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Reconversión // Mascarillas manteras contra la covid-19

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Mayo 2020 / 80

Vendedores ambulantes de Barcelona producen 500 unidades diarias, además de batas y gorros quirúrquicos en su tienda Top Manta.

Grandes empresas y bancos han hecho públicos importantes recortes de los sueldos de la alta dirección para donar dinero y material sanitario a hospitales en el combate contra el coronavirus. En los proyectos más humildes no hay retribuciones astronómicas que recortar, pero sí muchas ganas de ayudar y demostrar utilidad en plena pandemia. Es el caso de los manteros, que desde su tienda-taller del Raval, en Barcelona, llevan desde marzo produciendo 500 mascarillas diarias, además de batas y gorros de uso quirúrgico. 

Los vendedores ambulantes de bolsos, camisetas y zapatillas falsificadas —perseguidos por las autoridades locales en medio de fuertes presiones del pequeño comercio y muy vinculados al turismo global— se han quedado sin medios de subsistencia a resultas del coronavirus. Como respuesta, el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes promovió la creación de un banco mantero de alimentos para ayudar a cerca de 150 familias del colectivo. Junto con los productos, se repartían mascarillas que cosían.

Algunas residencias de mayores han hecho pedidos 

Pero el sindicato pensó en seguida en cómo aportar su "granito de arena" en esta crisis y "servir a la ciudadanía y ayudar al sistema sanitario", haciendo valer el hecho de que algunos de ellos son costureros, explica Aziz Faye, que ha difundido en un vídeo la labor que realizan y en el que llama también a luchar contra el racismo y la xenofobia. Gracias a un acuerdo con la empresa Robin Hat, empezaron a producir para el Hospital de Granollers. Al trascender la iniciativa y ante la escasez de material causado por la pandemia, varias residencias de mayores y otras instituciones como un centro de atención primaria (CAP) de Sabadell se pusieron en contacto con el taller para realizar pedidos. 

Fuentes del colectivo precisan que su tarea se centra en la producción de material, y que este debe ser sometido a un protocolo de esterilización. Para su tarea dispone de 18 máquinas de coser industriales, con las que se podría producir mucho más de lo que lo hacen. Sin embargo, el respeto de las distancias de seguridad obliga a que no trabajen al mismo tiempo, sino a turnarse.

 

Cooperativa en ciernes

La ley de extranjería impide que se trabaje sin papeles y muchos inmigrantes que llegan, en este caso procedentes de países africanos, y principalmente de Senegal, intentan subsistir en la economía informal mediante la venta ambulante. Pero una pequeña parte sí tiene papeles. En 2017 lanzaron un proyecto para producir ropa que reivindicara los derechos humanos, bajo el lema Ropa Legal por Gente Ilegal. Tras un acuerdo inicial con una librería del Raval, se instalaron en una tienda, pusieron en marcha un taller de serigrafía y lanzaron su primera colección de sudaderas, camisetas, bolsas y otros productos. Allí fabrican hoy material para hospitales y residencias.

Por ahora, funcionan como una asociación sin ánimo de lucro, pero están en proceso de convertirse en una cooperativa, que esperan que esté a punto a finales de este año. Además de la ropa Top Manta, fuentes del sindicato avanzan que impulsarán otros proyectos para ayudar al colectivo mantero, como proyectos de formación, integración laboral e incidencia política.