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Más paro, sí, pero sin conclusiones tajantes

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Marzo 2020 / 78

Los malos datos se han asociado al alza del salario mínimo o al inicio de un periodo recesivo. Conviene hilar más fino.

Tertulianos y periodistas mediáticos son adictos a comentar estadísticas aisladas. Como las que suministra la Bolsa a diario, el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) cada mes o la Encuesta de Población Activa (EPA) cada trimestre. Con ello construyen nuestra percepción de la realidad y, a menudo, impiden alcanzar un conocimiento sobre cuestiones esenciales. A ello se suman con ardor los dirigentes políticos, siempre dispuestos a utilizar en su beneficio cualquier dato favorable, o malo para el rival.

Los datos mensuales del paro registrado y la afiliación a la Seguridad Social constituyen las estrellas de este circo mediático. La publicación de los datos de enero, que indican un aumento del paro registrado y una caída  de la afiliación, han abierto un debate que va mucho más allá de la cuesta de enero. La destrucción de empleo parece haber sido mayor que nunca y esto se ha utilizado en un doble debate: el del inicio de un nuevo periodo recesivo y el de los efectos negativos del incremento del salario mínimo.

Los sectores afectados por la estacionalidad sufren más la cuesta de enero

El salto inédito en la destrucción de afiliación se concentra en el régimen agrario

Lo primero que hay que tener en cuenta es que enero siempre es un mes con destrucción de empleo y aumento del paro. Forma parte de una de las muchas variantes estacionales que florecen en nuestro mundo laboral asociadas fundamentalmente al peso que tienen actividades de elevada estacionalidad así como alguna de las prácticas habituales de nuestro mundo empresarial. En enero se destruyen muchos de los empleos que se crean por el ciclo navideño. Cuando se analiza la destrucción de empleo por sectores se constata que solo comercio y hostelería son responsables de más del 50% de la destrucción de afiliación (y del 71% de la caída en el régimen de afiliación general). El sector de Sanidad y Servicios Sociales es el tercer gran aportante a la destrucción de empleo, lo que lleva a pensar que puede tratarse del fin de contratos temporales asociados a las vacaciones invernales.

¿Como cada enero?

Que cada enero se destruye empleo, del orden del 1%, es algo conocido. Pero los agoreros señalan que este enero el porcentaje de destrucción ha sido el mayor de los últimos años, pues se ha situado en el 1,28%, casi una décima por encima de enero de 2015 (1,19%), el peor del periodo de recuperación. Conviene siempre estudiar los datos con detalle y cuando se hace este ejercicio se observa una realidad más compleja y un elemento distorsionador. Si solo se toma en consideración lo que ha ocurrido en el régimen general y en el de autónomos (los que recogen el grueso del empleo), la caída de afiliación ha sido solo del 1,02%. Lo que explica el salto en la destrucción de afiliación es, en cambio, la espectacular caída de la afiliación en el régimen agrario: 31.882 afiliados menos, una caída del 4,1%. Es posible que la fuerte destrucción de afiliados en el régimen agrario se deba a los problemas que ha padecido el sector este último año, pero tampoco puede perderse de vista que se trate simplemente de una retirada de actividad en un sector con un elevado grado de envejecimiento. El peso de la destrucción de empleo agrario explica también el impacto que esta ha tenido sobre el paro registrado. Por cada 100 afiliados dados de baja, solamente han aumentado 36 nuevos parados registrados, un porcentaje inferior al del 2019 (41,5%). En definitiva, con los datos actuales no hay ninguna base para apoyar ningún tipo de hipótesis. La destrucción de afiliación y de paro ha estado en la línea habitual, característica del modelo de economía sincopada que predomina en nuestro país. Con los datos de un solo mes es imposible sacar conclusiones más sólidas en uno u otro sentido.