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La UE se prepara por si gana Trump

Un triunfo electoral del líder republicano en noviembre obligaría a Bruselas a asumir un papel más activo en las guerras de Ucrania y Gaza, en un contexto de ascenso de la extrema derecha

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Febrero 2024 / 121
Europa Trump

Ilustración
Lola Fernández

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El posible triunfo de Trump en las elecciones presidenciales de EE UU aumenta las responsabilidades de la Unión Europea en las guerras de Ucrania y Gaza, en las que hasta ahora Washington ha tenido un peso determinante. Los desafíos que afronta Europa se multiplican en un año clave por las elecciones al Parlamento Europeo del próximo junio. Las tensiones internas provocadas por las guerras coinciden en un escenario de auge de la extrema derecha, una economía renqueante y las agudas crisis climáticas y migratoria de fondo.

En la guerra de Gaza ha sido muy relevante el creciente protagonismo europeo con el plan de paz presentado por el alto representante de la Unión, Josep Borrell. Su objetivo es acabar con la guerra y hacer efectiva la creación de dos Estados que garanticen “la seguridad futura de israelíes y palestinos”. El documento presentado por Borrell señala: “No existe otra solución global creíble que no sea la creación de un Estado palestino independiente que viva junto a Israel, en paz y seguridad, con plena normalización y un desarrollo sustancial de la seguridad y la cooperación económica entre Israel, Palestina y la región”. Es un plan que, a medida que se agravan los destrozos de la guerra, con una creciente pérdida de vidas humanas, se está convirtiendo en una estrategia más plausible.

La guerra de Rusia contra Ucrania y su estancamiento provocan cada vez tensiones más serias en el seno de la Unión. Contra todo pronóstico, el primer ministro belga, Alexander de Croo, que ocupa la presidencia de turno de la Unión, ha asumido directamente la necesidad de tomar medidas. Para De Croo, el futuro de Europa depende de la guerra en Ucrania. “Para EE UU y otros aliados, el apoyo a Ucrania es una cuestión estratégica, una cuestión geopolítica. Para nosotros, europeos, es una cuestión existencial que va al corazón de nuestra seguridad y nuestra prosperidad”. 

La decisiva victoria de Trump en los caucus de Iowa supone un paso relevante para convertirse en candidato presidencial republicano para 2024. Una victoria de Trump tendría un impacto decisivo para Europa. Frente a esta posibilidad, el líder belga precisó: “No deberíamos temer esta perspectiva”. Y añadió que en esta tesitura “deberíamos colocar a Europa sobre una base más sólida, más fuerte más soberana y más autosuficiente”.

El historiador británico Timothy Garton Ash, autor de Europa. Una historia persona (Taurus) ha lanzado una advertencia contundente sobre los desafíos que afronta la Unión: “Europa tiene que elegir entre la dictadura o la democracia; entre la integración o desintegración”. En definitiva, los riesgos que atenazan Europa son serios y la Unión se podría destruir de forma bastante rápida. 

Dos Europas se están perfilando: la fundamentada en las democracias liberales, con coaliciones de centro derecha o centro izquierda que tratan de mantener diferentes modelos de Estado de bienestar, y otra en la que ganan terreno líderes populistas como Giorgia Meloni en Italia y Geert Wilders en Países Bajos y partidos de extrema derecha como Alternativa para Alemania. El común denominador de los movimientos populistas es un rechazo frontal a la emigración, con una perspectiva que supone una negación de los valores europeos.

El 'problema Orbán'

El más osado es el primer ministro de Hungría, el ultraconservador y prorruso Viktor Orbán, contrario a la política de migración de Bruselas y, sobre todo, opuesto a la entrada de Ucrania en la Unión. El pasado diciembre el acuerdo para iniciar las conversaciones de adhesión con Ucrania solo fue posible tras la sorprendente iniciativa de invitar a Orbán a que se ausentara del Consejo mientras se realizaba la votación.

El gran cambio que se ha registrado en Europa es que, a diferencia del pasado, cuando los enemigos de la Unión abogaban por su abandono, como fue el caso del Reino Unido con el Brexit, ahora los opuestos a los valores europeos tienen como propósito cambiar el proyecto europeo y hacerlo a su medida. Georgia Meloni, con la montaña de deuda pública que arrastra su país, sabe muy bien que no puede prescindir del respaldo del Banco Central Europeo (BCE). 

Orbán tiene también muy claro que la salida de la Unión significaría la pérdida de mucho dinero. Las negociaciones del líder húngaro con la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, para lograr la liberación de los fondos que tiene bloqueados por incumplimientos del Estado de derecho han provocado un grave enfrentamiento con el Parlamento Europeo.

La tensión entre la Unión y Hungría se agravó a mediados de enero cuando la Comisión decidió desbloquear 10.200 millones de euros de ayudas comunitarias que permanecían congeladas por la falta de reformas en el sistema judicial húngaro. La liberación de los fondos por parte de la Comisión, que estimó que las reformas se habían realizado, provocó una dura respuesta de la Eurocámara, que ha acordado acudir a los tribunales al estimar que las reformas eran simplemente “cosméticas”. La resolución que acordó esta decisión, aprobada por una abrumadora mayoría, afirmaba que la Unión “no puede en modo alguno ceder al chantaje y mercadear con sus intereses estratégicos y los de sus aliados renunciando a sus valores”.

Con este mar de fondo, Europa va a las elecciones el próximo junio. Estas pueden inclinar más hacia la derecha y la extrema derecha la composición del Parlamento Europeo y, posteriormente, la elección del presidente o presidenta del Ejecutivo comunitario. Un reflejo del riesgo real existente ha sido la premura con que se ha aprobado el Pacto por la Emigración, que llevaba años congelado. Dicho pacto ha sido censurado porque supone un endurecimiento de las condiciones de entrada y acogida. “Hemos aceptado este pacto, que supone bastantes derechos, porque temíamos que con el nuevo parlamento que salga de las elecciones de junio podría ser muchos peor”, explica el  eurodiputado socialista Javi López.

¿Avanzar en las crisis?

López apunta que las fuerzas democráticas están centrando sus esfuerzos en “mantener el equilibrio de fuerzas” apoyándose en los grupos políticos más identificados con los valores europeos, incluidos amplios sectores del PP. En este sentido, destaca la relevancia de la victoria de Donald Tusk contra los ultraconservadores en Polonia, porque aunque es un hombre del PP, “ha hecho de la lucha por la defensa del Estado de derecho su razón de ser”.

Antes de las elecciones de junio quedan pendientes importantes asuntos como la aprobación definitiva de las reglas fiscales. Los dos criterios básicos establecidos en los tratados de limitar el déficit al 3%del PIB y la deuda pública al 60% permanecen intocables. Los ministros han rechazado la propuesta de exigir una reducción del exceso de deuda a un ritmo del 5% anual. El criterio fundamental será el de la regla de gasto, que exige que los gastos estructurales de las administraciones públicas no podrán superar los ingresos. 

Otro frente es la pérdida de pulso de la economía europea y la creciente pérdida de competitividad de Europa respecto a EE UU y China. El Banco Mundial  ha destacado la creciente brecha en renta per cápita que en 2023 ha significado que la de Estados Unidos duplique la de Europa. En los próximos meses la Unión deberá probar si es cierta la máxima del fundador Jean Monnet de que “Europa avanza en las crisis”.