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Gasto militar // Un futuro con más armas

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Mayo 2022 / 102

Ilustración
Andrea Bosch

Europa se propone aumentar el gasto militar para protegerse de Rusia y reducir su dependencia de EE UU. Las organizaciones pacifistas temen que se desencadene una carrera armamentista.

La invasión rusa de Ucrania está cambiando radicalmente la actitud de la Unión Europea ante su propia defensa. Buena parte de los 27 miembros del club han anunciado que incrementarán el gasto militar con un doble objetivo: hacer frente a la amenaza expansionista de Rusia y reducir la dependencia de EE UU en la materia, heredada de la Guerra Fría. Y mientras las organizaciones pacifistas alertan del peligro de que se desate una carrera armamentista que postergue gastos esenciales para mejorar la vida de las personas, los fabricantes de armas ven cómo sus acciones se disparan en Bolsa ante el previsible aumento de ventas y beneficios.

La defensa es una de las partidas a las que menos dinero destinan los miembros de la Unión Europea: una media del 1,3% del PIB, según Eurostat. Hay, sin embargo, sustanciales diferencias entre los socios: al tiempo que Grecia, las repúblicas bálticas y Rumanía gastan más del 2%, hay países que dedican menos del 1%, entre ellos España, Portugal e Irlanda (véase gráfico en la página siguiente). 

1,3% del PIB es la media que los países de la Unión Europea gastan en defensa

España es el segundo país de la OTAN que menos invierte en defensa, solo por detrás de Luxemburgo, según cifras de la propia Alianza Atlántica. El gasto público en esa materia ronda actualmente el 0,9% del PIB: 10.600 millones de euros presupuestados para este año. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha calificado de “impostergable” el aumento de esa cifra y se ha comprometido a llegar al 2% del PIB —en línea con las directrices de la OTAN—, aunque no ha especificado en qué fecha se hará realidad; solo que se hará de forma “progresiva”.

Desconfianza ciudadana

La escasez del presupuesto de defensa en España en comparación con otros países obedece en buena parte a la tradicional desconfianza de la ciudadanía hacia el gasto militar. Por eso no es extraño que el dinero destinado a ese fin con relación al PIB lleve 40 años menguando. Según el Stockholm Institute of Peace Research (SIPRI), el gasto español en defensa era del 3% a mediados de la década de 1980 y comenzó a caer por debajo del 1,5% a partir de 2003.

Pero la tendencia parece estar cambiando. La última encuesta del CIS, realizada entre el 25 y 31 de marzo, un mes después de la invasión rusa de Ucrania, muestra que la opinión pública está dividida a partes prácticamente iguales: mientras que el 47,3% de los encuestados respondió afirmativamente a la pregunta de si España debería aumentar su gasto en defensa para afrontar futuras amenazas, el 46,6% se mostraron partidarios de no subirlo, o incluso de recortarlo. La creación de un ejército propio en la Unión Europea sí cuenta con apoyo mayorítario: el 61% es favorable la idea y el 32,1% se opone.

Los dos grupos que componen la coalición del Gobierno tampoco se ponen de acuerdo sobre el gasto militar. En lugar de incrementarlo, Unidas Podemos prefiere dotar mejor las partidas presupuestarias más sociales y, por ello, votó en marzo en contra del 2% en la comisión de Defensa del Congreso. PSOE, PP y Vox votaron a favor.

También las entidades pacifistas rechazan el plan del Gobierno. El Centro Delàs de Estudios por la Paz considera que el 2% prometido por Sánchez es ya una realidad si al presupuesto oficial de defensa se agregan, entre otras partidas, los créditos en I+D para desarrollar armamentos para las Fuerzas Armadas que surgen desde el Ministerio de Industria y las aportaciones a organismos militares internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores, así como la diferencia entre el presupuesto inicial aprobado y el liquidado a final de año. De este modo, según sus cifras, el presupuesto militar español para 2022 alcanza los 22.949 millones, equivalentes al 1,8 % del PIB. “El Gobierno español se equivoca optando por la vía militar para hacer frente a los muchos retos que se vislumbran para la seguridad europea, pues el incremento en adquirir nuevos armamentos contribuirá a generar una carrera que desembocará en nuevas amenazas para la paz y que antes o después generará nuevos conflictos”, afirma el Centro Delàs. 

Las exigencias de EE UU

Es aún pronto para saber cómo se van a beneficiar los fabricantes de armas del incremento del gasto militar en ciernes. Por lo pronto, las acciones de compañías como Rheinmetall, Hensoldt, BAE Systems, Raytheon, Leonardo y Lockheed Martin han subido entre el 50% y el150% desde el inicio de la invasión rusa.

Hace ocho años, a instancias del entonces presidente de EE UU, Barak Obama, la OTAN se fijó como objetivo que sus 30 Estados miembros destinaran el 2% del PIB a defensa en el año 2024. Tan solo ocho aliados lo cumplían al cierre de 2021. EE UU, que ayudó a Europa a vencer al nazismo y e instaló bases por toda Europa occidental para hacer frente a la Unión Soviética durante la Guerra Fría, lleva décadas exigiendo a los países europeos un mayor esfuerzo económico para defender sus fronteras, pero la mayoría se ha resistido a hacerlo.  Hasta ahora. Washington, que aporta el 69% del presupuesto de la OTAN y representa el 40% del gasto militar en el mundo, lleva años reduciendo esa partida, que ha pasado del 4,7% del PIB en 2010 al 3,3% este año. Incluso el incremento defendido por el presidente Joe Biden,  de 17.000 millones de dólares, está debajo del objetivo de inflación del 2,5% que incluye el presupuesto y que a buen seguro cerrará el año por encima de ese nivel.

61% de los españoles están a favor de que la Unión Europea tenga un ejército propio, según la última encuesta del CIS

En Europa las cosas van mucho más rápido. Por lo pronto, Alemania ha dado un giro de 180 grados a su política defensa al anunciar un gasto adicional de 50.000 millones este año y un fondo especial de 100.000 millones para los próximos ejercicios, lo que permitirá a Berlín alcanzar el objetivo marcado por la OTAN. Mario Draghi ha hecho lo propio en Italia, aunque ha aplazado el cumplimento del objetivo del 2% hasta 2028. Los socios de la UE que comparten frontera con Rusia son los se han comprometido a elevar más el gasto: Polonia lo hará del 2% del PIB al 3%, mientras Rumanía y Lituania tienen como objetivo el 2,5%. La cumbre que la OTAN celebrará en Madrid a finales de junio será la ocasión para que cada uno de los aliados europeos formalice sus compromisos.

Sobre el papel, Europa tiene recursos suficientes para hacer frente a un ataque ruso. Sus fuerzas armadas combinadas tienen unos efectivos muy similares a los de Rusia, pero tiene tres veces más población, su gasto militar es cinco veces mayor y su economía es 10 veces más grande. Pero la UE es aún muy ineficiente en términos militares. Prácticamente todos sus miembros tienen ejército, armada, fuerza aérea y ministerio de Defensa propios. Como señalaba recientemente el New York Times, Europa tiene 17 modelos distintos de tanques, por uno de EE UU; 29 tipos de destructores y fragatas, por cuatro de EE UU, y 20 aviones de combates en lugar de seis. Pese a la amenaza rusa, el camino hacia un ejército europeo se presenta lento y largo.