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Comer mejor para salvar el Planeta

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Febrero 2019 / 66

La mala alimentación no es solo un peligro para la salud de las personas, sino una amenaza para la supervivencia de la Tierra.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

La epidemia mundial de obesidad es resultado de un cambio radical en los patrones de consumo iniciado tras el fin de la II Guerra Mundial. Los expertos avisan: la tendencia debe revertirse pronto si queremos reducir el número de muertes prematuras causadas por la mala alimentación y salvaguardar el futuro del planeta.

Un grupo de 37 expertos de 16 países ha trabajado durante tres años en la elaboración de un modelo de dieta saludable que permita alcanzar esos objetivos. La llamada Comisión EAT-Lancet presentó a mediados de enero sus conclusiones, que incluyen lo que los autores llaman los primeros objetivos científicos para avanzar hacia una dieta saludable con origen en un sistema sostenible de producción de alimentos. El modelo ideal exige reducir a la mitad el consumo de carnes rojas y azúcar y duplicar la ingesta de frutos secos, frutas, verduras y legumbres.

Para los científicos que han trabajado en el estudio, será imposible alimentar a una población de 10.000 millones de personas (la prevista para el año 2050), con una dieta saludable y sostenible sin una transformación drástica de los actuales hábitos alimenticios, una mejora sustancial de la producción agrícola y una reducción de los desperdicios alimentarios. Aseguran que avanzar en esa dirección podría evitar aproximadamente 11 millones de muertes prematuras cada año.

Es preciso un cambio radical en el sistema de producción de alimento

Los expertos concluyen que la dieta humana está vinculada inextricablemente con la sostenibilidad medioambiental y que, por tanto, el cambio hacia una dieta saludable ayudaría a salvar el sistema alimentario mundial. Su recomendación es seguir una dieta abundante en productos vegetales y escasa en productos animales, harinas refinadas, alimentos procesados y azúcares añadidos, y con más grasas no saturadas y menos grasas saturadas. La dieta diaria ideal de 2.500 calorías estaría compuesta por: 300 gramos de verduras, 200 gramos de fruta, 75 gramos de legumbres, 50 gramos de frutos secos, 50 gramos de hortalizas con alto contenido en almidón (patata, yuca), 28 gramos de pescado, 29 gramos de carne de ave, 14 gramos de carne roja, 13 gramos de huevos, 232 gramos de hidratos de carbono (cereales integrales) y 250 gramos de productos lácteos (equivalentes a un vaso de leche).

Recuerdan los científicos que la producción de alimentos es hoy la mayor fuente de degradación medioambiental y sostienen que cambiar el modo en que se producen los alimentos es un elemento indispensable de cualquier estrategia de lucha contra el cambio climático. Por ello consideran esencial descarbonizar la producción de alimentos eliminando el uso de combustibles fósiles, reduciendo a cero las pérdidas de biodiversidad, frenando la expansión de tierras agrícolas en ecosistemas naturales y mejorando drásticamente el uso eficiente del agua y los fertilizantes.

 

¿QUÉ PUEDO HACER YO?

Sustain-Alianza por la Mejora de la Alimentación y la Agricultura, una ONG con sede en Londres, hace las siguientes recomendaciones para comer de manera más saludable, sostenible y ética:

1. Comprar productos locales y de temporada para minimizar el uso de energía en la producción, transporte y almacenamiento.

2. Consumir alimentos de modelos agrícolas que minimizan los daños al medio ambiente, como productos orgánicos certificados.

3. Comer menos alimentos de origen animal (carne, productos lácteos y huevos), pues la ganadería es uno de los mayores contribuyentes al cambio climático. Comer más frutas, hortalizas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Es preciso asegurarse de que la carne, los productos lácteos y los huevos se producen cumpliendo estándares medioambientales y de trato animal.

4. No comprar productos del mar en peligro de extinción.

5. Elegir productos de comercio justo certificados procedentes de países en desarrollo para garantizar precios y condiciones de trabajo justos.

6. Evitar el agua envasada y consumir agua del grifo para minimizar el impacto del transporte y empaquetado.

7. Proteger la salud y el bienestar de la familia cocinando porciones generosas de verduras y hortalizas, frutas y cereales integrales, con poca sal, grasas y aditivos artificiales.