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Prueba y error

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Septiembre 2016 / 39

Richard Feynman fue uno de los grandes patriarcas de la física teórica en el siglo XX. Sobre otras cosas sabía más o menos lo que todo el mundo, es decir, poco, pero los puntos de vista de un cerebro privilegiado siempre resultan interesantes. Feynman pensaba que los sistemas liberales habían surgido para aplicar en la política el sistema de investigación científica, que, como se sabe, consiste en una sucesión infinita de pruebas y errores: “La idea de que nadie sabía realmente cómo hacer funcionar un gobierno llevó a la idea de que teníamos que preparar un sistema mediante el cual se pudieran desarrollar nuevas ideas, probarlas y desecharlas para aportar nuevas ideas”.

En política y economía se suele trabajar con un reciclaje de ideas viejas

El BCE imprime euros con la fiebre de un yonqui en abstinencia

“Las ideas más extrañas funcionan a veces”, avisó el físico Feynman 

Feynman era demasiado optimista: en política, como en economía, no suele trabajarse con ideas nuevas, sino con un reciclaje de ideas antiguas. Hace más de cincuenta años, la llamada Escuela de Chicago retomó las teorías de Friedrich Hayek y estableció que el exceso de dinero en circulación y los tipos de interés bajos creaban inflación y frenaban el crecimiento. Esa idea se convirtió en dogma. Pero ahora mismo el Banco Central Europeo imprime euros con la fiebre de un yonqui en abstinencia, los tipos de interés tienden a cero y, sin embargo, la Unión se mueve por territorios deflacionarios. Tampoco hay crecimiento pese al endeudamiento público, lo cual deja fuera de juego las teorías keynesianas. Las reglas económicas ortodoxas han dejado de funcionar.

Todo hace temer que llega el momento de otro gran reciclaje. Las fronteras, un fenómeno del siglo XIX, vuelven a levantarse. Los aranceles, el freno a la inmigración y el repliegue hacia eso tan raro y decimonónico que llaman “identidad nacional”, cosas que parecían enterradas para siempre, atraen cada vez más a las poblaciones europeas. Feynman, padre de la física cuántica y maestro de la incertidumbre, dejó dicho que “las ideas más extrañas funcionan a veces”. Estamos en ese punto.