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El dilema múltiple de la UE ante Pekín

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Noviembre 2022 / 107

Ilustración
Lola Fernández

Europa hace equilibrios con el régimen de Xi,  tratando de armonizar valores democráticos,  intereses comerciales y el rechazo a una confrontación.
 
 
El XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que ha perpetuado a Xi Jinping en el poder, se solapó con el último Consejo Europeo de finales de octubre. Aunque la energía acaparó la atención de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, la cita reservó más de tres horas de "discusión estratégica" a cómo lidiar con el gigante asiático, a la vez socio, competidor y rival. 
Semanas atrás, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, había enmarcado ya el debate, al afirmar que una parte importante de nuestra prosperidad "se ha construido en torno a la energía barata que venía de Rusia y de las oportunidades de negocio con China". La dependencia de los hidrocarburos rusos tras la invasión de Ucrania lleva a repensar la relación de interdependencia con China y la posición europea en la tensión creciente entre Pekín y Washington, aún por por definir. 

La UE busca depender menos de un país clave en la gestión de retos globales

 
Durante la cumbre, el canciller Olaf Scholz, primer líder de la UE en agendar un encuentro con el reforzado Xi Jinping, defendió que el rol de la Unión es favorable al "comercio global", y no "a quienes promueven la desglobalización". El ex primer ministro italiano Mario Draghi advirtió, en cambio: "no debemos repetir [con China]el hecho de que hemos sido indiferentes, indulgentes, superficiales en nuestra relación con Rusia". 
Son dos botones de muestra de distintas sensibilidades. Tras la discusión, el presidente del Consejo, Charles Michel, lanzó un mensaje muy medido. Por un lado, aludió a la defensa de la democracia y las libertades que encarna la Unión. "Debe evitar ser ingenua", dijo, evocando la necesidad de reequilibrar las relaciones entre bloques. Pero, añadió: "la UE tampoco debe embarcarse en una confrontación sistemática" con el régimen chino. El nuevo euromantra se basa en la autonomía estratégica.
 
Occidente contra el mundo
A este respecto, la exministra española de Exteriores y decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París (PSIA), Arancha González Laya, alerta de la necesidad de contar con China en el orden mundial para "dar respuestas creíbles" a retos globales de salud, estabilidad financiera y cambio climático. En el seminario del CIDOB La estrategia geoeconómica de China e implicaciones para Europa: una mirada desde Barcelona, González Laya alertó poco antes de la cumbre sobre la idea de "Occidente contra el resto del mundo", que considera "una trampa en la que la Unión Europea no debe caer". Sí reclamó un "nuevo equilibrio" en las relaciones con Pekín. 
 

 
"La guerra perturba las relaciones entre China y la UE, más aún vista la amistad sino-rusa. Ha sido un redespertar para la Unión, que se replantea sus dependencias en productos estratégicos, especialmente desde la pandemia", explica Óscar Guinea, economista sénior del European Centre for International Political Economy (ECIPE), que también participó en el seminario citado. Guinea señala que China está apoyando ahora su desarrollo económico en el consumo interno, servido por empresas chinas, y en exportar. 
Según Bruselas, China representa el 52% de 137 productos en los que la UE sufre una dependencia excesiva. Inquietan el dominio chino en terrenos como la tecnología 5G y la inteligencia artificial. El pacto de inversiones UE-China alcanzado hace dos años está en el limbo, a raíz de los abusos de derechos de la comunidad uigur en Xinjiang (con represalias y contrarrepresalias).