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“Conviene una inmigración reposada y cualificada” // Antonio Izquierdo

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Enero 2014 / 10

Entrevista

Antonio Izquierdo 

Sociólogo y experto en migraciones

Antonio Izquierdo es catedrático de Sociología en la Universidad de A Coruña, doctor en Sociología y premio extraordinario por la Universidad Complutense de Madrid. Se diplomó también en Matemáticas e Informática de las Ciencias Sociales por el Centre Nacional de la Recherche Scientifique y en Sociología Política.

Usted está culminando un estudio sobre la tercera generación de migrantes españoles, que sacaron la nacionalidad coincidiendo con la Ley de Memoria Histórica. ¿Cuáles son las principales conclusiones de ese estudio?

A la hora de pedir la nacionalidad pesan mucho los motivos simbólicos, y las prácticas culturales que más les acercan a España son los éxitos de los deportistas, la cocina y las actividades de ocio, pero les aleja de este país la situación del mercado laboral, la actuación de los partidos políticos y la corrupción. Más del 40% son miembros de alguna asociación española. Un tercio votaron en las elecciones generales y otro tercio no lo hicieron porque no podían hacerlo. Casi la mitad trabajan como asalariados y alrededor del 30% son empresarios. El 12% son jubilados y el 5% están disponibles para trabajar, pero sin empleo.

¿Dónde viven esos nuevos españoles que nunca han pisado España? ¿Tienen pensado venir?

Hubo medio millón de solicitantes de nacionalidad española y más del 80% eran nietos de los emigrantes que en nueve de cada diez casos se radicaron en América Latina, principalmente en Cuba, Argentina y México. Los nietos de refugiados apenas suman el 7%. Su media de edad roza los 50 años y dos tercios de ellos no han pensado en emigrar ni a España ni a otros países. Pero un 70% de ellos sí han viajado una o varias veces a España.

De los sistemas de inmigración que conoce en el mundo, ¿cuál es el más recomendable, para ofrecer una mejor integración?

Los más recomentables son los sistemas mixtos en los cuales una fracción de los esfuerzos se destina a inmigración de asentamiento permanente y otra parte a trabajadores circulares. Son sistemas que combinan flexibilidad y derechos. Derechos de ciudadanía para los primeros y sociolaborales para los segundos.

Los sistemas enfocados únicamente a la extracción de mano de obra no son propiamente de inmigración. En España hemos comprobado los límites de un sistema rígido de trabajadores y sus resultados en la integración. Primero, en lo que se refiere a la intensa irregularidad laboral y ahora, en la crisis, en el desempleo y la proporción de hogares sin ingresos. Cabe enorgullecerse de la capacidad de integración de la sociedad, pero conviene aplicarse en la organización de una inmigración de flujos más reposados y cualificados.

¿Cuál es la diferencia de los españoles que se iban en los años sesenta respecto a los que comienzan a emigrar ahora?

Hay que decir que en los sesenta hubo mucha emigración desasistida e irregular a los países europeos, pero también hemos tenido españoles que se movían en aras de adquirir más experiencia profesional y de enriquecer su formación.

Ahora se están produciendo tres flujos: una movilidad de jóvenes autóctonos no registrada inmediatamente, una emigración de activos maduros que tiene necesidades urgentes que cubrir y, probablemente, una circularidad de españoles de origen inmigrante que se han naturalizado.

¿Cómo les tratan en el exterior?
El trato que reciben es distinto en cada país. Va asociado al modo más o menos selectivo de su reclutamiento y a la experiencia histórica que tienen los países que los acogen.

¿Cómo se explica la subida constante de las remesas,de españoles emigrados hacia España? ¿Quiénes son esos españoles que mandan dinero?

Probablemente tenemos que integrar cuatro tipos de españoles que envían remesas. Los que estaban viviendo fuera de España desde hace décadas, a los que ahora se suman los cientos de miles de descendientes españolizados que provienen de la Ley de Memoria Histórica, y que quieren invertir aquí. Los de origen extranjero que proceden de la etapa de inmigración cuantiosa y que, tras naturalizarse y por efecto de la crisis sistémica, se han marchado pero conservan aquí a parte de la familia. Por fin, los autóctonos que se están marchando en los últimos años que, no son tantos ni todos ellos emigrantes, pero que conservan aquí familia e intereses. En resumen, los emigrados, los descendientes, los naturalizados y los recientes.