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Los genes ayudan a las mujeres a combatir mejor el virus

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La infección por el SARS-CoV-2 lleva a las UCI y mata a más hombres que mujeres. Este dato es una constante en todos los lugares en que se está desarrollando la pandemia, sean cuales sean los hábitos y costumbres de cada país. Esta diferencia entre sexos se ha observado también en muchas otras enfermedades infecciosas, lo que un creciente número de investigadores atribuye a la dotación genética de las mujeres, que las protege mejor y reduce las secuelas graves. En contrapartida, el género femenino sufre más dolencias autoinmunes, las causadas por una reacción exagerada del sistema inmunológico, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple o el lupus.

Al igual que todos los anteriores, el último informe del Instituto de Salud Carlos III sobre la covid-19 constata la diferencia entre ambos sexos. Aunque la cifra de contagiados es bastante similar, se contabilizan entre los hospitalizados no críticos más varones (57%) que mujeres (43%) y la diferencia se dispara entre los ingresados en UCI y los fallecidos (66% frente a 34%). En estado crítico, el número de hombres duplica al de mujeres.

Preguntado por este asunto a finales del pasado marzo, cuando tras los primeros recuentos ya se observaba una clara predominancia masculina entre los fallecidos, el doctor Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, atribuyó a los distintos hábitos y estilos de vida de hombres y mujeres esa diferente mortalidad. Los hombres consumen más tabaco y alcohol que las mujeres, indicó Simón, son más renuentes a acudir a los servicios médicos de forma preventiva y cuidan menos su dieta. Otros médicos apuntan también a que ellos se ocupan menos de cuestiones higiénicas básicas, como es el lavado de manos.

Pero cabe otra explicación. El doctor Sharon Moalem, autor del ensayo La mejor mitad: sobre la superioridad genética de las mujeres, subrayaba hace unos días en un artículo publicado en The New York Times, la importancia que tiene la distinta estructura genética de hombres y mujeres, un dato del que, históricamente ha prescindido la ciencia médica, centrada en investigaciones hechas por hombres y efectuadas en animales machos y con voluntarios del género masculino. 

Sin negar la influencia de los diferentes estilos de vida, el doctor Moalem deposita en lo que denomina “supremacía genética femenina” la principal razón de esa mayor resistencia ante las enfermedades, incluida la covid-19. Los hombres, argumenta, tienen más masa muscular, más altura, más corpulencia y más fuerza física. Pero las mujeres muestran un sistema inmunológico más eficaz que propicia una mayor supervivencia. Cita estudios demográficos de ámbito internacional que muestran que el 80% de las personas centenarias son mujeres, al igual que el 95% de quienes alcanzan los 110 años.

Moalem atribuye esa mayor capacidad de las mujeres para sobrevivir a factores genéticos, cuya influencia, señala, es más determinante que el nivel económico, la educación o los hábitos. Esa diferencia genética se encuentra en la composición cromosómica con que nacen unos y otras. Cada célula humana cuenta con 23 pares de cromosomas. Son todos ellos pares iguales menos uno, el sexual. Las células de las mujeres cuentan con dos cromosomas X, uno procedente del padre y otro de la madre. Las de los hombres, tienen un cromosoma X, obtenido de la madre, y uno Y, del padre.

Los cromosomas X, recuerda Moalem, son importantes en el desarrollo del cerebro y en la respuesta del sistema inmunológico. “Cada célula —precisa—, usa predominantemente un cromosoma X. Si ese cromosoma X tiene genes más capaces de reconocer a los virus invasores, como el de la covid-19, las células inmunológicas que los utilizan podrán centrararse en esa tarea, mientras que otras, activando el otro cromosoma X, se ocuparán, por ejemplo, de matar las células infectadas. La lucha contra el virus será así más eficiente”. Los hombres, por el contrario, se ven obligados a utilizar genes de un solo cromosoma X. “Su capacidad para combatir al virus será más limitada”, concluye.

Este factor biológico ayuda a explicar la distinta supervivencia de hombres y mujeres en una amplia gama de enfermedades y la mayor longevidad de ellas. Pero no es el único. Las hormonas también juegan un papel importante. Niveles altos de testosterona, hormona masculina, reducen la respuesta del sistema inmunitario, añade el artículo de The New York Times, en tanto que los estrógenos femeninos ejercen una función antitética: refuerzan la inmunidad. Así, ellas combaten mejor las células malignas y los microbios, pero, a cambio, sufren más artritis reumatoides, lupus y otras enfermedades provocadas por una respuesta errónea y excesiva del sistema inmunitario.