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Combinación letal para el clima

Un fenómeno natural como 'El Niño' amenaza con agravar el calentamiento global provocado por la acción humana. Los datos más recientes apuntan a que este año será el más caluroso de la historia

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Octubre 2023 / 117
Inundación

Fotografía
Roy Dibakar

El fenómeno climático de El Niño ha comenzado una vez más en el océano Pacífico, con el consiguiente peligro de subida de las temperaturas en todo el mundo y de agravamiento de fenómenos meteorológicos extremos. Los meteorólogos vaticinan que este va a ser un Niño fuerte, quizás tanto como el anterior, que contribuyó a hacer de 2016 el año más caluroso de la historia desde que hay registros. 

“El mundo debe prepararse para la formación de un episodio de El Niño, que suele asociarse a un aumento del calor, las sequías y las precipitaciones”, declaró el secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas. La gran preocupación de los científicos y los ecologistas es que un fenómeno natural agrave los efectos del aumento de las temperaturas causado por las emisiones de dióxido de carbono, resultado de la acción humana. Es lo que la OMM ha definido como “un doble golpe” al clima.

“Estamos ante un proceso natural; no le podemos echar la culpa de nada”, afirma Pedro Zorrilla, responsable de Cambio Climático de Greenpeace. “El problema es que la situación en la que nos hemos metido emitiendo tal cantidad de gases de efecto invernadero hace que El Niño actual sea más problemático que los anteriores”. 

El Niño es el fenómeno climático de mayor magnitud en todo el planeta y afecta a miles de millones de personas. Por lo general, tiene el efecto contrario a La Niña, que suele traer consigo temperaturas más bajas y cuyo episodio más reciente concluyó a principios de este año. “Acabamos de vivir los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar de que durante los tres últimos el episodio de La Niña ha ejercido un efecto de enfriamiento que ha ralentizado transitoriamente el incremento de la temperatura mundial”, señaló Taalas. “Lo más probable es que la instauración de un episodio de El Niño provoque un nuevo repunte del calentamiento global y aumente las probabilidades de batir récords de temperatura”.

Imagen
Clima Fenómenos opuestos

La Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera de EE UU (NOAA, en sus siglas en inglés) calcula que hay un 66% de probabilidades de que El Niño actual sea “fuerte”. Sus expertos no descartan que las temperaturas de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical aumenten 2 grados centígrados por encima de lo normal. La NOAA considera “fuerte” una subida superior a los 1,5 grados y “muy fuerte” una que rebase los 2 grados.

Deshielo acelerado

El año 2016 fue el más cálido jamás registrado debido a la combinación de dos factores: un episodio de El Niño muy intenso y las emisiones de gases de efecto invernadero. Este año lleva el mismo camino si tenemos en cuenta los datos registrados hasta el momento. Hay uno que destaca sobre los demás: el 3 de julio la temperatura media global batió su récord histórico: 17 grados centígrados. Es más que probable, por tanto, que 2023 y 2024 sean más cálidos que 2016.

El Niño es el mejor ejemplo de la interconexión entre los distintos sistemas climáticos. Debido al enorme tamaño del Pacífico tropical, el calentamiento de sus aguas en uno o dos grados centígrados  es suficiente para aumentar la temperatura de todo el planeta. A medida que se evapora más agua de lo normal, la atmósfera se calienta y se desencadenan más tormentas tropicales. La rotación de la tierra lleva toda esa energía hacia el este, con la consiguiente distribución del calor y la humedad por todo  el planeta. La subida de las temperaturas acaba alcanzando zonas más frescas del norte y del sur, a ambos lados del Ecuador, y acelerando el deshielo en los polos.

Los océanos son los grandes reguladores del clima. Absorben enormes cantidades de CO2 y suavizan las temperaturas terrestres, pero están perdiendo la capacidad de ejercer esa función. Como sostiene Samantha Burgess, responsable de Copernicus, el programa de vigilancia climática de la UE, “cuántos más combustibles fósiles quememos, más exceso de calor tendrán los océanos”.

Daños a la economía

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre los efectos económicos de El Niño. Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó en 2016 que el fenómeno no tiene un impacto positivo ni negativo en la economía mundial. Sin embargo, un informe publicado este año en la revista Science por profesores de las universidades de Darmouth y Stanford apunta a que los episodios de 1982-1983 y 1997-1998 redujeron el PIB global en 4,1 y 5,7 billones de dólares, respectivamente. En lo que sí coinciden todos los investigadores es en que los países pobres son los que salen peor parados. El Niño de 1982-1983, por ejemplo, causó una contracción del 10% en la economía de Perú. Este año, su Ministerio de Economía y Finanzas calcula que restará entre uno y dos puntos porcentuales al PIB.

¿Se notará El Niño en España? La Agencia Española de Meteorología (AEMET) apunta que el fenómeno suele traer más precipitaciones en otoño y que la tendencia se invierte al final del invierno y el comienzo de la primavera. Pedro Zorrilla, de Greenpeace, opina que lo que más debe preocupar en España es el aumento de las temperaturas, porque el clima se está volviendo más árido. “Cada aumento de las temperaturas genera aún más calentamiento. Al hacer más calor, las plantas y los bosques necesitan más agua, y encima llueve cada vez menos”.

Los científicos insisten: el aumento generalizado de las temperaturas es reflejo de una crisis climática que llevan décadas anticipando, no de un calentamiento imprevisto. Pese a todo, Zorrilla cree que aún es posible evitar lo peor. “Sabemos lo que tenemos que hacer, pero los políticos no lo están haciendo”, subraya. “La industria fósil es muy potente y le está ganando la partida a la ciudadanía. Los intereses privados están primando sobre los generales”. 

¿Qué es 'El Niño'?

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) lo define como “un patrón climático de origen natural asociado al aumento de la temperatura de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical”. El Niño —bautizado por pescadores peruanos en honor al Niño Jesús— reaparece en ciclos que van desde los dos hasta los siete años, y los episodios duran entre 9 y 12 meses. Suele traer consigo un incremento de las precipitaciones en el Cono Sur de América, el sur de EE UU, el Cuerno de África y Asia Central. Por el contrario, provoca graves sequías en Australia, Indonesia y el sur de Asia.

Aunque no siguen un calendario preestablecido, El Niño y su fenómeno opuesto, La Niña, comienzan a desarrollarse entre abril y junio y alcanzan su punto álgido entre octubre y febrero. Para certificar el comienzo de El Niño, es preciso que la temperatura del mar sea al menos 0,5 grados superior a lo normal durante un mes, que la atmósfera experimente cambios como consecuencia de ese calentamiento y que el fenómeno sea persistente. Son condiciones que, según la agencia meteorológica de EE UU, comenzaron a darse en mayo.