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51 — PANTALLAS // Día 3

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Diciembre 2020 / 8

Llevamos meses adictos a las pantallas. En este confinamiento las pantallas y las telecomunicaciones nos han ayudado a pasar el tiempo y nos han permitido mantener un cierto nivel de relación con gente que estaba lejos.

Si la pandemia ha alterado nuestras vidas, uno de los cambios ha sido un mayor recurso a los medios que transmiten voz e imagen. Si alguien ha sacado tajada de esta situación ha sido el sector de las telecomunicaciones y de lo digital, no solo en términos financieros, también en hegemonía cultural. Hace años que llevan ganando la partida.

Una parte de la gente inexperta defendía antes el acceso gratuito de medios a través de Internet, lo que fue especialmente útil a las grandes multinacionales del sector para expandir su negocio. La prensa, los libros tienen un enorme coste de producción, que alguien tiene que pagar. Puede ser gratis su producción en casos como el mío, profesor universitario con salario público. Aunque soy coeditor de dos revistas que hacemos profesores sin cobrar, tienen unos costes ineludibles porque las cuestiones técnicas hay que pagarlas. Por eso, no todo puede ser gratis y la única forma de recibir buena información digital es suscribiéndose a las buenas revistas o prensa.

Hay dos peligros con la adición a las pantallas que será difícil combatir. Uno, social: que nos acostumbremos a vivir en este mundo digital y confundamos las imágenes con el mundo real. Hoy más que nunca nos necesitamos como sociedad, mezclados, interrelacionados, colaborativos y esto requiere un trato que nunca conseguiremos por medio del móvil o cualquier otro artilugio. El segundo es que el éxito de lo digital nos haga olvidar los peligros que entraña en campos diversos: control por parte de Gobiernos o multinacionales de nuestros comportamientos, contaminación electromagnética con efectos sobre la salud, alto consumo energético incompatible con cualquier ajuste ecológico serio... En muchos lugares se estaba reclamando un debate profundo sobre el impacto del 5G. Ahora será más difícil impulsarlo, pero seguirá siendo igual de necesario.