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El coste de no respetar derechos

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Mayo 2017 / 47

Inversores que suman 5,5 billones de dólares en activos lanzan el índice CHRB para monitorizar que las empresas promuevan unas condiciones de trabajo dignas.

Tienda de Zara en el centro de Barcelona. FOTO: EVA SANLEANDRO

Los resultados de 2016 de Inditex, la gran multinacional textil española, han sido tan extraordinarios que algunos medios de referencia incluso jugaban a especular qué se podría hacer con tanto dinero.
El principal accionista y fundador, Amancio Ortega, se embolsará en dividendos del ejercicio 1.255 millones de euros, él sólo, que se quedarán en 935 una vez descontados los 320 que donará a la sanidad pública para la compra de equipos oncológicos.

Las cifras del grupo de Zara son realmente mareantes y en 2016 pulverizaron varios récords: las ventas superaron los  23.000 millones, los beneficios del grupo se encaramaron hasta los 3.175 millones y la posición neta de caja amasaba 6.090 millones, con lo que, estimaba El País, se podrían comprar “más de 12 rascacielos como la Torre Cepsa, que la inmobiliaria del empresario adquirió recientemente en Madrid”.

Entre tanto récord pulverizado y tanto aplauso al gran empresario, a nadie se le ocurrió sugerir que al menos parte de estos extraordinarios beneficios se podrían destinar a mejorar los protocolos y la mecánica general del grupo para garantizar el máximo respeto a los derechos humanos en toda la cadena de producción en la decena de países donde produce. Y eso que, coincidiendo casi con la presentación de resultados de Inditex, se divulgaron también los resultados de la primera edición del nuevo Índice Empresarial de Derechos Humanos (CHRB, por sus siglas en inglés), una importante iniciativa internacional que aspira a convertirse en el medidor de referencia para los interesados en la “inversión responsable”, que muestra que la multinacional española tiene todavía muchísimo camino por recorrer: obtiene un registro de sólo 36 puntos sobre los 100 posibles: suspenso.

La otra multinacional española examinada, Repsol, arrojó resultados peores: apenas 21 puntos sobre 100, lo que en el sistema educativo de antaño solía calificarse como “muy deficiente”.

 

IMPACTO EN LAS CUENTAS

El nuevo índice CHRB, con 100 indicadores seleccionados tras un proceso de consulta que duró más de dos años en el que participaron 400 empresas y organizaciones, ha sido impulsado por inversores que suman activos por valor de 5,3 billones de dólares (casi cinco veces el PIB español) y muestra hasta qué punto va ganando terreno la preocupación por los derechos humanos también en el campo de algunos inversores por una cuestión no necesariamente ética, sino por el impacto que puede llegar a tener en la cuenta de resultados.

Tanto Inditex como Repsol, las dos únicas españolas analizadas, suspenden

Los impulsores creen que los problemas de reputación reducen los beneficios

Tradicionalmente, estas cuestiones han sido muy relevantes, obviamente, para grupos de activistas y organizaciones de derechos humanos, que presionan para que se mejoren los estándares y los protocolos. Pero en los últimos años ha crecido el interés también en ciertos grupos de inversores preocupados por los efectos ante la reputación y su posible impacto en el negocio. El importante volumen de activos que suman los inversores que han lanzado el índice muestra la creciente preocupación entre ellos por la dificultad de incorporar estas cuestiones en sus análisis de riesgos, y el índice aspira a contribuir a que este tipo de cuestiones —y no sólo el balance, la cuenta de resultados o el estado de la caja— sean tenidas en cuenta a la hora de decidir dónde se invierte, por un motivo estrictamente económico, de previsión de riesgos.

 

MÁS TRANSPARENCIA

“La inacción para las empresas comporta un alto riesgo para la reputación y las firmas con una puntuación baja deberían actuar de forma inmediata”, subrayó Vicky Dodman en la presentación, el 13 de marzo en Londres. El director ejecutivo de la aseguradora Aviva, uno de los principales impulsores del índice junto a  APG Asset Management, Nordea Wealth Management, Calvert Research Management y Business and Human Rights Resources Centre, entre otros, añadió: “Por primera vez tenemos una medición pública de las empresas en materia del desempeño de derechos humanos, que permite a los inversores hacer las preguntas correctas. Más transparencia y el deseo de mejorar en el índice impulsarán una carrera hacia arriba”.

El índice ha nacido centrado en tres sectores especialmente controvertidos: industria extractiva, textil y alimentaria. Y examina a fondo, a partir de la información pública y la proporcionada por las propias empresas durante el largo proceso de examen, aspectos de la política empresarial, de gobernanza, el compromiso con los derechos humanos —cultural y práctico—, los mecanismos de supervisión, los canales para dar respuesta a las quejas o descubrir abusos, la actuación ante casos de denuncias graves y la transparencia.

El chequeo a fondo de las 98 compañías que han afrontado el examen ha correspondido a Vigeo Eiris, la red global de referencia que aporta análisis financiero centrado en aspectos de responsabilidad social, a la que está vinculada la española Ecología y Desarrollo (Ecodes). El resultado deja en mala posición a la gran mayoría de corporaciones, si bien los promotores del índice sugieren huir de la “foto fija” y poner el foco en la evolución a lo largo de los años de los registros obtenidos, uno de los estímulos para la mejora. Ninguna empresa ha llegado a los 70 puntos (notable) y únicamente seis han superado los 50 (aprobado). Pese al suspenso, Inditex está en la franja alta de la clasificación (24), mientras que Repsol se hunde hasta la 74.

En su sector, Inditex se ve superada por Adidas, Marks & Spencer, Gap, Nike y VF. En el campo de las extractivas, Repsol puntúa peor que BHP Billiton —líder de todo el ranking—, pero también, entre otras, que Río Tinto, Total, Anglo American, BP, Conoco Phillips, Chevron, Statoil, Shell, Glencore, Exxon Mobil, Occidental, Devon Energy, Marathon y hasta Petro China, Lukoil y Gazprom. Las peores por sectores son Costco Wholesale, tanto en alimentación como en textil —acompañada por Yum! Brands y Macy’s, respectivamente—, y Grupo México en extractivas.

 

MÁS INFORMACIÓN

Índice CHRB: www.corporatebenchmark.org/
Vigeo Eiris: www.vigeo-eiris.com
Ecodes: www.ecodes.org