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Futuro // Una década de lucha por otra economía

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Diciembre 2020 / 86

Ilustración
Pedro Strukelj

Para lograr sus objetivos, la economía del bien común (EBC) precisa de una legislación favorable, un consumidor responsable y una democracia desarrollada.

Necesitamos recuperar la esperanza en un futuro con alternativas deseables. Y la llamada economía del bien común (EBC) quiere ser una de ellas. La EBC acaba de cumplir 10 años y se trata de un modelo económico joven y con futuro.Con presencia en más de 30 países, este movimiento nació de observar la realidad económica tras la crisis financiera de 2008. Su ideólogo y fundador, Christian Felber, continúa al frente en la difusión y aplicación del modelo.

Su horizonte es retornar la economía a su finalidad original: la búsqueda del bien común. Para conseguirlo, precisa cambiar el marco de incentivos con una legislación favorable, un consumidor responsable y una democracia desarrollada. Se trata de un planteamiento amplio, y en esto radica su interés, ya que los problemas que abordar también lo son.

La economía actual se basa en un uso del poder económico que aumenta la desigualdad y dificulta la democracia; un uso del dinero que tiende a la formación de burbujas, y, cómo no, en un uso del planeta no sostenible. Frente al fomento de las desigualdades, la EBC introduce limitaciones en el derecho a la propiedad, distinguiendo entre propiedad privada, mixta y común democrática en función del tipo de bienes. Su gran apuesta por la transparencia es hacer que el balance del bien común sea obligatorio para todo tipo de instituciones y con la misma importancia que los balances financieros. Frente a un uso del dinero que tiende a formar burbujas, la EBC propone una reforma del sistema financiero con bancos centrales públicos con derecho exclusivo sobre la creación de dinero y que financian directamente a los Estados. Frente a un uso de los recursos del planeta tan desproporcionado, se propone una visión de la naturaleza con valor de uso y se recupera el concepto de bienes comunes, antiguamente referido a las tierras. Frente a un uso del poder económico que dificulta la democracia, la EBC nos recuerda que para desarrollar nuestra conciencia soberana es preciso saber apreciar lo que nos falta; justamente el estado actual de limitación de libertades es una oportunidad para la toma de conciencia.

Al hablar de los problemas de la economía lo hacemos en términos de uso, ya que apreciar el uso por encima de la propiedad refuerza la orientación al bien común.

Sostenibilidadd y justicia social

¿Dónde que están los límites que impiden avanzar hacia una economía del bien común?  Los límites en justicia social están alineados con los estudios y peticiones de las principales organizaciones en pro de la justicia social, y dependen de la voluntad de poner excedentes al servicio del bien común. Los límites en el uso del dinero dependen igualmente de la voluntad de poner excedentes al servicio del bien común. Mientras España tiene una deuda pública de un billón de euros, también  hay cerca de 150.000 millones de capital especulativo parado en busca de oportunidades de inversión. Si el capital especulativo regresa de forma ética a la economía real ganamos todos. 

La sostenibilidad ecológica es un reto de rango igual o mayor a la pandemia que estamos viviendo. Por último, los límites en democracia se ven incluso amenazados de retroceso con las medidas actualmente aplicadas a nuestra convivencia social. La gran oportunidad reside en trabajar la democracia a un nivel más cercano, el de los municipios.