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5.- Tasar las multinacionales en Europa para financiar la recuperación

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Septiembre 2020 / 83

¿Una deuda europea común? Ya nadie apostaba por ello. Pero la gravedad de la crisis la ha acabado haciendo posible, con la pareja  franco-alemana como gran motor, junto a los países del sur y muy singularmente España, del histórico acuerdo de la UE el pasado 21 de julio, que no solo acordó movilizar una ingente cantidad de recursos a la reconstrucción, sino que supone un gran salto adelante en la construcción europea al financiar el fondo creado para ello, de 750.000 millones, con emisiones de deuda conjunta. 

PERICO PASTOR

El acuerdo supone una revolución al franquear la línea roja de la mutualización de la deuda, que algunos países, entre ellos Alemania, habían trazado con líneas gruesas. Sin embargo, la resistencia de algunos países del norte europeo, liderados por Holanda, se mantiene activa pese al compromiso y, en contrapartida, se acordó también una rebaja de 52.000 millones en los próximos siete años en las aportaciones al presupuesto comunitario de los contribuyentes netos: Alemania, Suecia, Holanda, Austria y Dinamarca.

Ambas decisiones (la gran emisión de deuda comunitaria y la reducción de la aportación de los contribuyentes netos al presupuesto común) apuntan en la misma dirección: ¿cómo dotar a la Unión de recursos financieros propios? El acuerdo hace referencia a una tasa sobre plásticos no reciclados y una tasa digital, entre otros. Pero hay más opciones.

UN TIPO DEL 30%. Lucas Chancel, economista de la Escuela de Economía de París y codirector del Laboratorio sobre la Desigualdad Global, evoca en un reciente trabajo la posibilidad de establecer un impuesto sobre los beneficios de las multinacionales de un tipo orientativo del 30%. “Para que cada empresa pague su justa parte del impuesto, este deberá calcularse sobre el volumen de negocio que realmente se ha tenido en cada país, no sobre los beneficios declarados”, precisa. De este modo, los Estados europeos no podrían competir entre sí bajando los impuestos. La Unión no posee hoy recursos fiscales propios, pero este ejemplo muestra que existen numerosos sectores en los que es más pertinente pensar en una imposición a esa escala que a nivel nacional. 

La Unión Europea debe contar con más recursos financieros propios

El motor franco-alemán y su aliado español empujaron también para conseguir “un impuesto equitativo de la economía digital”, que según el acuerdo debe entrar en vigor a principios de 2023 y que en teoría es una de las piezas clave para reforzar las transferencias no retornables a los Estados. Shahin Valee, de la London School of Economics, subraya la importancia “de precisar la naturaleza de los recursos propios de la Unión que se adosarán a la operación” para asegurar que toda la arquitectura no sea un castillo de naipes: la trampa siempre está en la letra pequeña.

El acuerdo de emisión de deuda comunitaria está vinculada a los programas de reconstrucción y ha sido aceptada solo en virtud de la situación excepcional que vivimos, lo que augura dificultades a cualquier intento de impulsar mecanismos análogos en el futuro. Sin embargo, en un estudio reciente Chancel muestra que es posible obtener una deuda para varios países haciendo caso omiso de los recalcitrantes. En consecuencia, si Francia, España, Italia y Bélgica se pusieran de acuerdo para crear unos títulos con deuda común, podrían hacerlo. Otra cosa es si alguien se atrevería a dar el paso sin la complicidad de Alemania, aún en proceso de digestión.