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Presión para la transparencia

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Mayo 2015 / 25

El Observatorio Ciudadano Municipal, surgido del 15M, abre nuevas vías para que los consistorios rindan cuentas

Que la democracia no puede ser únicamente votar cada cuatro años era una de esas frases bonitas y fáciles de decir, pero muy difíciles de llevar a la práctica.

EN RED Enric Pons (derecha), junto a otros miembros del Observatorio Municipal Ciudadano.
FOTO: ANDREA BOSCH

Ahora ya no tanto: el Observatorio Ciudadano Municipal, uno de los hijos del 15M y de la Plataforma para la Auditoría de la Deuda, ha creado una herramienta para fiscalizar al poder municipal que está empezando a dar frutos y que ya ha facilitado, por ejemplo, que se anulen adjudicaciones poco claras y que los ayuntamientos, acosados, se vean obligados a dar cada vez más información y de mejor calidad: “Sin información no hay participación real y consciente”, explica Enric Pons, miembro del grupo promotor.

El Observatorio (ocmunicipal.net) ha recogido el anhelo de transparencia de las plazas de indignados y ha creado una herramienta informática —OCA(x)— muy sencilla y con gran potencial, a plena disposición de los grupos locales que puedan ir surgiendo de manera autónoma, estructurados en red y sin jerarquías. En marzo de 2014 se crearon los primeros núcleos, en Terrassa y Castelldefels, pero se han ido extendiendo ya a una treintena de localidades, incluyendo Barcelona, Málaga, Gijón y Aranjuez.

 

CÓDIGO ABIERTO

Normalmente, el primer foco de estos grupos es tratar de acceder a los presupuestos municipales, pero de verdad. Lo habitual es que el Ayuntamiento facilite un simple resumen, pero esto es una broma para las pretensiones del Observatorio: lo quieren entero, con los anexos incluidos y hasta el informe del interventor. Y además en código abierto, para poderlos trabajar. No vale un simple pdf, sino que los datos deben poder trasladarse a una hoja de cálculo, para sumar y restar lo que haga falta y transformarse en los gráficos que los ciudadanos consideren oportunos para confrontarlos con los que el Ayuntamiento vende.

Ojo: no basta con el proyecto de presupuesto. El objetivo del Observatorio es contar también con las cuentas realmente aprobadas y hasta con todas las liquidaciones: “Muchas veces lo que sucede es que se aprueba un proyecto de presupuesto muy social, se presenta y la prensa informa de ello, pero pasados tres meses se cambian muchas cosas, casi siempre las mismas, y de estas modificaciones ya no se entera nunca nadie”, recalca Pons, quien añade: “Los ciudadanos deberíamos acostumbrarnos a fiscalizar nuestras administraciones”.

Objetivo: tener los presupuestos en código abierto y completos

La entidad ha creado una herramienta para fiscalizar al poder

La herramienta pretende empujar hacia la transparencia en todos los ámbitos, incluyendo las adjudicaciones, con acceso a los contratos. En Alcantarilla (Murcia), la obtención del contrato para la recogida de basuras permitió que afloraran puntos dudosos que tras la movilización ciudadana llevaron a su cancelación. El objetivo no es sólo facilitar la transparencia, sino también incidir en los procesos: “Si se conocen las cláusulas de los contratos, incluyendo las de vencimiento, se puede trabajar para conseguir alternativas potentes y evitar que siempre se lo lleven todo en todas partes las mismas grandes empresas”, explica Pons. El Observatorio Municipal de Barcelona tiene ahora el foco puesto en el contrato de limpieza viaria y basuras, que vence en 2017.

El software, puesto a disposición de todos los ciudadanos para que organicen grupos locales y lo utilicen en su municipio, acompaña y amplifica las demandas de información al Ayuntamiento. Hay un espacio para consultas al consistorio, que, si responden al interés ciudadano, son asumidas y compartidas públicamente para reforzar la presión hacia una respuesta digna de este nombre. El Observatorio la tramita, la entrega al Ayuntamiento y hace público el expediente, de forma que siempre es accesible para todo el mundo. El poder local ya no se enfrenta a un ciudadano aislado que trata de abrirse paso ante una maquinaria burocrática que desconoce, sino a un colectivo muy bien organizado que conoce bien los resortes de la casa, que comparte con el resto de ciudadanos todas las fases de la petición de información y que está preparado para iniciar una campaña si es ignorado por el silencio administrativo o las respuestas evasivas.

“Lo que hemos montado no es una web, sino un auténtico espacio de contrapoder”, señala Pons.