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Sin mujeres en el mundo digital

La escasa presencia femenina en la inteligencia artificial tiene un impacto negativo en la lucha por la igualdad

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Abril 2023 / 112
Mujeres discriminación en la tecnología e internet

Ilustración
Andrea Bosch

Las mujeres no están en la creación del mundo que viene y que, de muchas maneras, ya es parte del presente. Y ello les perjudica. Ese es uno de los motivos por el cual este año el VIII Congreso de Economía Feminista, que se llevó a cabo en Barcelona, facilitado por el grupo de Investigación Dimmons en colaboración con la Cátedra Oberta Barcelona-UOC en Economía Digital, prestó una especial atención al tema.

Más allá de las disparidades de uso de las nuevas tecnologías, hay una clara falta de mujeres en las carreras relacionadas con informática. “Más de la mitad de las  personas matriculadas en estudios universitarios  son mujeres  y  el 60% de las egresadas también son féminas. Sin embargo, y a pesar de esta abrumadora mayoría, las mujeres tienen una presencia  muy minoritaria en Ingeniería y Ciencias, comparativamente hablando con  el resto de disciplinas universitarias”, explica la investigación Mujer & Tecnología, en su edición 2022, del Servicio de Estudios de la UGT. 

Ahora hay menos mujeres que hace 13 años. En 2010‐2011, el porcentaje de mujeres en las carreras de nanotecnología y diseño industrial era superior al 40%, y no ha aumentado. Pero en lo que se refiere a “desarrollo de  software” el porcentaje era el 23% mayor. Y en Informática, el 9% superior. 
Ese retroceso en las carreras también se ve reflejado en el mundo de la empresa. “Solo una de cada tres firmas españolas tiene una tecnóloga en su plantilla”, añaden desde UGT. “De ellas, un ínfimo 0,5% se dedica a la inteligencia artificial, una de las ramas  del conocimiento supuestamente más demandas del mercado laboral. Además, solo el 6% de las empresas españolas puede presumir de paridad en sus puestos tecnológicos, mientras que el 11% tiene menos del 10% de mujeres especialistas en TIC entre sus recursos humanos”.

Ante un mismo puesto de trabajo en TIC, a las mujeres se les ofrece un salario menor. Y a ellos se les ofrecen puestos directivos apenas salir de las carreras, mientras que a ellas puestos administrativos (véase nota aparte). Pero es que como si esto fuera poco, una vez son madres, los requerimientos de cuidados —que recaen principalmente sobre las mujeres— son otro claro impedimento. Muchas de las pocas mujeres que tienen carreras informáticas son finalmente expulsadas del sistema por una u otra razón.
 

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Fuga de talento femenino

La mirada ecofeminista

Flora Partenio, feminista argentina integrante de la Red de Feministas del Sur Global, que abrió la jornada inaugural del Congreso de Economía Feminista, lo dejó claro: “No queremos ese pastel envenenado por acceder al capitalismo digital. No queremos la inclusión digital de las mujeres, que además deja fuera a los trans. Queremos sentarnos en el banquete de la vida”.

El feminismo plantea una dinámica que pone la vida en el centro, lo que implica poner por delante también la vida del planeta. Partenio se refirió específicamente a las graves disputas actuales en países como Argentina y Bolivia por los recursos naturales, y especialmente por el litio, necesario para digitalización. Habló, a su vez, de descolonizar “la gobernanza de datos, las inversiones, las reglas de comercio y la propiedad intelectual”. 

Yayo Herrero, antropóloga, ingeniera, profesora y activista ecofeminista, que participó en ese mismo panel, remarcó la importancia de contar con el cambio climático. "Para la digitalización se utilizan bienes comunes en la naturaleza. Y hay una intensificación de los extractivismos. No se puede pretender pasar de vivir del petróleo a depender de esos minerales. La agenda verde europea y de otros países enriquecidos tienen unos pilares que necesitan la fabricación de ordenadores, cableado, fibra óptica, etc., y que requieren cantidades inmensas de minerales. Se aspira a mantener estilos de vida imposibles, despilfarradores, para unos pocos. Sin contar con la economía feminista desde el enfoque de la sostenibilidad de la vida”.

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Mujeres en carreras universitarias

Ellas y los algoritmos

Más allá de la mirada abierta y compleja, ecofeminista, la falta de mujeres en ámbitos digitales deja fuera las razones más elementales (veáse la entrevista a Paula Guerra). Un estudio editado por el Ministerio de Igualdad, Mujeres y digitalización. De las brechas a los algoritmos, menciona las consecuencias de que quienes generan los algoritmos sean mayoritariamente hombres de clase social media/alta y, por lo general, blancos. “Un estudio realizado a partir de datos masivos generados en más de medio millón de artículos del periódico británico The Guardian muestra la importancia de los sesgos de género —dice el estudio—. Las palabras tras los pronombres personales he (él) y she (ella) mostraron que, en comparación con sus compañeros varones, cuando se trataba de mujeres se hacía énfasis en sonidos tales como risas, gritos y otras reacciones no verbales como sonrisas. Por el contrario, las palabras y frases relativas a los logros y actividades de liderazgo se referían con más frecuencia a los hombres”.  Por otro lado, “un estudio reciente de Sey y Hafkin (2019) muestra la existencia de fuertes sesgos culturales que definen el papel que deberían desempeñar los asistentes de voz o chatbots con identidad femenina (en contraposición a los que tienen identidad masculina) a la hora de proporcionar ayuda a los usuarios. Observaron, por ejemplo, que asistentes de voz como Alexa, Siri y Cortana, al utilizar atributos femeninos, representaban la identidad de género femenina y, por ende, estaban diseñados para llevar a cabo tareas administrativas básicas (ligadas a puestos de trabajo con una alta presencia femenina) como  contestar mensajes de correo electrónico, leer y planificar agendas en el calendario (Mitchell, 2017)”.

Estos sesgos que, evidentemente, son el reflejo de lo que sucede fuera de la vida digital, podrían cortarse o repensarse, si hubiera más mujeres programando, y si hubiera un interés explícito por analizar y revertir la discriminación de la mujer.
 

Y en las pequeñas

Como justamente la vida digital es un reflejo de lo que sucedió siempre, esta falta de presencia femenina se hace notar también en la pequeña escala, e incluso en organizaciones de la economía social, que llevan por bandera el feminismo. Por ejemplo, en Mensakas, la cooperativa de riders que se contrapone a plataformas como Deliveroo, hay solo hay una mujer, entre siete personas, en el órgano de dirección. Aunque sí que hay una discusión interna y un interés por cambiar las cosas. Han incorporado, por ejemplo, un botón rojo para los casos en que las mujeres que están en la cooperativa sientan que están en peligro.

En Barcelona el programa feminista Machimpulsa trabaja con estas pequeñas organizaciones justamente para cambiar las dinámicas. Se empeña en la plataformización de empresas, con programas para la adaptación, aceleración y prototipado, donde las entidades participantes se forman y reciben acompañamiento en la concreción y producción del prototipo de plataforma.

Además, hacen colaboraciones estratégicas para crear puentes entre empresas participantes y empresas tecnológicas, la investigación y los servicios para desarrollar medidas y planes de igualdad. Y trabajan en la creación y mantenimiento de los ecosistemas estratégicos de la economía colaborativa y procomún; ecosistema de la economía digital intensivo en feminismos, y un ecosistema del tejido agroecológico y de la alimentación sostenible.
 

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Empresas con mujeres en TIC

Pérdida de empleo

Hay otro alto riesgo para las mujeres en la digitalización de la economía. Paulatinamente, la poca entrada de mujeres en ámbitos digitales puede dejarlas más a expensas de los cambios que se vaticinan en el empleo . “Dado que las mujeres suelen ocupar puestos de trabajo con más tareas rutinarias que los hombres en todas las ramas de actividad y ocupaciones, las trabajadoras se enfrentan a un mayor riesgo de verse afectadas por la automatización en comparación con los hombres”, dice la economista y profesora Paula Rodríguez en un dossier de Economistas sin Fronteras y cuyos trabajos sobre digitalización y género también fueron presentados en el Congreso de Economía Feminista. “Un informe del Fondo Monetario Internacional con datos de 30 países calcula que 26 millones de empleos de mujeres están en riesgo alto de automatización en las próximas dos décadas. Entre las trabajadoras, son aquellas con menor formación académica, de más edad, las que ocupan puestos administrativos, de servicio y de ventas poco cualificados las más expuestas a la automatización. La todavía escasa representación de mujeres en cargos profesionales y directivos, con menos posibilidades de automatización, también incrementa su riesgo de sustitución por las nuevas tecnologías”.

Se podría pensar que lo que llaman soft skills y los trabajos de cuidados, que hacen principalmente mujeres, cada vez serán más necesarios. Y no podrán ser reemplazados fácilmente por máquinas. Pero hay otro peligro. Las plataformas de cuidados, se han convertido, igual que en el caso de los riders, en plataformas que precarizan el trabajo de las mujeres, más allá de los logros conseguidos este último año en la nueva regulación del servicio del hogar familiar. 

Un peligro para las mujeres trabajadoras del hogar*

Las nuevas plataformas del trabajo de cuidados están precarizando más este trabajo. Están uberizando los cuidados. Llevamos mucho tiempo luchando. Y después de todo el esfuerzo, poco a poco estamos consiguiendo unos derechos. Pero esos derechos están, a su vez, en peligro. Las plataformas han visto que aquí puede haber negocio. Ofrecen el servicio, pero no se hacen cargo de los derechos sociales. Juegan con que saben que hay mano de obra barata. Mujeres, principalmente migrantes y pobres, que necesitan de cualquier manera llevar dinero a casa. Termina siendo un trabajo invisible, sumergido, sin inspecciones, y donde se aprovechan de la vulnerabilidad para cubrir una parte necesaria en la vida: que alguien cuide, limpie, ordene.

Contrataciones públicas

El modelo de plataformas de cuidados que se pueden contratar por Internet aprovecha estas necesidades familiares y la vulnerabilidad de las mujeres, para sacar partido. E incluso estas empresas se presentan a concursos públicos que ganan gracias a apostar a la baja, a dar el precio más económico posible, a costa de sacar el beneficio de las comisiones que cobran a las mujeres trabajadoras. Y lo peor es que hay organizaciones públicas que entran en el juego. Hay ayuntamientos, por ejemplo, que contratan estos servicios de limpieza a través de estas plataformas, en vez de contratar directamente a las trabajadoras.

Denuncias

Para evitarlo, las mujeres nos estamos organizando. Hay que denunciar a las plataformas que lo están haciendo mal, que están permitiendo trabajos que producen un incumplimiento de los convenios y las leyes aprobados. Por suerte, muchas de ellas ya están siendo denunciadas por la precariedad y por los abusos. Y tenemos la esperanza de que esos abusos puedan ser juzgados como corresponde.  

Pero hay algo más, de fondo, que es importante. Necesitamos otro modelo. Hasta que los cuidados no se les dé la importancia que tienen, y no veamos entre todos y todas qué tipo de cuidados quiere tener la sociedad, va a ser muy complicado salir adelante.

 

*Escrito por Rafaela Pimentel, activista por los derechos de las trabajadoras del hogar