Te quedan 0 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

El gato cuántico

Comparte
Pertenece a la revista
Mayo 2015 / 25

Periodista

La economía europea, y muy especialmente la española, ha entrado en una fase cuántica. ¿Recuerdan la paradoja de Schrödinger? Dice que si ponemos un gato en una caja que contiene un mecanismo letal que sólo el gato puede activar, y luego cerramos la caja, al cabo de un rato el gato está vivo y está muerto. Puede que haya activado el mecanismo o puede que no lo haya hecho. Esto suena a idiotez completa, pero es una forma de explicar una propiedad de los electrones, la superposición, según la cual un electrón parece estar en dos lugares al mismo tiempo. La superposición se acaba cuando miramos el electrón a la cara. Esa observación altera el teórico equilibrio cuántico y nos dice si el electrón está aquí o allá.

La superposición se acaba cuando miramos al electrón a la cara

Somos a la vez explotados y privilegiados

Lo mismo ocurre con el gato: sólo cuando abrimos la caja y abandonamos la teoría sabemos si está vivo o muerto.  Fíjense en la economía. Los restaurantes más caros están llenos, pero también lo están los comedores de beneficencia. La producción crece un poquito y ese poquito es suficiente para que las grandes empresas generen beneficios jugosos, pero no lo es para crear empleo por encima de la precariedad y los sueldos de miseria. El mercado inmobiliario empieza a reactivarse, pero no amainan los desahucios. La corrupción e ineptitud (o mala entraña) de nuestros dirigentes nos hace sentir profundamente desgraciados; el Mediterráneo, sin embargo, se traga a miles, y miles, y miles de africanos y asiáticos que pagan fortunas y se juegan la vida en travesías atroces para gozar de la corrupción e ineptitud de nuestros dirigentes, de nuestros empleos mal pagados y de nuestros comedores de beneficencia.  La economía va bien y va mal. Somos a la vez explotados y privilegiados. Vivimos en el mejor de los mundos posibles y en el peor de los mundos posibles. La economía se ha hecho cuántica.  Por el momento, tenemos una certeza: aquí hay gato encerrado. Sólo abriendo la caja podríamos saber si el gato está vivo o muerto.