1. La familia de Cecilia
«Nada de tonterías, nada de adornos inútiles o recuerdos de ese mundo artificial que habíamos dejado en casa, como afeitadoras eléctricas o anillos de oro o carteras, sino material útil del que no tenía precio en nuestra isla, como calcetines o camisetas, pastillas de jabón o cajas de galletas.» El petate de un soldado en la campaña del Pacífico, en la batalla de Guadalcanal, contiene lo necesario para sobrevivir. Avanzar a campo abierto, cargar contra el enemigo, aguantar la lluvia de mortero. En Mi casco por almohada. Memorias de un marine en la guerra del Pacífico, Robert Leckie se aprovisiona de cosas prácticas que le den servicio, que le ayuden a resistir, porque resistir es vencer.
ReporteroJesús lee Mi casco por almohada en el trayecto que dura la veintena de paradas de la línea verde de metro, reventada de usuarios en una hora temprana de la fresca mañana del sábado 18 de marzo, camino de Ciutat Meridiana. El barrio con la renta más baja de Barcelona, según datos municipales, se encarama en una sucesión de montículos convertidos en vertederos ilegales. Líneas horizontales, trazos angulosos, paneles cársticos, cavidades de cemento. Figuras grabadas que responden a los tags en los grafitis. Superposiciones y dibujos zoomorfos y estiliza-dos que podrían pertenecer a la edad del bronce si no fuera por el edadismo. Así se percibe Ciutat Meridiana. Cajas de zapatos construidas en los años sesenta y setenta que necesitan un lavado de estómago: deterioradas, degradadas, desconchadas, descamisadas y descosidas por dentro como calzoncillos agujereados.
[Este el inicio de la primera de las cuatro entregas del fotoperiodista Mac Javierre-Kohan y el reportero Jesús Martínez sobre familias desahuciadas que Alternativas económicas ofrece cada lunes de noviembre.].
