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Unión Europea // Un virus útil para un giro económico

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Noviembre 2020 / 85

Los fondos de cohesión brindan a España la oportunidad de superar sus carencias digitales y de transición energética, aún más evidentes después de la pandemia.

Esta vez ha sido el Parlamento Europeo el que bloquea, por el momento, la puesta en marcha del llamado Next Generation EU, el gran fondo de 750.000 millones de euros del que se ha dotado la Unión Europea para recuperarse del coronavirus, y con él va junto el próximo presupuesto plurianual hasta 2027, que asciende a 1,074 billones. A cambio de su apoyo, la Eurocámara exige un aumento de 39.000 millones. 

España tiembla ante los posibles atrasos de los 140.000 millones que le corresponderían del fondo de recuperación, de los que en principio solo pedirá los 72.000 millones que corresponden a subvenciones, renunciando a los créditos. 

España percibirá 35.500 millones de euros en fondos de cohesión entre 2021 y 2027

Sin embargo, además del fondo de recuperación, España tiene otros instrumentos a su alcance como posible complemento al Next Generation EU: los fondos de cohesión. Está previsto que el país reciba 35.500 millones de ellos durante los próximos siete años, un volumen superior a los 28.600 millones percibidos en el periodo anterior. Estos fondos brindan una oportunidad para reorientar la economía hacia un modelo sostenible y digital, prioridades fijadas por Bruselas a la hora de gastar el dinero para reactivar la economía. 

Zonas más afectadas

El punto de partida no es muy esperanzador. Según el Barómetro Regional y Local de la UE de este año anunciado por el presidente del Comité Europeo de las Regiones, Apostolos Tzitzikostas, seis regiones españolas —Valencia, Andalucía, Islas Baleares, Castilla y León, Madrid y Cataluña— figuran entre las áreas europeas más afectadas por el impacto económico de la covid-19. Tzitzikostas también advirtió sobre la llamada “generación perdida de la covid”, que en España se traduce en un 43% de desempleo juvenil.

Ahora se habla de las consecuencias de la pandemia, pero pocos meses antes solo parecía importar el coste diario. Es ahí donde entran los fondos de cohesión. 

La Iniciativa de Inversión en Respuesta al Coronavirus (IIRC) y su versión ampliada (IIRC Plus), ambas aprobadas en abril, permiten incrementar las tasas de cofinanciación por parte de la UE al 100% este año y el siguiente. Esta flexibilización de los criterios permite usar los recursos no gastados en el anterior periodo presupuestario. Para España significará poder disponer de 2.500 millones de euros más de fondos de desarrollo regional FEDER  que se destinarán, en buena parte, a reforzar el sistema sanitario. 

En una conferencia sobre la cohesión europea y la sanidad digital, la eurodiputada por Ciudadanos Susana Solís subrayaba recientemente posibles soluciones para el siguiente presupuesto europeo, como la digitalización, el acceso abierto a los datos y la especialización.

Un modelo verde y digital

Además de los mencionados 140.000 millones de euros del fondo de recuperación, España recibiría unos 12.400 millones de euros de otra ventanilla, el REACT-EU, para afrontar específicamente los retos digitales y energéticos del país. Esta es la segunda medida clave del plan de recuperación de Europa, que amplía las acciones de las IIRC y IIRCS Plus para salvaguardar la sanidad, la cultura y el turismo. Se financia hasta 2021 con el dinero no gastado del presupuesto europeo vigente (2014-2020).

Los FEDER se centrarán en buena medida en fortalecer la educación a distancia. Durante el confinamiento, el 6% de los españoles no han tenido acceso a la red. El Gobierno destinará el 33% del fondo de recuperación a reducir la brecha digital en las zonas rurales. También apoyará el empleo en el turismo mediante los 21.000 millones que España recibirá del mecanismo comunitario SURE para costear los expedientes de regulación temporal de empleo. 

El 37% del plan de recuperación de España impulsará la transición verde a través de los Fondos de Transición Justa (FTJ), que mitigarán la destrucción de empleo en regiones mineras como Asturias (1.100 empleos en dos años) en Castilla y León (5.000 puestos en 10 años) aún sin compensar, con nuevos empleos ligados a la energía renovable.