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Objetivo: llenar la España vacía

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Diciembre 2017 / 53

Despoblación: Tras décadas de abandono y silencio, el medio rural reclama en voz alta medidas urgentes para frenar su declive.

Vilafamés, pueblo de la comarca de la Plana Alta, en Castellón. FOTO: RAQUEL LIZ LOPEZ

Las políticas desarrollistas que caracterizaron la segunda mitad del franquismo trajeron consigo un rápido crecimiento de las clases medias y salvaron del hambre a millones de familias españolas, pero lo hicieron a un precio altísimo que pagaron sobre todo las zonas rurales. Promovido desde el poder político y económico de la época, el éxodo masivo hacia las ciudades dejó prácticamente vacías muchas comarcas del interior del país y condenó a la desaparición a centenares de pueblos. Una vez recuperada la democracia, los esfuerzos de los sucesivos gobiernos por revertir la tendencia han fracasado. 

El 1960, recién iniciado el despegue económico tras dos décadas de autarquía posteriores a la Guerra Civil, casi la mitad de los españoles vivían en el medio rural. Hoy son apenas una quinta parte, y el campo sigue perdiendo población a un ritmo de siete personas a la hora. Según datos de la Federación Española de Municipios y provincias (FEMP), unos 4.000 pueblos —casi la mitad de los  municipios existentes en España— corren el riesgo de desaparecer a medio o largo plazo.

 

Los pueblos siguen perdiendo gente

La mitad de los 8.124 municipios que hay en España  corren  el riesgo de desaparecer  a corto y  medio plazo.

Soria es quizá el mejor ejemplo del fenómeno. La provincia, que llegó a tener 165.000 habitantes en 1940, hoy supera por  poco los 90.000, de los cuales la mitad viven en la capital. Soria es la provincia menos poblada de España y una de las zonas de Europa con menor densidad de población. Un solo dato define la gravedad de la situación: en el año 2016 la provincia registró casi la mitad de nacimientos (626) que de defunciones (1.215). 


Una vida más tranquila

La historia se repite en Cuenca, Teruel, Burgos, Zamora, Ávila y otras provincias de La España vacía, término acuñado por el escritor Sergio del Molino en su libro homónimo (Turner, 2016) y que, aunque no gusta a todos, está arraigando rápidamente. ¿A dónde ha ido toda esa gente? La gran mayoría de los llamados desertores del arado y sus descendientes acabaron trabajando en las fábricas y los servicios en Barcelona, Madrid, Zaragoza y Bilbao. Son muchos los habitantes de esas ciudades que ahora se preguntan si merece la pena seguir viviendo en ellas y si es posible disfrutar de una vida más tranquila, más próspera y más saludable en los pueblos que abandonaron sus padres o abuelos. 

Bajo el título de Presura, término utilizado en la Edad Media para referirse a la repoblación de tierras abandonadas, Soria acogió a finales de noviembre la I Feria Nacional para la Repoblación de la España Vacía. Representantes de ONG, políticos, economistas y ciudadanos concienciados se dieron cita en el espacio de coworking El Hueco para explorar maneras de fomentar el crecimiento económico en el mundo rural y detener la fuga de talento. La principal conclusión es que la tarea se presenta muy difícil tras años de abandono y políticas fallidas, pero la sola constatación de que hay gente dispuesta a luchar por ello invita a cierto optimismo. 


La clave es el empleo
 

La lista de tareas pendientes es larga y variada. Van desde la oferta de vivienda para los nuevos pobladores, la mejora de la asistencia sanitaria y la construcción de infraestructuras hasta los incentivos fiscales,  la conexión a Internet de banda ancha y las ayudas a que las mujeres se queden en el medio rural. La palabra clave es, sin embargo, empleo. “La despoblación es principalmente resultado de la falta de trabajo”, afirma Ángel Guerra García, vicepresidente de la Diputación de Burgos. “Allí donde hay empresas no hay despoblación”. 

Algunos, como la eurodiputada socialista Iratxe García, creen imprescindible un pacto de Estado por la sostenibilidad del medio rural. Antonio López Calvín, presidente de la ONG soriana Cives Mundi, es partidario de aprovechar la reforma constitucional que reclaman algunos partidos para poner la repoblación del mundo rural en un lugar preferente de la agenda política. “Si, como algunos plantean, es preciso reformar la Constitución para encajar las singularidades de los diferentes pueblos que conforman España”, sostiene López Calvín, “pedimos que se incluyan en esa reforma medidas de solidaridad y de discriminación positiva a los territorios despoblados”. 

Las políticas para frenar la despoblación han fracasado

El medio rural pierde siete personas cada hora

El éxodo a la ciudad es ante todo resultado de la falta de trabajo

Francés Boya, ex síndico de Aran y actual secretario de Montaña del Comité Ejecutivo del PSOE, pone el ejemplo de Francia, donde las leyes reconocen desde hace años al medio rural como bien de interés general. Boya considera esencial cuantificar la aportación inmaterial que el mundo rural hace al país en su conjunto, desde el cuidado de los ríos y de los bosques hasta la preservación de las tradiciones y las señas de identidad cultural. “Hay que dejar claro y con contundencia que España no sería España sin sus zonas rurales”, afirma. 

 

Ejemplo de éxito
 

También hay consenso en torno a la necesidad de combatir la idea de que en el pueblo sólo se quedan los fracasados, aquellos que no sirven para nada más. “Los estudiantes tienen obsesión por abandonar el pueblo y los padres les empujan a ello”, explica la decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de Soria, Blanca García Gómez.  “Es una cuestión cultural que debemos abordar desde la infancia y en el seno de las familias si queremos cambiar esa mentalidad”.

San Pedro Manrique, en el extremo nororiental de Soria —una de las zonas de la provincia más afectadas por la despoblación—, es una muestra de que no todo está perdido. Gracias al turismo rural, las energías renovables y la fabricación de embutidos, el pueblo ha pasado de tener 449 habitantes en 1990 a casi 600 en la actualidad, en buena parte como resultado de la llegada de  jóvenes inmigrantes procedentes de Argelia, Bulgaria y Ecuador. La escuela, que tenía sólo 34 alumnos hace dos décadas, ahora tiene más de 100. “Hoy la gente considera que quedarse en el pueblo es un éxito”, afirma el ex alcalde de la localidad y actual presidente de la Caja Rural de Soria, Carlos Martínez Izquierdo. “Hemos demostrado que no somos ni de segunda ni de tercera división. Somos un pueblo atractivo, con sanidad, educación y actividades culturales”. Las claves del éxito, según él, son haber proporcionado empleo de calidad, sobre todo a las mujeres, una vivienda digna y una buen colegio a los hijos de los recién llegados. 

Algunos reclaman un pacto de Estado para salvar el medio rural

Es preciso combatir la idea de que sólo se quedan los fracasados

Las mujeres sufren especialmente la falta de oportunidades

La despoblación de las zonas rurales españolas tiene rostro de mujer, pues son ellas las que más sufren las dificultades para encontrar trabajo y la falta de oportunidades para el desarrollo personal. Raquel Sáenz Blanco es de las que ha decidido resistir. Empresaria ganadera y de turismo rural, es alcaldesa de Jalón de Cameros (La Rioja) desde hace casi veinte años y diputada regional por el Partido Popular. “Lo primero es convencer a nuestros hijos de que el medio rural tiene futuro”, señala. “Antes los padres empujaban los hijos a irse para no vivir en condiciones tan duras y se quedaba el que no valía, pero esa mentalidad está cambiando: hoy, el que se queda en un pueblo puede disfrutar de la vida tanto como alguien de ciudad”. 

Como mujer y política rural, Sáenz Blanco ha encontrado muchas piedras en su camino. “La gente no quería una mujer joven como alcaldesa”, recuerda. “Muchos creían que en realidad mandaría mi padre o mi abuelo. He tenido que hacerme un escudo para que me respeten y me escuchen”. La alcaldesa no oculta su frustración por no haber logrado atraer inversiones para crear puestos de trabajo y evitar que la gente siguiera marchándose a Logroño. Durante su mandato, el número de habitantes se ha reducido de 58 a 18.


Huir del victimismo

Quienes luchan por salvar sus pueblos coinciden en que es necesario cambiar la imagen de soledad, tristeza y pobreza que con frecuencia transmite la España vacía. José Luis Soro Domingo, presidente de la Chunta Aragonesista y consejero del Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón, subraya también la necesidad de huir del victimismo y dejar atrás los agravios: “Debemos enviar el mensaje positivo de que en las zonas rurales se puede vivir bien y formar una familia. Hay que poner en valor los recursos, hablar de repoblación más que de despoblación”. En palabras de López Calvín, de Cives Mundi, “es preciso convencer a los milenials y a todo emprendedor que busque un lugar para invertir de que el medio rural mola”.

 

La tecnología, una aliada

Una reclamación generalizada entre quienes luchan por revitalizar la economía de las zonas poco pobladas es tener una conexión a Internet de calidad que haga posible el teletrabajo. Gracias a la economía digital, hoy se pueden ejercer muchas labores desde cualquier sitio. “La gran aliada de los territorios que están despoblándose es la tecnología”, afirma José Antonio Herce, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). “Es innoble que no haya banda ancha en los lugares alejados de las grandes ciudades”. 

La empresa Aceros de Hispania ha salido adelante desde Castelserás (Teruel) vendiendo por Internet cuchillos, navajas, espadas y pistolas de aire comprimido en todo el mundo. Para su fundador y director, Ricardo Lop, el medio rural puede ser más competitivo que la ciudad si se saben aprovechar sus menores costes en alquileres, salarios y logística. “Nosotros estamos más cerca de Alemania que los madrileños o los andaluces y eso abarata nuestros gastos de transporte”, señala. “Para salir adelante hay que explicar bien tu producto y llegar al mayor número de gente posible al menor precio posible”, añade el empresario aragonés. 

Otros habitantes de la localidad han seguido su ejemplo y han convertido a Castelserás en un pequeño centro de comercio online desde el que se venden, entre otros muchos artículos, tóners de tinta, repuestos para fotocopiadoras, juguetes y material escolar. Gracias a ello, el pueblo ha logrado mantener su población en torno a los 800 habitantes desde principios de siglo. En opinión de Lop, compartir conocimiento entre personas que están trabajando en distintos terrenos es fundamental. En su pueblo lo hacen en el bar, frente a un café. 

 

Incentivos fiscales

Un instrumento importante a la hora de atraer nuevas empresas y pobladores al medio rural es la política fiscal. Alain Cuenca, profesor de la Universidad de Alcalá, es partidario de aplicar medidas de discriminación positiva para los pueblos. “Nos equivocamos si centramos la estrategia en bajar impuestos”, sostiene Cuenca. “La clave está en racionalizar el gasto y eliminar normas que obstaculizan el emprendimiento”. El inspector de Hacienda Juan Luis Sendín, por su parte, sí es partidario de que los ayuntamientos, las comunidades autónomas y el Estado bajen los impuestos a quienes inviertan en el medio rural. En su opinión, se pueden combinar deducciones en el IRPF, rebajas del IBI o bonificaciones de la Seguridad Social para las empresas que creen empleo indefinido y se radiquen en determinadas comarcas. 

En Francia, la ley reconoce al campo como bien de interés general

Una demanda general es la conexión a Internet de banda ancha

Los pueblos ven pasar el AVE sin disfrutar de sus beneficios

Si hay un agravio que irrita especialmente a los habitantes de las zonas más despobladas, es la política ferroviaria. El modelo elegido por los gobiernos de la democracia, sustentado casi exclusivamente en la alta velocidad, ha perjudicado al mundo rural al relegar a un segundo plano los trenes regionales. Según cifras de la Coordinadora Estatal en Defensa del Ferrocarril Público, Social y Sostenible, el 70% de las inversiones en infraestructuras ferroviarias efectuadas en los últimos veinte años se ha destinado al AVE, utilizado únicamente por el 4% de los usuarios del tren. Este proceso de desmantelamiento del ferrocarril, sostiene la Coordinadora, contribuye al incremento de la desigualdad social y territorial: “El AVE sólo conecta grandes ciudades con Madrid, frente a un modelo de tren, mucho más asequible, mayoritario y socialmente rentable, que puede conectar en una misma red tanto a ciudades grandes como pequeñas, a las comarcas y al mundo rural”. Como una metáfora de los tiempos que les ha tocado vivir, la gente de los pueblos ve pasar el AVE sin disfrutar de sus beneficios.

 

Luchadores por mantener vivo el campo

 

Abraza la tierra

Esta asociación con sede en Segovia aglutina desde 2004 a una veintena de grupos de acción local en Aragón, Castilla y León, Madrid y Cantabria que decidieron afrontar juntos el problema de la despoblación. Su principal labor es la intermediación entre quienes quieren abandonar la ciudad y los habitantes de los pueblos. En las oficinas de su red se informa, asesora y presta apoyo a los nuevos pobladores/emprendedores, tratando de conjugar sus necesidades personales y empresariales con los recursos disponibles en el entorno. María del Mar Martín, una de sus socias, explica que para devolver a las personas al entorno rural es imprescindible un acompañamiento. “Se necesita un medio, una vivienda, buscar un encaje entre las necesidades de las personas y los pueblos. La realidad nos muestra que es posible”, señala. La labor de Abraza la tierra está, sin embargo, sembrada de obstáculos. “Lo tenemos todo en contra”, dice Martín. “No hay políticos para facilitar el proceso; hay trabas por parte de las autoridades y de las poblaciones locales, pero también hay leyes de sanidad y educación que no tienen en cuenta el entorno rural”. 

 

Aviñante de la Peña, localidad del norte de la provincia de Palencia. FOTO: C.C.

 

Radio Valdivielso

“El poder de lo pequeño” es el lema de esta emisora rural, fundada hace casi quince años por una asociación cultural en el valle de Valdivielso, en la comarca de las Merindades, al norte de la provincia de Burgos, con 14 pueblos y un total de 450 vecinos. El objetivo de la asociación es “recuperar la dignidad del medio rural y transmitir a sus habitantes que el envejecimiento, la despoblación y el olvido institucional que en ocasiones padecen son causas contra las que se puede y se debe luchar con vehemencia”. Su principal  fuente de financiación son las aportaciones de los socios.

 

El Hueco

Los espacios de coworking se han convertido en plataformas ideales para lanzar proyectos de desarrollo rural y crear empleo de calidad. Fundado hace cinco años por la ONG Cives Mundi, El Hueco da cobijo en Soria capital a 17 empresas sociales en las que trabajan alrededor de un centenar de personas. Entre ellas destaca Huertos de Soria, que distribuye productos cultivados en la provincia y da empleo a personas en riesgo de exclusión, y La Exclusiva, que reparte en una furgoneta alimentos por los pueblos menos poblados de la provincia y que ya ha extendido sus servicios a Burgos. Su directora, Victoria Tortosa, estudia la posibilidad de seguir creciendo en otras zonas de Castilla y León, Teruel y Cuenca, con el modelo de franquicia social  ya probado en Francia y EE UU. 

 

Asociación Ábrego

Esta entidad sin ánimo de lucro con sede en Burgos capital está formada principalmente por jóvenes —la edad media de sus socios ronda los veintiocho años— que han unido fuerzas para dar a conocer los atractivos y ventajas del medio rural como lugar para vivir. Entre sus integrantes hay gente con formación muy diversa: de trabajadores sociales, ingenieros de montes y licenciados en Empresariales a animadores culturales, diseñadores gráficos y especialistas en comunicación. La asociación organiza periódicamente jornadas formativas sobre multitud de disciplinas: bioconstrucción, botánica, horticultura urbana y ecológica, teatro social... y otras actividades. Una de las socias, Astrid Henmark, explica que hay muchos jóvenes urbanos que, hartos de la precariedad en el empleo, quieren cambiar de vida en el campo. “Nosotras damos herramientas a gente que quiera lanzar sus propios proyectos en las zonas rurales”. Los ingresos de la asociación proceden de cuotas de socio, de actividades de merchandising y de subvenciones.

 

Senderos de teja

Esta empresa social fue fundada por un grupo de jóvenes empeñados en seguir viviendo en el medio rural. El propósito de sus cinco integrantes es mantener los pueblos vivos de forma sostenible ayudando a crear empresas adaptadas a las particularidades de cada territorio, además de generar un impacto social positivo mediante el asentamiento de población y la organización de actividades dirigidas a los habitantes del lugar. Su sede social se ubica en Calcena, un pueblo de la comarca del Aranda (Zaragoza) con 20 habitantes, casi la mitad de los cuales viven gracias al desarrollo del territorio que ha gestionado Senderos de Teja. Entre otros servicios, ofrecen a empresas la posibilidad de desplazar por unos días a los pueblos a un grupo de empleados para que teletrabajen desde allí y al mismo tiempo tengan una inmersión en el mundo rural y colaboren voluntarios en el desarrollo del territorio. 

 

El poder de lo pequeño

A lo largo y ancho de la España vacía hay gente empeñada en demostrar que es posible frenar el éxito en la ciudad y tener una vida plena en el medio rural.