidad, la violación de derechos humanos y los conflictos existentes en la región, y en concreto, por la influencia regional de los países receptores de armas como Arabia Saudí, Qatar, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, que dan apoyo a grupos insurgentes en el conflicto de Siria y en otros países como Libia, Egipto y Yemen.

Oriente Próximo es, sin duda, la región con más conflictos abiertos del planeta y de donde surgen los agravios que alientan los ataques yihadistas, tanto en los propios países árabes y musulmanes como en Occidente. Esas ventas de armas españolas  en la región, como también la de otros muchos países de la UE, alimentan de manera directa los conflictos de Siria y Yemen, donde es sabido que la mayoría de los países mencionados están implicados y facilitan ayuda militar a las partes enfrentadas. 

Estas exportaciones indican la pésima gestión de la ley de comercio de armas por parte de la  comisión interministerial que aprueba las exportaciones de armas españolas, puesto que permiten exportaciones a países que violan las condiciones impuestas en la posición común de la UE y explicitadas en la ley. En definitiva, la comisión interministerial favorece los intereses de las industrias militares españolas por encima del respeto a los derechos humanos.

 

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