Las centrales nucleares no pueden devenir objetivos militares. El actual vacío legal hace necesario un acuerdo global de no agresión a todo tipo de instalaciones atómicas
El gasto militar viene creciendo desde hace años, pero en 2023 es la partida presupuestaria que más aumenta: el 23%.
Los estándares del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) carecen de cualquier guía o recomendación para contextos bélicos. Es esencial mantener el paradigma de que las instalaciones nucleares no se conviertan en objetivos militares.
Desde el golpe de Estado de 2013, el Ejército comandado por Abdel Fatah al Sisi impone su
ley a la economía del país.
Ernesto Ekaizer disecciona la causa contra el mayor Trapero.
Un exteniente advierte de las simpatías por Vox.
La última revista ofrece una panorámica general del proceso de remilitarización del mundo. En Plural, dedicado a “Viejos y nuevos militarismos”, coordinado por Andreu Coll y Roberto Montoya, escriben, entre otros, Pere Ortega y Apostolis Fotiadis.
Esta conferencia, en la que se abordarán los problemas frente a las empresas militares y de seguridad privadas y las violaciones de los derechos humanos, participarán personalidades como Patricia Arias, presidenta del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre la utilización de mercenarios.
Las recurrentes crisis de la negociación en La Habana entre Colombia y las FARC, con sus treguas interrumpidas y retomadas, vuelven a traer la pregunta el debate público. ¿Por qué negociar con una guerrilla menguante y contra las cuerdas tras la política de Seguridad Democrática (...)
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