La PAC pos-2014: una botella medio llena y medio vacía
Tenemos nueva Política Agraria Común (PAC). Como suele ocurrir en negociaciones complejas, el acuerdo tiene el mérito de existir, pero ha decepcionado a muchos.
¿Cuáles eran los objetivos perseguidos con la reforma? Unas ayudas más legítimas; condicionarlas más a la generación de bienes públicos, una redistribución que las haga más justas; promover la investigación y la innovación; una cadena alimentaria más equilibrada. Se han dado pasos adelante.
En primer lugar, las ayudas agrarias deberían ser recibidas únicamente por los agricultores activos. Se han limitado las ayudas a los grandes agricultores. Por otro lado, se permite que el país que quiera pueda ayudar más a sus agricultores pequeños y medianos, concretamente a las 50 primeras hectáreas. Se han corregido algo las diferencias en las ayudas que reciben los agricultores de los nuevos miembros con respecto a los de la vieja Europa. Además, el 30% está condicionado al cumplimiento de obligaciones medioambientales,un paso hacia una nueva legitimidad. Por otro lado, se han reforzado los fondos para la investigación y la innovación. Se promueve la organización de los productores y las interprofesiones. Se favorecen las iniciativas conjuntas entre agricultores, en particular los pequeños y medianos. Disminuyen los fondos nacionales para cofinanciar los fondos europeos. Los Estados miembros tendrán un año más para encontrar el dinero complementario necesario.
Muchos cambios han aparecido y van casi todos en el sentido de diluir los avances. Los márgenes de flexibilidad nacionales pueden disminuir el impacto. Muchos países, entre ellos España, han trabajado con gran éxito para ello. Pero tenemos mejores bazas para seguir avanzando en el proceso de modernización de la PAC, con la discusión venidera de la PAC, pos-2020.
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