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La industria turística está tocada

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Mayo 2013 / 3
Foto artículo: La industria turística está tocada

Importantes empresas turísticas han desaparecido tras la caída de visitantes y sobre todo por el hundimiento del turismo interior. El sector sigue conservando el atractivo del “sol de España”, pero no ha logrado consolidar una industria firme.

Turistas de paseo por Barcelona. FOTO: ANDREA BOSCH

En la tormenta perfecta, la sorpresa es que al sector de la industria del turismo también le ha tocado su turno. ¿Pero no decía el Gobierno que somos líderes mundiales y que es una de las actividades económicas que nos tenían que sacar de la crisis?

Los hechos no dejan espacio al error. Durante el primer trimestre de 2013 el número de vuelos en los aeropuertos de AENA se hunde el 15,6% y el número de pasajeros cae un 8,2%. En 2012 los vuelos se redujeron un 10,1%. La cifra de pasajeros fue un 5% menor y alcanzó 194,2 millones; 16 millones de viajeros menos que el récord de 2007: volvemos a cifras de 1996. Pero, qué podemos esperar si han desaparecido 21 aerolíneas, algunas tan señaladas como Spanair, Futura, Orbest o LTE.

El tren de alta velocidad (AVE)se ha embarcado en una arriesgada operación de rebaja de precios, desde el 11%  hasta el 70%. Los vagones van medio vacíos (la ocupación media es del 62%) y el AVE no logra superar los 25 millones de pasajeros anuales, pese a haber invertido 39.000 millones de euros en la red. 

En 2012 vivimos a cámara lenta el derrumbe del emporio español del reino de los paquetes vacacionales, Viajes Marsans. Ahora en 2013 ha sido el turno del operador    turístico Orizonia. Quedan en pie, afrontando los nuevos desafíos, Gobalia, el grupo Matutes y Barceló.

Las multinacionales hoteleras sufren en silencio su exposición a la burbuja del ladrillo, a la vez que son víctimas de los impagos de los mayoristas (Orizonia les adeuda 70 millones). Meliá, Barceló y NH aguantan el tipo a base de expandirse en el exterior. En el sector de la restauración, variopinto y democrático con 14.500 cafeterías, 70.000 restaurantes y 240.000 bares, los índices de mortalidad son cada día más elevados y ya han desaparecido 13.000 establecimientos.

¿Sigue luciendo el sol?

Los signos del desastre aparecen por todas partes. Sin embargo, la base principal del florecimiento turístico continúa intacta. Durante la crisis, los viajeros de Europa (Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia, son los principales emisores), sin dejar de sacar cuentas a la hora de pagar el restaurante, mantienen la afición por “el sol de España”. El año 2012 fue el tercero con mayor número de visitantes extranjeros, según datos de Frontur. Los 57,7 millones de turistas internacionales contabilizados superan en un 2,7% los registrados en 2011. La cifra solo queda por detrás de los 58,7 millones de 2007 y de los 58 millones de 2006.

Los turistas extranjeros no nos abandonan. Quizá las impactantes imágenes de la primavera árabe hayan sido una inestimable ayuda. Pero la crisis no es una realidad ajena a los jubilados y trabajadores de allende los Pirineos. El análisis de Frontur muestra significativos cambios en su comportamiento. Las entradas en avión cayeron el 4,1%, mientras que los viajes en coche se dispararon el 16%. El alojamiento hotelero disminuyó el 7%, pero el alojamiento no hotelero creció un 11,4%. La facilidad y fiabilidad de la contratación vía Internet ha abierto una oferta novedosa en el alquiler y, de modo incipiente, en los intercambios de vivienda. El sector cambia, aunque algunos no lo quieran ver.

Los españoles vuelven al pueblo

Si los extranjeros no fallan, la causa de la debacle en el sector podría encontrarse en la caída del llamado “turismo interior”. Los estudios del observatorio Familitur tampoco dejan claro que este sea el escenario. En 2012 se contabilizan 14,049 millones de viajes vacacionales, con un crecimiento del 12,2% en relación con el año anterior. Como novedad se observa que los españoles han “vuelto al pueblo” y se registra un espectacular crecimiento del 33% en las “visitas a familiares”. Sin embargo, los datos de alojamiento hotelero se mantienen estables con un 0,4% de incremento. Los viajes al extranjero son pasto de la crisis y registran una caída del 1,7%, con 1,2 millones de desplazamientos.

2011, un gran ejercicio

La evidencia del derrumbe del sector industrial nacional del turismo contrasta con  las cifras de fondo. Una combinación que resulta chocante. El propio Banco de España ha calificado a 2011 como “un gran ejercicio” por la aportación del turismo de 43.026 millones de euros a la balanza de pagos nacional. Sus expectativas para 2012 son también muy optimistas. Con cifras acumuladas al mes de septiembre (las últimas disponibles), el pasado año superaba en 400 millones de euros el ingreso turístico en el mismo período del año anterior. 

¿Cómo es posible que buena parte del sector industrial del turismo en España se encuentre en la unidad de cuidados intensivos, si el Banco de España afirma que los dos últimos ejercicios, tanto en términos absolutos (ingresos totales del sector) como relativos (la diferencia entre lo ingresado con lo que los españoles gastaron en el extranjero) nos encontramos en cifras de récord?

¿Qué está ocurriendo?

¿Cómo explicar tan rotunda contradicción? La actividad turística tiene una peculiaridad que contrasta con otras actividades económicas que siempre tienden a concentrar sus ingresos y beneficios en pocas manos. Es como el maná en el peregrinaje de los israelitas por el desierto. Igualitario y democrático, de su desarrollo viven cientos de familias que regentan bares, chiringuitos o discotecas, que alquilan casas o crean hoteles rurales, que explotan taxis, que hacen de guías, que son monitores y gestores en actividades de riesgo o aventura, cocineros, camareros, bailadores,  etc.  

En el sector de la restauración han desaparecido 13.000 negocios

Las visitas a familiares crecen un notable 33%

Este tejido, sin embargo, no es inmune (quizá todo lo contrario) a los males del sistema. Pasto de la economía sumergida, en sus cuatro décadas de vacas gordas, junto a los industriales serios ha aparecido también un estereotipo de empresario “listo” y poco escrupuloso que, a la larga, se ha convertido en una penosa imagen de marca del “patrón español”. Permeable a la burbuja del ladrillo como pocas actividades, ha desarrollado un maridaje letal con ciertos responsables políticos en las autonomías y los ayuntamientos que han terminado por arruinar la dignidad empresarial y de la Administración Pública por atestar las costas de cemento, de trabajo precario en los períodos de vacaciones y de desesperados de las filas de paro. Con la crisis, este sector industrial ha mostrado lo peor de si mismo: fuga de capitales, despidos masivos, cierres intempestivos. 

Nuestros socios de Europa, por otra parte, han alentado la especialización de España como balneario, pub, club nocturno, centro de la Tercera Edad, de sus propias clases medias. Como “potencias emisoras” nunca han dejado de controlar la parte del león de los ingresos que generaba la masa de turistas británicos, alemanes o franceses con rumbo al Sur: paquetes turísticos, promoción y compra de viviendas, hoteles, incluso distribución de productos de primera necesidad. Ahora, con la debacle económica en España, la colonización internacional del sector se ha convertido en algo más tangible que una simple amenaza. 

En el primer trimestre de 2013 hemos sido testigos de situaciones que afectan a algunos de los emblemas del turismo español y que dan pistas sobre males que han puesto al sector turístico de este país al borde el precipicio.

Iberia y Vueling en manos británicas

Iberia, empresa privatizada al final del pasado siglo, fue capaz de encadenar13 años consecutivos con beneficios entre 1996 y 2008. Este éxito se sustentó en una estrategia que le permitió conquistar el liderazgo en los tráficos entre Latinoamérica y Europa. De acuerdo con esta política, el Gobierno embarcó a AENA en la ampliación del aeropuerto de Madrid-Barajas, que durante una década ha sido la puerta de embarque entre el Viejo Continente y el sur del Nuevo.

En 2009, tras un cambio de gestión, los nuevos directivos de Iberia, Antonio Vázquez y el recién simisionario Rafael Sánchez Lozano, ultimaron una pretendida “fusión entre iguales” con British Airways. En ese punto comenzó una deriva que ha dado como resultado el fortalecimiento de las posiciones de la aerolínea británica y el empequeñecimiento de Iberia, con una perspectiva que la convertirá en una low cost para el sur de Europa. Adiós al sueño americano. Pérdidas acumuladas de 800 millones de euros, 3.100 despidos, reducción de flota de 150 aparatos a 70 aviones y un repliegue en Madrid-Barajas de 900 vuelos diarios a menos de 300, con la ruina del proyecto de la T-4, son el resultado. 

Además, y por el mismo precio, IAG se ha convertido en el propietario de Vueling, una empresa de éxito en los bajos costes, quizá la única capaz de dar la réplica a los expansivos proyectos de EasyJet y Ryanair. 

Orizonia

En julio de 2006 el fondo de capital riesgo estadounidense Carlyle entró por la puerta grande en la industria turística española. Tras comprar activos en este negocio de la familia Fluxá por 800 millones, se erigió en el “modernizador del sector” con la creación de Orizonia. 

Sus ínfulas duraron poco. Pese a facturar 2.351 millones de euros en 2011 y ganar 17,5 millones en su red de agencias de viaje con una plantilla de 1.300 empleados, en un funesto mes de febrero de 2013 ha terminado por arruinar la vida de al menos 3.000 trabajadores.

Iberia va camino de convertirse en una ‘low cost’ del sur de Europa

El turismo enfila una deriva al tipo de negocio de los sesenta

El Gobierno de Mariano Rajoy, por su parte, se ha embarcado en un proceso de liberalización/privatización de los aeropuertos y de los tráficos del tren de alta velocidad que se convertirán en una puerta expedita para la entrada de los grupos turísticos y de transportes europeos en el coto cerrado que ahora explotan con torpeza AENA y Renfe. La operadora ferroviaria francesa SNCF ya ha homologado trenes para operar el AVE entre Barcelona y Madrid. La venta del 49% de las acciones de la empresa pública propietaria de la red de 47 aeropuertos españoles se ha visto paralizada, pero solo por la torpeza del Ministerio de Fomento, que subió las tasas de aeródromo un 20% en 2012 saltándose todos los protocolos establecidos por la UE, lo cual ha provocado las iras de Bruselas y ha incrementado la incertidumbre a la hora de establecer el precio para la desinversión.  

Estos ejemplos y otros que se podrían traer a colación enfilan hacia una deriva que nos devuelve a formas de explotación del turismo en los años sesenta del pasado siglo. A los españoles nos toca hacer de camareros, a las españolas, de bailaoras, mientras los alemanes, británicos y franceses gestionan todo lo demás.