Filmar la vida en tiempos de Uber
En su última película, Ken Loach explora la vida cotidiana de una pareja de trabajadores uberizados: Ricky, repartidor, y Abby, ayuda a domicilio con un contrato “cero horas”. Entrevista con un cineasta que a los 83 años tiene la energía incólume.
¿Por qué ha elegido usted el oficio de repartidor para mostrar cómo la autonomía que se promete al denominado falso autónomo es una trampa?
Ken Loach: Muchas de las historias que escuchamos mientras estábamos escribiendo el guion implicaban a los repartidores: su profesión es especialmente vulnerable. No queríamos rodar dentro de un centro de distribución porque hubiera exigido un disponer de un espacio inmenso que hubiera superado el presupuesto con que contábamos. Y la ventaja de un repartidor es que circula, encuentra a todo...