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Energía // Los Balcanes se resisten a abandonar el carbón

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Febrero 2021 / 88

Serbia y Bosnia y Herzegovina proyectan nuevas centrales térmicas con financiación china. Solo Macedonia del Norte ha puesto fecha a la eliminación del combustible fósil.

Desde la firma del Acuerdo de París por el clima, en 2015, Europa está cerrando gradualmente sus centrales de carbón. El objetivo: reducir sus emisiones en un 55% para 2030. Pero hay una región del Viejo Continente que se resiste a seguir el mismo camino: los Balcanes Occidentales, donde la contaminación amenaza la salud de sus habitantes. Con dinero chino, Serbia y Bosnia y Herzegovina han iniciado la construcción de nuevas plantas de lignito: Kostolac B3 y Tuzla 7, respectivamente. El resto de los países de la zona han cancelado sus proyectos, pero a excepción de Macedonia del Norte ninguno ha puesto fin al uso del carbón.

La región muestra los peores niveles de contaminación del aire del continente. La exposición a partículas finas causó 410.000 muertes prematuras en Europa a lo largo de 2018, según el último informe al respecto de la Comisión Europea. Sus impactos fueron mayores en Kosovo, Serbia, Albania, Bulgaria y Macedonia del Norte. Respecto a los Balcanes Occidentales, las muertes prematuras ascendieron a 5.000.  Una de cada cinco personas de 19 ciudades estudiadas en 2019 por el Programa de Medio Ambiente de la ONU estaban afectadas por la contaminación. Unos 8.000 niños y 2.000 adultos de todo el continente sufrieron bronquitis por las emisiones de las centrales de carbón.

5.000 muertes prematuras causó la exposición a particulas finas en los Balcanes Occidentales 
en 2018

Por segundo año consecutivo, 16 plantas de lignito de esta región superaron seis veces los límites de dióxido de sulfuro y emisiones de polvo impuestos por la UE, según el último análisis de la ONG Bankwatch. En 2019, Serbia fue el mayor emisor de dióxido de sulfuro, pero la central eléctrica que más ha superado el límite  (en unas 9,7 veces) ha sido Ugljevik, en Bosnia y Herzegovina. A su vez, en un año Macedonia del Norte lo ha sobrepasado 13 veces más con Bitola 3, mientras que la planta Kosova 3, en Kosovo es la mayor emisora de polvo, con una extralimitación de 5,4 veces el techo permitido. Los planes para migrar hacia una energía renovable son variados entre países, pero Serbia y Bosnia y Herzegovina mantienen su posición de seguir en la era del carbón.

Dinero chino

A pesar de la presión por cumplir los requisitos para la futura adhesión en la UE, Serbia no tiene una fecha para eliminar ese combustible fósil como fuente de energía. Es el país que más se beneficia de financiación china para el sector minero. China Engineering and Machinery Corporation es la empresa encargada de la construcción de Kostolac B3. La misma compañía inauguró un equipo de desulfuración de la unidad Kostolac B en 2017 que continúa emitiendo los mismos niveles de dióxido de sulfuro. Además, el Gobierno serbio ha revivido con PowerChina el proyecto de 350 megavatios conocido como Kolubara B. Esta central eléctrica, que abrirá sus puertas en 2024, inició las obras en la década de 1980 y el proceso fue abandonado hasta el verano pasado.

Los países de la zona incumplen las normas de la UE

Montenegro y Kosovo apuestan por las renovables

Los bancos chinos también están interesados en los planes de Bosnia y Herzegovina de crear nuevas centrales de lignito. El Banco de Importación y Exportación de China ha financiado el proyecto de 450 megavatios Tuzla 7, y las autoridades bosnias esperan levantar otras cuatro plantas. Como en el caso serbio, la central de carbón Ugljevik inició en diciembre de 2019 las pruebas de un método de desulfuración que fallaron un mes después. Bosnia y Herzegovina no cumplió su objetivo del 40% de energía renovable en 2020, incluido en su plan nacional de reducción de emisiones.

Bosnia y Herzegovina tiene dos historias distintas sobre la minería. Por un lado, en la República Srpska (una de las dos entidades que conforman el país) “el trabajo en las minas y en las centrales de carbón en general aumentó entre 2013 y 2018, especialmente en los años de elecciones, haciendo difícil no pensar que los nuevos trabajadores eran llevados allí por razones políticas más que porque fuesen necesarios”, explica Ioana Ciuta, coordinadora de energía de Bankwatch. En la Federación de Bosnia y Herzegovina ocurrió lo contrario. Elektroprivreda BIH, la principal empresa energética de la entidad bosnia, redujo sus proyecciones de número de trabajadores de 2008 a 2018, aunque Ioana Ciuta subraya que no son suficientes porque “sus minas están entre las menos productivas de la región”.

“El trabajo en las minas y en las centrales de carbón en general aumentó en los años electorales,
haciendo difícil no pensar que los nuevos trabajadores eran llevados allí por razones políticas”
Ioana Ciuta
coordinadora de energía de Bankwatch

La solución de Serbia y Bosnia y Herzegovina es la misma: subsidiar el sector. Y las razones de su supervivencia también convergen. “La resistencia al cambio y el escepticismo acerca de las energías renovables tienen su papel. También el miedo a perder empleos y la falta de voluntad política para hacer una prioridad la transición de las regiones de carbón”, expone Ciuta. A esto se suma la estrecha relación entre los gobiernos y las empresas estatales de energía, cuyos directivos son elegidos por las autoridades. Superar los límites de emisiones no parece afectar a la adhesión a la UE de Serbia, puesto que otros países vecinos, como Bulgaria y Rumania, han alargado su proceso de transición energética y tampoco pusieron fecha al fin del carbón. La medida que sí afectaría a los Balcanes Occidentales a corto plazo es la tasa de carbono que la Comisión Europea ha planteado para reducir las emisiones de países terceros en 2023. 

De los Balcanes, solo tres países están en la UE (Croacia entró en 2013 y Bulgaria y Rumania, en 2007). Serbia y Montenegro son candidatos a entrar en un futuro próximo y se está discutiendo la apertura de negociaciones de adhesión con Macedonia del Norte y Albania. Bosnia y Herzegovina y Kosovo enviaron su petición en 2016, pero siguen lejos de sus vecinos puesto que el primero debe estabilizarse en todos los sentidos y el segundo necesita el reconocimiento de todos los Estados miembro de la UE (España, Grecia, Rumania, Chipre y Eslovaquia aún no reconocen la independencia de Kosovo).

Pasos hacia las renovables

Aunque los Balcanes Occidentales han violado desde 2006 el Tratado de la Comunidad de la Energía sobre la reducción de emisiones, lo cierto es que poco a poco están implantando alternativas renovables. El ejemplo a seguir es Macedonia del Norte, primer país en anunciar el fin del carbón en 2025 e impulsor de proyectos de energía solar y eólica. Pero el plan nacional esconde letra pequeña. La central térmica de Bitola cambiará el carbón por el gas natural en cinco años y permanecerá en funcionamiento hasta 2040. Es decir, reemplazará un combustible fósil por otro. Todavía no está claro el plan de acción de la empresa encargada de esta central térmica, que cuenta con financiación estatal y el visto bueno del Gobierno macedonio.

Montenegro y Kosovo también siguen la senda de las energías renovables. En ambos casos comenzaron a explorar otras vías a partir de la cancelación de nuevas centrales de lignito: Pljevlja II y Kosova, respectivamente. Aunque es un movimiento positivo, ninguno de los dos países ha fechado su abandono del carbón, por lo que podrían aparecer nuevos proyectos en un futuro. Tras la anulación del proyecto, Montenegro introdujo un límite de emisiones y comercio a los más contaminantes del país y rescindió los subsidios a pequeñas plantas hidroeléctricas. El proyecto fallido permite que Kosovo empiece de cero con las energías renovables. En su caso, una opción es continuar creando interconexiones para flexibilizar su sistema de energía con la planta hidroeléctrica de Albania, construida hace siete años.