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Cuidados // Un plan que no gusta a nadie

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Noviembre 2021 / 96

Fotografía
Paola de Grenet

Feministas, organizaciones sociales y patronal critican los fondos y las políticas para cuidados del Plan de Recuperación.

Anunciados a bombo y platillo por el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, en un evento organizado por Soziable, Encuentro para la Transformación, los fondos para cuidados y las políticas adyacentes no contentan a nadie: ni a la patronal ni a las organizaciones sociales y relacionadas con los cuidados.

Incluidos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por los fondos Next Generation EU, el Gobierno los anuncia como una oportunidad llevar a cabo un “plan de choque” para conseguir una nueva economía de los cuidados.

Álvarez expresaba: “para este Gobierno y para España, este tema es de absoluta prioridad (...). Los cuidados son una parte esencial sin los que las sociedades no se sostienen”. 

Los fondos están, efectivamente, en el componente 22 del plan y se dotan con una financiación de 3.500 millones de euros. Pero tanto la cantidad como la calidad de las políticas no es para nadie satisfactoria.

Las empresas consideran escaso el dinero

“Todas las voces autorizadas del sector coincidimos en los estándares de calidad que debe contener el nuevo modelo de cuidados de larga duración, pero, desgraciadamente, los fondos  Next Generation son una pequeña parte de la financiación que requieren las comunidades autónomas para poder implementar ese modelo en todas y cada una de ellas”, afirma la a Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE). “La calidad debe ser igual en toda España, pero el coste del modelo (y, por tanto, su financiación) también debe ser igual en todas las regiones, y con la financiación de estos fondos hoy sigue siendo una utopía por la insuficiencia económica en la relación de financiación que mantienen el Estado y las comunidades autónomas. Hoy por hoy esos fondos son una pequeña ayuda, pero no resuelven el problema”.

Begoña San José, miembro de Feministas por el Cambio Social y de la Plataforma Impacto de Género Ya y del Grupo de Igualdad de Género del Consejo de Desarrollo Sostenible, opina que tanto los fondos como la forma en que se gestionan hacen que los cuidados queden en un plano casi irrelevante. “Al principio, se presentó el plan de reconstrucción con cuatro objetivos: digital, verde, social y feminista. Lo primero que se cayó fue lo de feminista. El Parlamento Europeo introdujo una resolución en la normativa de rendición de cuentas, que era como decir ‘que no se pierda del todo’ lo del feminismo. Luego se ha ido cayendo también lo social. A eso se suma que el concepto de cuidados está un poco sin definir dentro de la política general y de la política económica y presupuestaria”.

La plataforma Impacto de Género Ya está formada por organizaciones feministas que hacen  análisis de los Presupuestos Generales del Estado. Para ellas, desde 2015 habría un cambio sustancial, porque Naciones Unidas hablaba no solo de trabajo doméstico remunerado, sino de aumentar los servicios públicos. Así, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se cumpliría con la meta 5.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pero esto nunca se plasmó en la práctica, ni a nivel internacional ni en España. Aquí, en trabajos de cuidados los hombres dedican en promedio dos horas al día, y las mujeres, cuatro. Son 130 millones de horas diarias de trabajo de cuidados no remunerado. 

De las empleadas del hogar a la ayuda a domicilio

En España, el trabajo remunerado de cuidados lo hacen, sobre todo, las empleadas del hogar, pagadas por las familias. Estas empleadas no tienen los mismos derechos que el resto de las personas trabajadoras. Y hay un tercio de los trabajos que directamente no se dan de alta en la Seguridad Social. Además, no hay inspecciones de trabajo en un hogar. 

El empleo del hogar, cuando es público, se llama “ayuda a domicilio”. Las personas que trabajan en este concepto están seleccionadas y asignadas por los servicios sociales. Y es un trabajo reconocido en la regulación: un empleo del Régimen General, con la Seguridad Social bien remunerada. Este es el tipo de empleo que las feministas esperaban que se consolidara. También la OIT, que propone dignificar el trabajo del hogar pasando a las trabajadoras a un servicio de ayuda a domicilio, a través de los servicios sociales.

No es contratado directamente por las familias, excepto en poquitos casos dentro de la Ley de Dependencia (el 5% que lo contrata directamente la familia).

Salas de teleasistencia del Ayuntamiento de Barcelona.
Foto: Martí Petit

Esto no ha sucedido. Ni con los fondos europeos para la recuperación ni en las políticas aplicadas. “Los cuidados no son una cosa pequeñita que debe gestionar un ministerio pequeñito como Igualdad”, agrega Begoña San José. “Tiene que contar con las comunidades autónomas, con el Ministerio de Sanidad y de forma transversal”.

Política transversal

Lo que sí es transversal en todos los aspectos del plan de recuperación es el tema digital. En cada uno de sus puntos aparece la digitalización, ya sea de las empresas como la educación, para cubrir las dificultades ante posibles confinamientos.

Desde la plataforma, en cambio, defienden la creación de 1,2 millones de empleos públicos para cuidados hasta 2030, básicamente en educación de  0 a 3, que actualmente tiene muy poca cobertura. Por otro lado, exigen vigilar los fondos europeos “porque cada vez van más a las empresas y a la digitalización, con un concepto acrítico de la digitalización”.

Por su parte, desde Calala Fondo para Mujeres, que se ha unido en un grupo para monitorización de la utilización de los fondos europeos, también hay decepción. 

Plan de Recuperación de la UE: "Al principio se presentó el plan con cuatro objetivos: digital, verde, social y feminista. Lo primero que se cayó fue lo de feminista", Begoña San José, miembro de Feministas por el Cambio Social

“Había muchas expectativas”, dice María Palomares Arenas, directora ejecutiva de Calala Fondo. “Sí que hablan de tender hacia un nuevo modelo de cuidados, y de sacar a las personas de los centros para un acompañamiento más en el día a día, en casa, que fomente la independecia de la personas. Pero luego, en la práctica encontramos que el dinero va, en el 70%, para rehabilitación de edificios. En ese único componente sobre cuidados entra todo: cuidados de personas mayores, conciliación, menores no acompañados, violencia de género, personas refugiadas... Son temas que afectan a sectores muy diversos. Rehabilitar edificios va en sentido contrario al nuevo modelo de cuidados en casa. Por otro lado, la digitalización y el modernizar los equipos de la Administración y fomentar la atención online va en contra de los cuidados a nivel personal”.

“No es un regalo. Es una deuda que tendrán que pagar las generaciones futuras”, concluye Palomares. “Casi no habrá dinero para mejorar las condiciones de las trabajadoras, principalmente migrantes. Lo único que dice el plan es que se van a financiar seis proyectos piloto, con 200 millones de euros, a una media de 33 millones por piloto. Pero lo que estamos descubriendo es que el posible acceso de las pymes, las entidades sociales y empresas de economía social y solidaria será muy dificil”.