Te quedan 2 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

23. Banco de tiempo

Comparte
Pertenece a la revista
Febrero 2014 / 1

Tener alguna habilidad —cortar el pelo, enseñar a leer o escribir, lo que sea— no es garantía de que el mercado te lo reconozca y te paguen por ello. Sin embargo, los bancos de tiempo, que siempre crecen en contextos de crisis, sí permiten sacarle partido a través del intercambio: yo te corto el pelo y tú refuerzas las matemáticas de mi hija. Las combinaciones son casi ilimitadas y es posible acceder a muchos servicios sin dinero. Solo hay que cumplir unas reglas muy elementales.

El aumento del paro y los recortes en los servicios sociales a causa de la crisis han impulsado los intercambios de bienes y servicios entre personas sin que haya dinero de por medio. Un modelo en auge es el banco de tiempo, un sistema que utiliza horas en lugar de monedas como unidad de medida. Por ejemplo: si una persona presta un servicio durante una hora, en su cuenta del banco se anota el derecho a recibir otro servicio durante el mismo período de tiempo.

Da igual de qué tipo de tarea se trate; todas se valoran igual. Cada usuario tiene en el banco de tiempo un saldo de horas en su cuenta corriente, como si fuera dinero en un banco normal. También puede disponer de un talonario para pagar los servicios prestados. Entre las actividades más demandadas están el cuidado de niños y mayores, clases de idiomas o de baile, tareas domésticas, peluquería o ayuda para el uso del ordenador. Son casi siempre tareas que pueden cumplirse sin necesidad de efectuar largos desplazamientos.

La idea nació en los años ochenta del siglo XX en EE UU, y son los países anglosajones en donde más ha arraigado. En Reino Unido, por ejemplo, existen 300 bancos de tiempo con 25.000 participantes que han prestado más de un millón de horas de servicios. Un beneficio de este sistema es el refuerzo de los lazos de confianza mutua y solidaridad entre los miembros de una comunidad de vecinos o de un barrio, lo que se llama construir “capital social”. Es también un regreso a los viejos modos de relacionarse entre las personas. Ya existen bancos de tiempo en la mayoría de las ciudades españolas.


EL IMPULSO DE LA RED

Internet ha dado un fuerte impulso a los bancos de tiempo. La Red permite dar a conocer la existencia de asociaciones, agilizar la comunicación entre participantes y gestores del sistema y dar transparencia a la contabilidad de los servicios prestados y recibidos.

A diferencia de la prestación de servicios sociales por parte del Estado o de organizaciones caritativas, que suele ser unidireccional, los bancos de tiempo dan la oportunidad a quienes reciben un servicio de actuar recíprocamente en la medida de sus posibilidades. Si una persona joven hace la compra para una persona mayor, por ejemplo, esta podrá cocinar para la misma o para una tercera persona.

El número de horas que una persona puede acumular en su cuenta no debe rebasar ciertos límites, y el tiempo empleado en un servicio no puede tener nunca su equivalente en dinero. En todo momento debe evitarse que las tareas desarrolladas sirvan para encubrir trabajo remunerado o explotación de personas. Si así fuera, la actividad podría ser gravada por Hacienda o entraría a formar parte de la economía sumergida.

Algunos bancos de tiempo son públicos, como el gestionado por el Ayuntamiento de Madrid, pero la mayoría son privados. Los hay sin ánimo de lucro y con la finalidad de hacer negocio. Algunos son de ámbito local o de barrio; otros son internacionales. Los bancos pequeños suelen estar gestionados por voluntarios, ya que su tamaño no permite pagar salarios. Los más grandes cuentan con más recursos técnicos y con un personal cada vez más especializado.

Hay plataformas públicas y privadas, internacionales y locales: las combinaciones son múltiples
Existen límites para evitar abusos y que pueda confundirse con la economía sumergida

No se necesitan muchos recursos para crear un banco de tiempo. Basta con una oficina de atención al público, una página web y un plan para difundir el proyecto. Las cooperativas de consumo y asociaciones de vecinos pueden ser de gran ayuda para dar los primeros pasos.

La Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo (ADBdT), una organización sin ánimo de lucro, ofrece gratuitamente la instalación online del programa informático Time-Overflow a todos los bancos de tiempo que lo soliciten. El programa ayuda a gestionar altas y bajas de socios del banco, publicar ofertas y demandas de servicios, llevar la contabilidad y pagar horas a los miembros.

ENTIDADES

CRONO BANK (global)

www.cronobank.org

TIME REPUBLIK (global)

www.timerepublik.com

ASOCIACIÓN PARA EL DESARROLLO DE BANCOS DE TIEMPO

www.adbt.org

BANCO DEL TIEMPO DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID

www.madrid.es

BANC DEL TEMPS DE GRÀCIA

www.bdtonline.org

BANCO DEL TIEMPO 15M DE TRIANA

www.bancodeltiempotriana.blogspot.com

BANCO DEL TIEMPO DE ZARAGOZA

www.bancodeltiempozaragoza.org

BANCO DE TIEMPO DEL CONSEYU DE MOCEDÁ DE XIXÓN

www.bancodeltiempo.cmx.es