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Cevagraf se baja el sueldo todos a una

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Mayo 2013 / 3

La cooperativa de artes gráficas Cevagraf se ha protegido de un posible recorte de plantilla ante las segundas pérdidas de su historia con una rebaja de sueldos de hasta el 15%. 

Instalaciones de Cevagraf en Rubí. FOTO: Andrea Bosch

Planificar los turnos de vacaciones en cualquier compañía puede acabar pisando algún callo. Pero en el caso de la cooperativa de artes gráficas Cevagraf, nacida en el Eixample de Barcelona en 1986 y hoy radicada en la localidad de Rubí, suele resultar un pelín más complicado. La empresa se presenta a sí misma como “una gran familia de profesionales”, y los vínculos no son pura metáfora. La cooperativa, de 44 socios trabajadores, está compuesta por varias familias y más de 15 matrimonios. Además, cuenta con otros dos socios colaboradores: José Sierra, impulsor de la cooperativa, y una de sus hijas, cuyo futuro está escrito en la empresa.  Pero el contraste del quebradero de cabeza a la hora de cuadrar algunas fechas de libranza con la visión común que se desprende de algunas decisiones de calado llaman poderosamente la atención. El pasado 16 de marzo, los socios trabajadores fueron convocados a una asamblea extraordinaria, donde se les expuso el momento delicado por el que atraviesan la economía, el sector y la propia empresa, pese a la solidez propia del prudente que cada año cosecha excedentes pero al que nunca se le ha ocurrido repartirlos. Salvo el bache posterior a los Juegos Olímpicos de 1992, Cevagraf no conocía las pérdidas. El año pasado, el ejercicio se cerró con 17.286 euros de números rojos, con un volumen de negocio de 3,61 millones. 

La propuesta fue un recorte del salario, progresivo del 0% al 15% según la cuantía de la retribución, y todos los socios votaron a favor.  La medida se planteó como alternativa a la opción de amortizar puestos de trabajo, algo que se intenta evitar por todos los medios. La aplicación de la medida ha reducido a 3,5  el número de veces que el mayor de los salarios contiene al inferior de ellos, explica Albert Alcoverro, que preside Cevagraf desde hace una década. Alcoverro empezó a trabajar en la cooperativa cuando tenía solo 19 años. Vendió su moto para aportar 300 euros de hoy al capital social inicial  con que se constituyó la sociedad en 1986 (2.103,54 euros).  

“Que la empresa funcione, que no pierda dinero, que podamos mantener el empleo cuando no crearlo... son principios que compartimos y que están por encima de la retribución individual de los socios, porque somos todos parte del proyecto, propietarios del proyecto, y los clientes valoran la actitud de compromiso que supone nuestro modelo societario”, comenta Alcoverro. “Cevagraf se formó en un momento de paro (superior al 17%) y las ideas primarias eran crear una cooperativa y generar empleo, mientras que el objeto social de la cooperativa en sí mismo era secundario”, añade. José Sierra, ebanista de profesión, había sido cooperativista en La Rioja. Junto con su mujer, Conchi Vázquez, fue quien puso las bases del proyecto. Solo uno de los cinco jóvenes socios trabajadores del negocio, Manel, tenía experiencia en  el sector. “Había hecho el servicio militar en la imprenta de Capitanía”,  recuerda David Carnero, jefe del departamento comercial.   

Cevagraf ha realizado una fuerte apuesta medioambiental

La cooperativa de artes gráficas opera como una empresa polifamiliar

Con el reclamo de la calidad de la impresión, el crecimiento ha sido sostenido, desde una modesta facturación de 25.994 euros en el primer ejercicio, que al cuarto ya se había multiplicado por 10 y a los tres lustros, por 100. Con la crisis, el negocio ha quedado anclado en un volumen de 3,6 millones de euros. 

La cooperativa —que ha abierto un par de tiendas de alimentación y otros productos ecológicos en la misma Rubí que en buena parte se sustentan con el consumo de los propios socios— saca pecho de sus inversiones en innovación y tecnología, por una parte, y también en mejoras medioambientales, basadas en la minimización de residuos, la eficiencia energética y el reciclado de aguas empleadas en procesos industriales. 

Para mantener la implicación de los socios en la cooperativa, esta puso en marcha un plan para garantizar la difusión y participación en asuntos relevantes como la explicación de la cuenta de resultados, los sistemas de calidad ISO o propuestas para la planificación estratégica. Alcoverro explica que “los vínculos de unión y compromiso” no solo se dan en el trabajo, sino también en el ocio. La cooperativa posee unas masías en el Pirineo Catalán donde, si quieren, los socios pueden compartir fines de semana y vacaciones.