Te quedan 2 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

El delito de ser pobre // Los pobres ya son también sospechosos

Comparte
Pertenece a la revista
Mayo 2014 / 14

En el nuevo modelo de gestión de la marginalidad, los pobres son potenciales delincuentes.

El delito de ser pobre 
Albert Sales i Campos 
Icaria Editorial, 2014. 76 páginas. 
Precio: 7,5€

Esta es la conclución a la que ha llegado el politólogo y sociólogo Albert Sales tras analizar los efectos que la recesión económica está teniendo en este campo.

Desarrolla esta idea, con datos y ejemplos, en un corto pero demoledor alegato que responsabiliza a la política de austeridad impuesta desde Bruselas y aceptada por los gobiernos central y autonómicos españoles del deterioro social que sufrimos. Las sucesivas reformas laborales que se han ido aprobando en los últimos años tienen, también, su parte de responsabilidad en que, hoy, el 12% de la población española viva en hogares por debajo del umbral de la pobreza y que el hecho de tener trabajo no garantice que se supere ese umbral.

Sales descubre que la “nueva pobreza” que afecta a personas procedentes de la clase media no es fruto solo de la crisis económica, sino que ya empezó a desarrollarse con la reconversión industrial de los años ochenta. Y denuncia que se utilice el sistema penal para el control y la represión de las personas en situación de marginalidad. En marzo de 2012, el pleno municipal de Valladolid prohibió la mendicidad bajo la amenaza de sanción de 3.000 euros.

En Albacete, Alicante, Alcalá de Henares y Ciudad Real, según recuerda el autor, se han aprobado medidas similares. Barcelona intentó sancionar a la gente que dormía en la calle, pero tuvo que renunciar a ello por lo absurdo de la misma.

No es, pues, con sanciones ni con la criminalización de la pobreza como se debe afrontar ese problema, concluye Albert Sales, sino con otro modelo de gestión de la sociedad y, más en concreto, de la marginalidad.