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Contra los precios y la soledad

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Febrero 2020 / 77

Open Door fue una de las primeras iniciativas de ‘coliving’, en 2013. Hoy tiene 12 casas en Estados Unidos.

The Village, cuatro casas para compartir en San Francisco. FOTO: OPEN DOOR

“Existimos para crear lugares y culturas que ayudan a las personas a confiar unas en otras y vivir con alegría. Al vivir juntos, nuestros miembros crecen juntos, contribuyendo a un mundo que funciona para todos”. Esta es la misión con la que Ben Provan y Jay Standishcrearon en 2013  el espacio coliving Open Door. Comenzaron con una casa en San Francisco hoy han crecido hasta llegar a 12 viviendas en diferentes partes de Estados Unidos.

El coliving de Open Door no es una cooperativa. Es una empresa, que alquila habitaciones en casas que compra, y donde hay unos valores compartidos que deben respetarse, si se quiere formar parte: desde el cuidado del medio ambiente hasta el respeto de las personas que tenemos al lado. Además, es una comunidad de ayuda mutua.

Aunque sí es una solución más barata que alquilar una vivienda completa con los precios exorbitados de ciudades como San Francisco, la idea de Open Door está más relacionada con el combatir la soledad de personas que no tienen una familia para conversar al llegar a casa: “Los humanos son una especie social: evolucionamos para vivir en tribus, clanes y aldeas. Pero el mundo moderno puede ser un lugar solitario y duro”, reza la presentación de su página web. “Demasiadas personas se sienten aisladas, y estamos aquí para cambiar eso”.

De hecho, es el estilo de vida que eligieron personas de muchísimo dinero, como Justin Rosenstein, ingeniero de Facebook, creador entre otras, del botón de likes Facebook y el chat original de Gmail.
Esta iniciativa se distancia de las nuevas ondas de co-working/coliving que, de hecho, llegaron después de Open Door. En los años siguientes a esta iniciativa surgieron muchas empresas en las que algunos empresarios  avispados querían hacer negocio a base de alquilar espacios pequeños en una sola vivienda para generar mayores ganancias. En algunas de estas iniciativas, la gente no tiene ni que desplazarse al trabajo porque vive donde trabaja, en un lugar donde comparte piso y oficina. Puede verse como algo cool, cuando en la realidad puede parecerse más bien a la precariedad. Iniciativas similares al Open Door en España se han visto como  una manera de sobrevivir a los altísimos precios de los alquileres y a los bajos salarios. 

 

COMUNA MODERNA DE LUJO

La idea de Open Door tiene más que ver con las comunas hippies, pero con viviendas enormes, increíbles, renovadas, modernas y con todo tipo de servicios: desde limpieza hasta wi-fi y alimentación. Una diseñadora de interiores se encarga de que no falte detalle.

En una de las construcciones, el Village, formado por una comunidad de cuatro casas recién construidas al noreste de Portland, pagan una mensualidad de entre 850 y 1.150 dólares por mes (no mucho para los precios de la ciudad), más 150 para la compra del súper mensual y 100 para limpieza y wi-fi.

La propiedad cuenta con espacios comunes amueblados que incluyen cuatro enormes cocinas, 26 habitaciones (21 con baño privado, muchas con ventanas cenitales y algunas con lofts en un segundo piso). Viven personas solas o parejas, y el objetivo es mejorar la vida en todos los sentidos.

“Creemos que la comunidad puede empoderar a las personas para que vivan una vida feliz y significativa. Y nos apasionan las personas apasionadas. Nos ayudamos mutuamente a crecer, particularmente en nuestras formas de ser y comunicarnos con los demás”, indican. “Más concretamente, preparamos y comemos comidas juntos como una forma de compartir la nutrición física y emocional. También celebramos e incorporamos acciones que honran nuestros valores en la vida cotidiana. Ya sean recién llegados a Portland o residentes de toda la vida, buscamos compartir la exploración y la conexión con la ciudad y todo lo que ofrece”.

Su última  aventura es la Solar Community: The Union, que abrieron en noviembre pasado. Es una casa construida específicamente para la vida comunitaria alimentada por paneles solares 100% in situ