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17 — APLAUSOS // Día 30

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Diciembre 2020 / 8

Cada tarde a las ocho estamos convocados a un ritual. De agradecimiento a la gente que está haciendo un sobreesfuerzo y exponiendo más su salud. También para dejar por unos minutos de sentirnos solos. De reconocernos como parte de una comunidad. 

Nos conviene este momento de encuentro. Permite romper el aislamiento. Esta especie de arresto que igual es necesario, pero que quizás se hubiera podido evitar si desde el principio se hubieran hecho pruebas masivas. Lo necesitamos porque cuando esto acabe tenemos que ser capaces de convertir este gesto en una fuerza solidaria y movilizadora. Porque el encierro es solo la primera parte de un partido en el que podemos perder mucho. Tenemos que recordar el nunca más de los recortes sanitarios. Para que la gente que ahora padece recluida en espacios cerrados y sin ingresos, los niños y niñas que han perdido medio curso escolar, las familias angustiadas por las condiciones de sus familiares en las residencias, o todo el personal que realiza tareas básicas sin la protección adecuada sepan que no volverá a pasar.

La fiesta va a generar mucha deuda pública. Y una vez pasado el susto volverán los de siempre con la monserga del ajuste necesario y la reforma laboral. Por eso, los aplausos deben ser no solo rito de supervivencia y apoyo a los que trabajan por nuestro bien. Tienen que ser también la gimnasia preparatoria para lo que tendremos que afrontar después.