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El incendio de los pisos turísticos se expande

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Septiembre 2014 / 17

La protesta de vecinos en Barcelona aviva la guerra entre plataformas intermediarias ‘online’, hoteleros, autoridades y propietarios, que cada autonomía regula a su modo.

Vecinos de la Barceloneta protestando contra los pisos turísticos, legales o no. FOTO: VICENS FORNER

La revuelta del barrio de la Barceloneta, en Barcelona, contra los pisos turísticos echa más leña al fuego en la guerra que libran hoteleros, vecinos deseosos de sacar ingresos extra alquilando su vivienda a visitantes de fuera, autoridades, inmobiliarias y plataformas que hacen negocio intermediando entre particulares. Un contexto legal cambiante es la guinda de esta guerra.

El ministro de Turismo, José Manuel Soria, reclama “una regulación clara” sobre el uso turístico de viviendas que no las convierta en “competencia desleal” para los hoteles. Hace un año, el Gobierno excluyó el derecho de alquilar una vivienda para uso turístico de la Ley de Arrendamientos Urbanos y pasó la pelota a las comunidades autónomas. Asociaciones varias de propietarios y gestores de viviendas turísticas (Fevitur, Asotur, Apartsur...) adujeron que había normativas autonómicas que ni consideraban ese derecho, lo cual creaba situaciones de alegalidad y multas recurribles. Y las que sí lo hacían, era con restricciones varias.

 

CINCO NOCHES EN MADRID

Por ejemplo, la normativa que Andalucía calcula tener aprobada a finales de año, que ya ha superado la fase de audiencia pública, permite alquilar habitaciones a turistas, además del piso entero. Es una opción prohibida en Catalunya, comunidad pionera en poner bajo el paraguas de la normativa turística los pisos para visitantes. La normativa catalana no impone una estancia mínima en pisos turísticos. En cambio, Madrid ha puesto un listón de cinco noches. Los afectados estiman que esta condición se carga un 80% de la oferta en esta comunidad, pues asegura que la estancia en pisos vacacionales suele ser de dos noches, y que exigir cinco es fruto de la presión hotelera, que no quiere rivales en las estancias cortas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la estancia media en todo tipo de alojamientos se sitúa en 3,9 pernoctaciones por viajero. Los últimos datos de alojamientos extrahoteleros eleva la cifra a cinco. Específicamente en apartamentos, la media es de 6,9 pernoctaciones. En todo caso, va a la baja. En 2001, era de 9,5 noches.

Al citar apartamentos turísticos nos referimos a los inmuebles enteros concebidos como tales, no a las viviendas de uso turístico cuyos dueños alquilan, normalmente para estancias cortas, en inmuebles donde los turistas conviven con los habitantes de la casa En Baleares, la normativa turística de 2012 impide comercializar estancias en viviendas plurifamiliares. Deben estar aisladas.

Andalucía permitirá alquilar habitaciones a turistas, Catalunya no

Según el cálculo de 120.000 pisos y apartamentos turísticos contabilizados en 2012 por la consultora Magma, Canarias va en cabeza con casi 53.000. Y mientras unos vecinos se quejan de la convivencia con los turistas, otros reivindican su derecho a alquilar. La web Change.org canaliza muchas peticiones. En ella, la Plataforma por la Regulación del Alquiler Vacacional de Canarias recogió 6.351 firmas para reclamar que el Ejecutivo autónomo, que rechaza los pisos turísticos como economía sumergida, abriera la mano. Por la misma vía, 8.356 firmantes han pedido al alcalde de Barcelona, Xavier Trias, “ayuda para compartir nuestros hogares en Barcelona”, tras la multa de 30.000 euros impuesta por la Generalitat a a la intermediaria Airbnb por ofrecer pisos sin fichar. Sumadas a las aplicadas a otras comercializadoras online que surgen al calor de la economía colaborativa, ascienden a 50.000 euros (además de los 537.771 que corresponden a propietarios). En una respuesta previa al estallido de la Barceloneta, Trias se mostró comprensivo pero alegó que las competencias son de la Generalitat. Con su nuevo marco legal, Catalunya ha regularizado 197.619 plazas (constaban 27.000).

Aunque pagar impuestos, tener autorización y cumplir requisitos de calidad o seguridad no vacunan contra borracheras nocturnas o paseos sin ropa, los hoteleros ligan viviendas turísticas a visitantes low cost. Pero la oferta es variada, incluidos pisos de lujo, y las plataformas colaborativas insisten en que lo distinto es la experiencia del viajero. En su blog, la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC) se muestra contraria a “una regulación desproporcionada” que pueda “perjudicar a los consumidores y al interés general”.