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Divorcio a la italiana

Por Yann Mens
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Noviembre 2018 / 64

Presupuesto: La Comisión Europea considera que el déficit público previsto por el Gobierno italiano para 2019 no se ajusta a las normas de la zona euro.

Matteo Salvini, líder de la Liga Norte y ministro del Interior. FOTO: PARLAMENTO EUROPEO

La cosa está que arde entre Roma y Bruselas. El centro de la disputa es el aumento del déficit público previsto en el borrador de presupuestos para 2019 elaborado por el Gobierno italiano y las proyecciones de crecimiento de la economía del país. El Gobierno, dominado por la Liga de Matteo Salvini y el Movimiento Cinco Estrellas de Luigi di Maio prevé un déficit público equivalente al 2,4% del PIB. Con ello pretende financiar las medidas prometidas por las dos formaciones en las legislativas del pasado marzo: bajada de impuestos a los trabajadores independientes y a las pymes, instauración de un salario mínimo garantizado, disminución de la edad de jubilación —que se había aumentado en una reforma llevada a cabo en 2011—, relanzamiento de la inversión pública… Este aumento del gasto va acompañado de unas proyecciones de crecimiento de la economía italiana en 2019 (+1,5%) que se consideran optimistas. Actualmente solo es del 1,1% anual y muchos economistas estiman que será igual el año que viene. 

Pero es sobre todo la Comisión Europea la que cuestiona el borrador de presupuestos italiano. A diferencia del Gobierno precedente, que se comprometió a reducir en un 0,6% el déficit estructural de las finanzas públicas, es decir, la parte de ese déficit no dependiente de los efectos coyunturales del crecimiento, el borrador quiere subirlo un 0,8% a riesgo de que aumente la deuda del país, que se elevaba ya al 131,2% del PIB a finales de 2017. Según las normas de funcionamiento de la zona euro, Italia debería bajarla al 120% de aquí a tres años, mientras el Gobierno italiano prevé que en 2021 será aún del 126,7% del PIB.

 

RECTIFICACIÓN

El 23 de octubre la Comisión devolvió el proyecto al Gobierno italiano y le pidió que lo rectificara, algo que nunca se ha exigido a ningún Estado miembro. Y si la nueva versión sigue sin gustarle, tiene la capacidad, en principio, de imponer sanciones1 a Italia . A pocos meses de las elecciones al Parlamento europeo, semejante decisión correría el peligro de favorecer al voto populista. Son sobre todo los mercados los que podrían obligar a Roma a cambiar de política si, inquietos ante las perspectivas económicas y financieras de Italia, impusieran al Estado y a los prestatarios del país unos tipos de interés cada vez más elevados.

1. Italy New Fiscal Plans: the Options of the European Commision”, por Grégoire Claeys y Antoine- Mattieu Collin, Bruegel, 8 de octubre 2018, disponible en https://bit.ly/2q7nF5i