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¡Actuén ya! // Una economía alternativa para vivir mejor

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Febrero 2014 / 11

Cinco prestigiosos economistas presentan un manifiesto global para recuperar nuestras economías y salir de la crisis.

La incapacidad para estabilizar la economía mundial tras más de seis años de crisis financiera ha puesto de relieve que “el neoliberalismo ha fracasado”. Esto es lo que sostienen cinco destacados economistas, críticos con las políticas convencionales, en ¡Actúen ya!, que recoge sus análisis individuales y un manifiesto global. A diferencia de muchas obras centradas en explicar las causas de la crisis, el aspecto dominante de este clarificador libro son sus propuestas concretas: “Hay que evitar un retorno al nacionalismo y a la rivalidad entre naciones. Hay que reforzar la cooperación internacional” y, sobre todo, “¡Es imprescindible poner fin a la austeridad fiscal!”.

¡Actúen ya!
H. Flassbeck, P. Davidson, J. K. Galbraith, R. Koo y J. Ghosh Deusto, 2013
175 páginas
Precio: 18,95 €

Los autores son investigadores de larga trayectoria: Paul Davidson, keynnesiano de referencia; James K. Galbraith, continuador de la obra de su padre y especialmente crítico con la desregulación financiera; Heiner Flassbeck, contrario a las políticas de recuperación basadas en salarios bajos; Richard Koo, estudioso de la economía japonesa y fustigador de la austeridad fiscal, y la economista india Jayati Ghosh, experta en políticas de desarrollo. El manifiesto colectivo sostiene que cinco años después del comienzo de la crisis financiera “aún no se vislumbra la recuperación”. Creen, por lo tanto, que “ha llegado la hora de cambiar totalmente el rumbo de las políticas económicas”.

En materia bancaria, el manifiesto postula que “los gobiernos deben limitar drásticamente el poder de los mercados financieros”. Su apuesta pasa por eliminar los productos financieros peligrosos. En este sentido, piden la creación de un organismo de control público que “admita nuevos productos financieros solo cuando estos generen un beneficio para la sociedad”. Sugieren en este sentido una práctica similar al control de productos farmacéuticos potencialmente peligrosos.

En los mercados de trabajo de los países industrializados, los autores creen que es necesaria su reforma “con vistas a hacerlos menos flexibles, no más”. Proponen un papel activo de los gobiernos en las negociaciones salariales con directrices para vincular los salarios a la productividad.

El manifiesto señala que hay que replantearse íntegramente el papel de la política monetaria, que “debe responsabilizarse de la inversión y del empleo”. En materia de política fiscal, los cinco expertos sugieren que hay que emplear todo su potencial para “contrarrestar el riesgo de una nueva recesión”. Así, proponen medidas fiscales de estímulo económico financiadas con deuda, tal como se concibe ahora en Japón.

En su capítulo personal, James K. Galbraith, inspirándose en las instituciones creadas en el New Deal y Great Society en Estados Unidos, el hijo del que fuera el mejor divulgador de la economía del siglo pasado sugiere reforzar los sistemas públicos de seguridad social, una mayor protección a la familia, un mejor acceso a la educación y “subir el salario relativo a los trabajadores peor pagados”. Para Europa, un seguro de desempleo común y una Unión Europea de Pensiones, que ofreciera un criterio mínimo de jubilación común en toda Europa. Como se ve, justo todo lo contrario de lo que estamos viendo en España.

El profesor Paul Davidson explica que la trayectoria de la economía no es igual que la de los planetas de la mecánica celeste de Newton, en los que todos los movimientos están determinados por leyes naturales atemporales, como defendían los economistas clásicos y sus sucesores con la teoría de “las expectativas racionales”. Para ellos, la mejor receta era no actuar (laissez-faire). Es decir, el mercado se autorregulaba solo. Davidson explica, sin embargo, que en economía no se puede predecir el futuro y unas políticas gubernamentales pueden mejorar el desarrollo económico.

UN PROGRAMA PARA LA ECONOMÍA GLOBAL: El manifiesto propugna la adopción de medidas urgentes para reactivar la economía global. Los autores abogan por reforzar la cooperación internacional.

En 2008, el propio ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, presentó su mea culpa al admitir que había sobrestimado la capacidad de los mercados financieros para asignar fondos eficientemente.

El alemán Heiner Flassbeck insiste en que los salarios no determinan el empleo. En su opinión, la “estrecha relación entre crecimiento, empleo e inversión contraviene la convicción de que se puede crear un número considerable de puestos de trabajo sin un volumen importante de inversión y un aumento de la producción”.

Para Richard Koo, una política fiscal expansionista es indispensable en una situación en la que todos los sectores privados pretenden mejorar sus balances reduciendo su deuda o su participación en la actividad económica. Por tanto, “el Estado debe adoptar el papel de consumidor e inversor de última instancia”.

La economista india Jayati Ghosh, por su parte, propugna un cambio del marco económico internacional con un mejor control y regulación de los flujos de capital y una organización y funcionamiento más democrático orientado a las personas.