Te quedan 0 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Los dos mayores jarrones chinos rompen a reñir a los suyos a derecha y a izquierda

Comparte
Pertenece a la revista
Enero 2014 / 10

Bajen los impuestos sin demora, clama Aznar. Crean en  la generación de riqueza de una vez, alerta González. Mollejas al contrario, sí. Pero también a los de casa. 

En momentos de fragilidad para Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, la alargada sombra de José María Aznar y Felipe González se ha proyectado sobre quienes encabezan el Gobierno del PP y el PSOE. La presentación de memorias y reflexiones de ambos ex presidentes ha servido de tarima para calibrarles, y ya hemos visto que sin entusiasmos. Aznar, con su tono bravucón, juzgando al Rajoy que prefiere (el que afirma que “la unidad de España no es negociable”, antes que cuando se pronuncia acerca de la decisión de Estrasburgo sobre la doctrina Parot diciendo: “Hoy llueve mucho”). Y González, desde su nube, entre viaje y viaje, dejando caer aquello de que “Rubalcaba es la mejor cabeza política de España”... con “crisis de liderazgo”.

Pasado el canutazo de las primeras presentaciones, resulta un ejercicio interesante leer en paralelo los libros de ambos ex dirigentes, El compromiso del poder y En busca de respuestas, editados por Planeta y Debate, respectivamente. Ya sabíamos de sus ideas, personalidades y estilos diametralmente opuestos, pero es curioso cómo, a través de textos igualmente antagónicos, de algún modo conectan en un grito de alerta y recetas propias para evitar lo peor. Para Aznar, el sueño de una España va bien II con impuestos bajos y finanzas públicas saneadas (cero mea culpa sobre la España va bien I). Para González, crecer, redistribuyendo, y cambiar el chip de la pasividad emprendedora.

En busca de respuestas
Felipe González
Debate, 2013
256 páginas Precio: 19,90 €

Sin pelos en la lengua, convertidos ambos ex dirigentes en ciudadanos del mundo que departen en cualquier capital con amigos ex presidentes, y ambos asesores o consejeros del influyente lobby eléctrico, sí existe una diferencia. Quien espere un atisbo de autocrítica en El compromiso del poder mejor que se busque otro libro. El de Aznar es el relato de un político que saca pecho por la superación de la división en familias del centro derecha español, por desmontar “el tópico de que España era por definición o naturaleza de izquierdas” y por lograr un vínculo supuestamente privilegiado con EE UU haciéndose respetar en Europa a golpe de rigidez negociadora.

No pierde ocasión de insistir en el pasmo de los socialistas, sobre todo ante el rotundo triunfo del PP en 2000, y les atribuye la resurrección de las dos Españas como reacción “a la desesperada”.

Quién sabe si González alude a esa sorpresa en esta frase de su libro. “Cuando un proyecto político cambia la realidad para mejorarla, nos encontramos a líderes que mantienen su discurso como si esa realidad, que han contribuido a cambiar, fuera la misma. Viven atrapados en una propuesta que ya se ha realizado y pierden la atención de los ciudadanos, que ya viven otra realidad distinta”. El socialista insiste en que un buen líder “debe saber irse” y lamenta haber fallado en el compromiso de “hacer más líderes” (admite que no supo preparar su sucesión, carencia que hoy desea reparar expandiendo su “pasión redistribuidora” ayudando a impulsar “iniciativas que resuelvan problemas”). Desliza que erró al prometer 800.000 empleos (sin cifra). 

ALERTAS Y RECETAS: En las memorias de Aznar no hay atisbo de autocrítica, González se mete con los progres dogmáticos y lamenta no haber ayudado a formar a otros líderes

Pese a las críticas a una economía tomada por las finanzas y a un mercado sin reglas, González se muestra duro con la izquierda. Le exige un “cambio de mentalidad” para que entienda que generar empleo va unido a la generación de riqueza y al empresario. “Una parte de la izquierda cree que con repartir lo que hay todo se arregla”, aunque “termine repartiendo miseria”, pincha. A la derecha la ataca por no redistribuir beneficios. La solución, concluye, es “crecer redistribuyendo”.

El compromiso del poder
José María Aznar
Planeta, 2013
376 páginas Precio: 22,50 €

Los diarios de Aznar del 11-M que incluye en su libro no tienen desperdicio. No solo porque justifican la actitud del Gobierno (mantener abierta la autoría de de ETA hasta las elecciones) en informes de unos servicios de inteligencia (CNI) que no descubrieron la pista jihadista, sino, sobre todo, porque, en los días previos al atentado, antes de desesperarse con “la infamia más cruel y negra”, confiesa: “Mi preocupación por la marcha general de las cosas aumenta” (1-M). “Estoy preocupado por cómo van las cosas. Creo que perdemos gas. Los sondeos así lo reflejan, pero eso me importa poco (6 y 7-M). “Hoy comienza la recta final de la campaña. La impresión es que vamos hacia abajo (...) Tengo la impresión de estar encerrado y sin hacer nada en la campaña. Creo que las cosas no van bien y me muerdo los puños pasando horas aquí dentro” (10-M).