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El resignado cooperativismo aragonés

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Septiembre 2015 / 28

En el cooperativismo aragonés últimamente se vislumbra una callada resignación. La Ley General de Cooperativas  reconoce como tarea de interés general la promoción, el estímulo y desarrollo de las sociedades cooperativas, cumpliendo el mandato constitucional, pues el artículo 129 de la Carta Magna “ordena a los poderes públicos el fomento, mediante una legislación adecuada, de las sociedades cooperativas”.

Diversas disposiciones legales de 2007 y 2010 atribuyen a la comunidad autónoma de Aragón la competencia exclusiva en materia de cooperativas y entidades asimilables en su territorio, y “el fomento del movimiento cooperativo y de otras modalidades de economía social”.

Desde la creación del Consejo Aragonés del Cooperativismo, regulado en 2003 por el Gobierno aragonés como órgano consultivo de la Diputación General de Aragón para la promoción y el desarrollo cooperativos, pocas acciones se han conocido destinadas al cumplimiento de los mentados fines. En 2008, el consejero de Hacienda y Empleo nombró a los miembros del consejo en representación de la comunidad y de varias entidades cooperativas.El sector integraba entonces en Aragón a 2.000 cooperativas con 55.000 socios, que aportan el 5% del PIB de la comunidad. Pese a la coyuntura, en diciembre de 2013 había registradas 2.075 cooperativas y 56.351 cooperativistas. 

La crisis económica, financiera e institucional, aunque empiece a darse por superada, incide en el porvenir a corto, medio y largo plazo, por lo que esa inactividad hacia el mundo cooperativo aragonés debilita la confianza de este tipo de entidades sociales en los partidos políticos.  El crecimiento, el desempleo, la deuda pública o la ansiada reforma de la Administración se reflejan en buena parte de la ciudadanía que en un amplio porcentaje está ligada al sector cooperativo. Hace falta preparar un terreno de esperanza para las generaciones futuras, las ya integradas en el sector y  las que podrían estarlo.Lo solicitado debe estar al alcance de todos los cooperativistas  y ser un factor que acabe con la callada resignación del sector.

Juan José Pontaque Burrull