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Cerco al bonus supermillonario

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Julio 2022 / 104

Crece el malestar entre los accionistas por las retribuciones  excesivas de los grandes ejecutivos, que tras la pandemia han batido todos los récords.

Las clases populares están con el agua al cuello, ahogadas por la inflación y los negros nubarrones económicos que se acercan, pero han asistido impasibles durante el primer semestre del año a una especie de telerrealidad inspirada en la Ruleta de la fortuna: la sucesión de juntas de accionistas en los países occidentales ha ido poniendo de manifiesto que los ejecutivos pulverizaron en 2021 todos los récords de retribuciones y se embolsaron más dinero que nunca.

El fin de la temporada de juntas, que se cerró el 30 de junio, ha certificado que la mayoría de altos directivos, también en España, están ya con retribuciones superiores a las que tenían antes de la pandemia. Pero esta alegría retributiva en una época de extrema dificultad —coronavirus, guerra de Ucrania, hiperinflación y recesión en el horizonte— ha provocado muchos recelos entre los propios accionistas, que han incrementado los votos contrarios a los paquetes salariales también hasta niveles nunca vistos, con algunos rapapolvos tan sonados como el de Stellantis, la multinacional automovilística franco-italiana con sede fiscal en Holanda, y el del banco estadounidense JP Morgan y, en España, avisos muy serios en Telefónica y el Banco Sabadell, entre otros.

Los accionistas organizados han sacado en ocasiones la tarjeta amarilla, y hasta la roja, a los “niveles de codicia corporativa nunca vistos con anterioridad”, en declaraciones al Financial Times de Nicolai Tangen, presidente del fondo soberano de Noruega, que con 1,2 billones de activos invertidos en todo el mundo es uno de los actores más poderosos de los mercados y también más críticos con los bonus supermillonarios.

Sarah Anderson, coordinadora del informe anual de referencia en EE UU sobre los salarios de los ejecutivos, editado por el think tank progresista Institute for Policy Studies, explicó a The New York Times en la presentación del de este año que la contención provocada por la pandemia “podía haber sido la oportunidad para consolidar un nuevo terreno de juego”. En cambio, añadió, las cifras constatan que se ha vuelto rápidamente a las dinámicas de siempre, ampliadas.

Sin contención

Los máximos ejecutivos de las grandes corporaciones de EE UU ganaron en 2021 el 12% más que el año anterior y hasta nueve se embolsaron más de 50 millones de dólares, según estimaciones de The Wall Street Journal.

En Francia y Reino Unido la fiesta todavía fue más espectacular en términos relativos: aumentos salariales de la élite corporativa del 67% y del 34%, respectivamente, según los cálculos de las consultoras Scalens y PwC, respectivamente.

Algunas empresas anunciaron reducciones salariales por la covid-19 que luego no materializaron

España siguió una evolución similar a la de EE UU. Según el diario económico Expansión, los sueldos de los altos directivos aumentaron el 18%, mientras que el de los consejeros del IBEX 35, el índice bursátil que agrupa a las grandes corporaciones, el 11%. Y eso que, como subraya el último informe anual del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa (ORSC), no todas las empresas habían cumplido siquiera en la práctica con la promesa de contención salarial de los ejecutivos proclamada cuando irrumpió la pandemia en el país, en marzo de 2020.

El estudio del ORSC señala en particular los casos del Banco Santander y de Indra. El primero prometió una disminución de la remuneración de los consejeros del 20%, pero el pago efectivo acabó aumentando el 5%. En el caso de Indra, se informó con el estallido del coronavirus de una reducción voluntaria del 25% de la retribución fija, pero finalmente la retribución total no solo no descendió, sino que fue el 20,47% superior.

El aumento salarial en 2021 fue particularmente intenso en el caso de los máximos ejecutivos de las principales compañías españolas, con aumentos muy por encima de la media citada. El top-10 de los mejor pagados en 2021 lo encabeza el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que se embolsó 13,2 millones, lo que supuso una subida del 8,2% con respecto al ejercicio anterior, según el ranking anual del suplemento Negocios, de El País. Pero casi todos los otros integrantes de este selecto grupo en la cúspide del capitalismo español disfrutaron de aumentos retributivos que oscilan entre el 21% y el 108% (véase gráfico).

La única excepción fue el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, quien había recibido en 2020 una retribución esporádica tan excepcional (¡36,7 millones!) que los 8,3 millones del ejercicio de 2021 parecen casi calderilla.

Reputación

“En tiempos difíciles como los actuales los salarios tan elevados no solo son negativos desde un punto de vista moral, sino que tampoco son buenos para la empresa porque pueden acarrear un importante problema reputacional”, advierte Orencio Vázquez, director del ORSC y coordinador del informe de referencia en España que fiscaliza las memorias corporativas del IBEX 35. Y añade: “La avaricia desmesurada de los directivos ha llevado en ocasiones a la toma de decisiones claramente contraria a los intereses de los accionistas”.

Esta visión tiene cada vez más adeptos entre los propios accionistas, que en la última década han ido expresando malestar por los “excesos retributivos” subiendo progresivamente los decibelios y votando en contra en las juntas de accionistas de los paquetes salariales presentados por la cúpula directiva de las compañías. La sensibilidad está más, si cabe, a flor de piel entre los inversores institucionales, como fondos de pensiones y fondos soberanos, que tienen ahora un papel más activo en las juntas asesorados por la figura de los proxy advisors, consultores que siguen el día a día de las compañías y que luego les hacen recomendaciones de voto. 

Los dos proxy advisors más importantes del mundo son Institute Shareholders Services (ISS) y Glass Lewis, ambos estadounidenses, mientras que en España el principal referente es Corporance, con más de 20 años de experiencia y bien conectado con las redes internacionales. Las tres entidades coincidieron en situar la vigilancia sobre los paquetes retributivos de la alta dirección —cuantía, fórmulas y transparencia— entre las prioridades para las juntas de 2022, en línea con las reivindicaciones llamadas de say-on-pay, que reflejan el deseo de los accionistas de tener voz en los pagos a los ejecutivos y que arrancaron hace una década.

Los consultores que asesoran a los accionistas (‘proxy advisors’) han puesto el foco en los sueldos

“La retribución de los ejecutivos se mantiene como punto clave para los inversores y las resoluciones al respecto son las más impugnadas en la mayoría de mercados”, subraya el último informe anual de la consultora Georgeson, una de las referencias internacionales orientada a los accionistas. En su documento para España, que elabora junto con el bufete Cuatrecasas, considera los sistemas retributivos incluso como “la principal preocupación de los inversores institucionales” con el foco en la falta de transparencia, la excesiva retribución y los elevados pagos consignados para pensiones y terminación de contratos.

Georgeson estima que la oposición a los paquetes retributivos creció en las juntas de accionistas en Europa el 18% en 2021. Los datos de 2022 no están todavía disponibles, pero los expertos apuntan a que la tendencia al alza de los últimos años ha proseguido.

Sucesión de revolcones

El rechazo a los salarios de los ejecutivos expresado en las juntas de este año ha sido muy estridente en corporaciones tan importantes como el gran fabricante de procesadores Intel, que se quedó en un apoyo del 36%; Accenture, que vio caer el apoyo al paquete salarial del 90% al 53%; Coca-Cola, que obtuvo un apoyo raspado del 50,5%, y el gigante automovilístico Stellantis, la fusión de PSA, con Peugeot, Citroën y Opel, entre otros, con Fiat-Chrysler. El 52% de la junta votó en contra del salario del patrón de Stellantis, Carlos Tavares, cuyo paquete retributivo de 2021 puede reportarle ingresos de hasta 66 millones de euros.

10% A partir de este porcentaje de votos en contra sobre el total emitido en la junta se considera que existe rebelión accionarial

9 ejecutivos en EE UU ganaron  más de 50 millones de dólares

66 millones de euros paquete retributivo de Carlos Tavares, patrón de Stellantis

El revolcón a la cúpula de Stellantis se va a quedar, sin embargo, en una amonestación simbólica porque las votaciones sobre retribución no suelen ser de obligado cumplimiento. Pero ello no significa que no tenga ninguna importancia: el episodio ha abierto el debate sobre la necesidad de endurecer la legislación en tribunas tan importantes del capitalismo globalizado como el diario Financial Times. Tras el fiasco de la votación de Stellantis, su columnista de mercados Booke Masters abogó abiertamente por adoptar medidas que obliguen a los consejos a tomarse en serio las exigencias expresadas por los accionistas si no quieren ver amenazado su puesto.

La vaguedad que implica simplemente tomar nota sin adquirir sin ningún compromiso concreto fue la respuesta que dio también Jamie Dimon, el presidente del banco estadounidense JP Morgan, ante el rotundo rechazo de los accionistas al paquete salarial de la alta dirección, que repartió un bonus especial de 202 millones de dólares para seis ejecutivos, incluidos 50 para el propio Dimon.

El apoyo de la junta a las propuestas retributivas de JP Morgan jamás se había situado por debajo del 60%, pero este año se ha quedado en un exiguo 31%. Dimon, una de las figuras más importantes del capitalismo global, difundió tras la votación una nota en la que recalcaba que “el consejo [del banco] aprecia el feedback recibido y se lo toma muy en serio”, por lo que “continuará activamente estrechando relaciones con los accionistas”.

Puede que el revolcón sea solo simbólico, pero no por ello es menos humillante para el influyente banquero, con la paradoja añadida de que fue bajo su presidencia que la Business Roundtable, el poderoso lobby de ejecutivos estadounidenses, aprobó en 2019 su apuesta por colocar en el centro del negocio “el propósito” de las empresas. Esta nueva doctrina supone, al menos en teoría, un giro copernicano respecto a la teoría clásica, que veía el reparto de beneficios entre los accionistas como fin único de  las corporaciones. La nueva filosofía promovida por el lobby de Dimon, difundida urbi et orbi como supuesta demostración de un cambio de paradigma hacia un capitalismo más social y humano, subraya, en cambio, la importancia de que las corporaciones sean sensibles a las demandas de todos los grupos de interés con que se relaciona (stakeholders), una prioridad incluso por encima de los aspectos pecuniarios.

Nuevo marco

Para desgracia de Dimon, algunos fondos y actores de los mercados sí han empezado a tomarse en serio el cambio de paradigma promovido sobre el papel por la Business Roundtable. Y se la aplicaron a él mismo. No solo los proxy advisers, que recomendaron el voto negativo a su paquete retributivo particular, o fondos soberanos como el noruego, que al ser de naturaleza pública, incluye objetivos de naturaleza no estrictamente económica-financiera en sus decisiones de inversión. También grandes actores internacionales de los mercados, como BlackRock y la Investment Association, que reúne a los gestores de fondos británicos, empiezan a incorporar este nuevo marco, al menos en sus guías por escrito de actuación.

El documento de buenas prácticas de la Investment Association, que suma 270 fondos británicos con activos conjuntos superiores a los 10 billones de euros, coloca entre sus prioridades la fiscalización de los paquetes retributivos para garantizar su transparencia y que la brecha salarial —entre los mejor y peor salarios de la empresa y también entre géneros— no se desboque y sea fruto del compromiso entre todas las partes. 

El creciente malestar accionarial contra los salarios excesivos de los directivos se ha expresado también como nunca en las juntas de accionistas en España, alentadas por la actitud vigilante de los proxy advisors. En 2021, el 24% de las recomendaciones de ISS a las votaciones sobre paquete retributivo del IBEX 35 fueron negativas, porcentaje que alcanzó el 27% en el caso de Glass Lewis y hasta el 50% en Corporance.

Ese año, la oposición media a las retribuciones asignadas en las juntas del IBEX alcanzó el 10,62% del capital presente, dos puntos más que el ejercicio anterior. Con ello, el índice español también cruzó ya la primera de las líneas rojas de advertencia: en el metalenguaje de los mercados financieros se considera “rebelión accionarial” cuando la oposición alcanza el 10% de los votos emitidos.

El caso más rotundo de oposición en la temporada de juntas de 2022 ha sido el de Telefónica, que en el ejercicio de 2021 había elevado en torno al 70% las retribuciones de sus dos principales ejecutivos, José María Álvarez-Pallete y Ángel Vilá, con 8,7 y 6,6 millones de euros, respectivamente. Nada menos que el 42,8% de los accionistas presentes en la junta de este año ha votado en contra.

Malestar

Muy parecido ha sido el rechazo en el Banco Sabadell, con los accionistas aún molestos por el paquete de casi 24 millones de euros que se llevó Jaume Guardiola tras dejar el banco, pese al deterioro continuo del valor de la acción: el voto negativo ha llegado al 38,4%.

Y también en Cellnex, donde la rebelión de accionistas se ha encaramado al 36,8% a la hora de votar los salarios de los directivos.

7 Corporaciones del IBEX 35 han registrado más del 10% de votos en contra al paquete salarial

ESG Siglas en inglés de ‘Enviromental, Social and Goverance’, que recoge los criterios de sostenibilidad

En al menos otras cuatro corporaciones del IBEX 35 puede hablarse también de malestar respecto a las retribuciones, al superarse el umbral del 10% de oposición a los paquetes  propuestos: Iberdrola (24,3%), Banco Santander (12%), BBVA (11,1%) y Arcelor Mittal (10,4%).

En todos los casos citados, la oposición crece a pesar del reparto de dividendos millonarios entre los accionistas. El caso de Iberdrola es muy significativo. En el ejercicio de 2021, la multinacional presidida por Sánchez Galán pulverizó su récord de beneficios, con 3.885 millones de euros, pero el paquete retributivo del mismo ejercicio ha batido también el récord de oposición entre los accionistas en la junta de este año, con un insólito 24,3%. El aumento del rechazo ha sido progresivo y constante en el último lustro: en 2018 supuso el 3,3%, porcentaje que subió al 7% en 2019, y de ahí al 8% de 2020, el 16,5% en 2021 hasta el 24,3% de ahora.

“La tendencia entre los accionistas de colocar la lupa sobre los paquetes salariales es intensa y creciente”, explica Juan Prieto, fundador y director general de Corporance, el proxy advisor de referencia en España. En su opinión, el interés “no se reduce a la cuantía, sino que empuja hacia la transparencia y la sostenibilidad” exigiendo cambiar las fórmulas de cálculo de los bonus e incentivos “para que no dependan solo de la evolución a corto plazo del valor de la acción o de los beneficios”. Y añade: “Los objetivos deben estar orientados más a largo plazo e ir incluyendo criterios ESG”, las siglas en inglés que definen criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo.

Para ello, continúa Prieto, hace falta desarrollar “mejores indicadores ESG”, en línea con las recomendaciones del último informe de Georgeson y Cuatrecasas, que se hace eco de la necesidad de “métricas no financieras cuantificables, transparentes y auditables”.

El economista y coordinador del laboratorio de ideas de Fomento del Trabajo, la gran patronal catalana, Jordi Alberich, está convencido de que se empieza a vislumbrar "un cambio de ciclo y el fin de la impunidad para un tipo de ejecutivo que utilizaba las corporaciones en beneficio de sus intereses particulares”. Y añade: “Muchos defensores del sistema también están reaccionando ante actuaciones escandalosas y esta es siempre la mejor manera de acabar con los abusos”.

“Si no hay una reacción desde dentro, esto no se aguanta”, concluye Alberich.

Históricamente, a las telerrealidades inspiradas en La ruleta de la fortuna acostumbran a seguirles secuelas bastante menos lúdicas.