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El tiempo se agota

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Diciembre 2019 / 75

Los científicos reduplican las alarmas sobre el calentamiento global. ¿Escucharán de una vez los políticos?

FOTO: GETTY IMAGES

No ha sido un buen año para el planeta. A los incendios de California, Australia y Bolivia se han sumado inundaciones en China, Bangladesh y Venecia, el huracán que arrasó Bahamas, la aceleración del deshielo en Groenlandia y la mayor ola de calor que se recuerda en buena parte de Europa. Los científicos llevan medio siglo advirtiendo de los gravísimos efectos del aumento de la temperatura de la Tierra en la vida de las personas, el medio ambiente y la economía, pero las alarmas se han intensificado en los últimos meses con la publicación de una serie de informes con un mensaje común: el margen tiempo para actuar se agota.

El primero en hacerlo fue el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés), el organismo encargado de asesorar a la ONU en la materia, que dio a conocer en octubre del año pasado un informe especial sobre el impacto del aumento de la temperatura global en 1,5 grados centígrados con respecto a la época preindustrial. Ese es el límite acordado en la Cumbre del Clima celebrada en París en 2015, aunque con un margen de subida hasta los 2 grados. Tras analizar más de 6.000 estudios científicos, los 91 expertos de 40 países involucrados en el trabajo confirmaron que el cambio climático afecta ya “a las personas, al medio ambiente y a la subsistencia en todo el mundo” y advirtieron de que sin una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030 el calentamiento de la Tierra superará los 1,5 grados, lo que ocasionará “la pérdida irreversible de los ecosistemas más frágiles y crisis tras crisis entre las poblaciones y sociedades más vulnerables”.

Los indicios de que el problema es aún más grave de lo pronosticado por el IPCC se amontonaban a medida que se acercaba la cumbre de Madrid. En su último informe anual,  hecho público a finales de noviembre, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente certifica que la mayoría de los países (entre ellos EE UU y China, los mayores contaminadores del mundo) han desoído las advertencias de los científicos y  continúan incrementando sus emisiones tóxicas a la atmósfera. Incluso si todas las naciones cumplieran lo prometido, advierten los expertos de la ONU, la temperatura media de la Tierra subirá  3,2 grados centígrados, un nivel que pondría en peligro el futuro de la humanidad. Para evitarlo, subrayan, la única solución es recortar las emisiones más rapido de lo previsto hasta ahora. Se trata del cálculo más pesimista difundido hasta el momento por un organismo internacional.

En la misma línea va otro informe reciente dirigido por Robert Watson, principal experto en cambio climático del Banco Mundial, exdirector del IPCC y exasesor de la Casa Blanca en materia de medio ambiente. Su principal conclusión es que se vislumbra “un desastre medioambiental y económico a causa del cambio climático inducido por el hombre”. El trabajo pone de manifiesto que los países no están reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero todo lo rápido que deberían y que, al menos, dos terceras partes de los compromisos adquiridos en ese sentido son “claramente insuficientes”. 

“Si no actuamos de inmediato es prácticamente seguro que no alcanzaremos los objetivos de París”, afirmó Watson. “Los compromisos actuales, incluso si se cumplen por entero, nos llevan hacia un mundo con una temperatura 3 o 4 grados superior, un mundo que tendrá efectos devastadores en la seguridad alimentaria y del agua, la salud humana, el desplazamiento de personas, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, entre otros impactos”.

Titulado La verdad tras los compromisos climáticos y publicado por la Fundación Ecológica Universal (FEU), el informe examina el grado de cumplimiento de los compromisos adoptados por 184 países tras la Cumbre de París. La conclusión es que solo el 20% se ha propuesto tomar las medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con el objetivo marcado por el IPCC para 2030 (véase mapa en la página 8). 

La capa de hielo de Groenlandia se derrite más rápido de lo que los expertos pensaban

Las idas y venidas de las estaciones del año también están cambiando

Tan solo una semana antes de que comenzara  la COP25  en Madrid, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió de que la concentración en la atmósfera de ese tipo de gases (dióxido de carbono, óxido nitroso y metano) no ha dejado de crecer desde el siglo XVIII, hasta alcanzar su máximo histórico en 2018. Para encontrar una cantidad similar de CO2, señala el organismo dependiente de la ONU, hay que remontarse al menos tres millones de años, cuando aún no existía el ser humano, la temperatura era entre dos y tres grados más alta y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual.

Fenómenos extremos

El traslado de la cumbre climática de Santiago de Chile a Madrid coincidió con el inicio del proceso de retirada de EE UU del Acuerdo de París, ordenado por el presidente Donald Trump, y con la renuncia de su Gobierno al objetivo de reducir las emisiones de gases tóxicos, un compromiso que de por sí ya era considerado insuficiente. EE UU, China, India y la Unión Europea emiten conjuntamente más de la mitad de las sustancias tóxicas que causan el efecto invernadero. Rusia se ha negado a presentar compromiso alguno y otros países productores de petróleo como Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait no se han fijado objetivos de reducción de emisiones. Para empeorar las cosas, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha dado marcha atrás en la política medioambiental de sus antecesores y los países más pobres siguen sin recibir la financiación necesaria para reducir sus emisiones.

Si no se adoptan medidas ya, advierten los científicos, los fenómenos meteorológicos extremos crecerán en intensidad, frecuencia y duración. Estas pueden ser algunos de las consecuencias de un agravamiento de la crisis climática en los próximos años:

 

AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR

El avance de las mareas amenaza la subsistencia en zonas costeras

La capa de hielo de Groenlandia se derrite más rápido de lo que los científicos pensaban. Una ola de calor en el Árctico provocó el pasado verano que su grosor, que llega a los tres kilómetros en algunas zonas, se redujera a niveles históricos. Hasta 12.500 millones de toneladas de hielo se vertieron al océano en un solo día, la mayor pérdida registrada nunca. Según El Instituto Meteorológico Danés, si la temperatura global sube entre 1,5 y 2 grados centígrados, la capa de hielo de Groenlandia desaparecerá y será prácticamente imposible recuperarla.

Un estudio financiado por la NASA desveló en abril que la masa de agua helada vertida al océano por los glaciares de Groenlandia se ha multiplicado por seis desde la década de 1980. El aeropuerto de Kangerlussuaq, el mayor de la isla, cerrará al tráfico aéreo civil en los próximos cinco años debido al cambio climático: la desaparición de la capa de permafrost está abriendo grietas en su pista. 

Más huracanes

El IPCC pone de manifiesto en un reciente informe los cambios drásticos que se están experimentando en los océanos y en las zonas heladas del planeta. Sus autores subrayan que la subida de la temperatura de las aguas, la desaparición del hielo y el consiguiente aumento del nivel del mar están afectando ya a ese 10% de la población mundial que vive las zonas costeras más bajas. Las previsiones sobre la subida del nivel del mar a causa del cambio climático oscilan desde unas decenas de centímetros hasta varios metros. Los cálculos más pesimistas auguran la desaparición de zonas costeras enteras. Un estudio difundido en octubre en la revista Nature Communications apunta que unos 300 millones de personas viven en áreas que desaparecerán bajo el mar a mediados del presente siglo. Más de 20 millones de vietnamitas, casi un cuarto de la población del país, tendrán que abandonar sus casas. En peligro, según la misma fuente, hay zonas de España donde viven 200.000 personas, entre ellas Huelva (incluyendo el parque de Doñana), Cádiz y el delta del Ebro.

El riesgo de inundaciones causadas por la subida de las mareas está aumentando rápidamente en zonas como el golfo de México y la costa Este de EE UU. Ciudades como Miami, Nueva Orleans, Venecia, Yakarta y Lagos han comenzado ya a sufrir la amenaza de la subida de los océanos. 

El aumento de la temperatura de las grandes masas de agua es combustible para los huracanes, que ya son más lentos y más potentes que antes. Los científicos advierten de que en la próxima década habrá más huracanes como el Dorian, que arrasó Bahamas durante 24 horas  y dejó más de 70 muertos en septiembre pasado. 

 

TRANSFORMACIÓN

Evolución de distintas magnitudes desde 1979.

 

EFECTOS EN LA PRODUCCIÓN  DE ALIMENTOS

La desertificación avanzará a costa de las tierras cultivables

La población mundial crecerá en 2.000 millones de personas de aquí a 2050, hasta alcanzar los 9.700 millones, según cálculos de la ONU. Mientras tanto, si no se frenan los peores efectos del calentamiento climático, se acentuará la desertificación y se reducirá la superficie cultivable en amplias zonas del planeta. Entre otras consecuencias, aumentarán las hambrunas y los movimientos migratorios.

La subida de las temperaturas y el aumento de las emisiones de CO2 distorsionan la cadena alimentaria y la calidad y seguridad de los alimentos. Según el IPCC y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hasta una tercera parte de los alimentos producidos en todo el mundo se desperdicia. En los países pobres se pierde comida por la falta de refrigeración, mientras en los países ricos se desechan productos por exceso de existencias. El aumento de las temperaturas en el el mar podría reducir la captura de las especies más comunes de pescado hasta el 40%. 

El IPCC calcula que el desperdicio de alimentos tiene un coste de 1 billón de dólares al año y origina el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el sistema alimentario. La FAO eleva la cantidad hasta los 2,6 billones de dólares al año, incluyendo 700.000 millones en costes medioambientales y 900 millones en costes sociales.  Mientras tanto, 2.000 millones de personas tienen sobrepeso y cerca de 1.000 sufren desnutrición, síntoma del mal funcionamiento de la cadena alimentaria mundial.

Escasez de agua

El previsible aumento en la frecuencia e intensidad de las sequías como consecuencia de la subida de las temperaturas reducirá la superficie cultivable en muchos países, y poblaciones enteras se verán obligadas a emigrar a zonas menos cálidas cuando pierdan su modo de vida, especialmente en el África subsahariana y el Sudeste de Asia. Una disminución drástica en la producción de alimentos podría tener gravísimas consecuencias, especialmente teniendo en cuenta el aumento previsto de la población mundial.

El suministro de agua potable también se está viendo afectado por la crisis climática. En los próximos años tendrán lugar más días cero en grandes urbes, donde los grifos se cerrarán por completo, como estuvo a punto de ocurrir el año pasado en Ciudad del Cabo (Suráfrica). El IPCC pronostica restricciones para el 8% de la población entre 2021 y 2040.

El aumento en la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos causan importantes daños a la agricultura y a la ganadería. Los vientos y las lluvias que traen consigo las grandes tormentas erosionan el suelo cultivable y desencadenan corrimientos de tierras, mientras que las precipitaciones y las fuertes nevadas causan graves inundaciones. Estas, a su vez, obligan a retrasar la siembra y la recogida de productos como el trigo, el maíz y la soja, con la consiguiente volatilidad en los precios y la cadena de suministro.

La escasez de agua, cada vez más frecuente en zonas del mundo donde nunca existió ese problema, encarece los costes de los cultivos y el mantenimiento del ganado. Al mismo tiempo, las sequías destruyen las cosechas y yerman la tierra. Un ejemplo: California registró pérdidas directas de 3.800 millones de dólares entre 2014 y 2016 en la agricultura como resultado de la sequía.

La ida y venida de las estaciones está cambiando. La época de siembra comienza antes en algunas zonas del mundo debido al aumento de las temperaturas. Algunas frutas comienzan a brotar antes y luego se marchitan con las heladas de la primavera. Al mismo tiempo, las plagas de insectos aparecen en lugares que hasta ahora parecían ajenos al problema y son cada vez más dañinas. 

Además de quemar superficie cultivable y matar al ganado, los incendios tienen efectos secundarios en explotaciones agrarias a las que el fuego no llega: el humo puede arruinar cultivos como la vid y las evacuaciones forzosas de zonas cercanas dejan abandonada la producción.  

 

DAÑOS A LA SALUD DE LAS PERSONAS

La población infantil es la más vulnerable 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) vaticina que el cambio climático causará casi 250.000 muertes adicionales cada año entre la población mundial, más de la mitad de ellas por el calor. Según un informe publicado el año pasado por la institución dependiente de la ONU, las emisiones de CO2 son la causa principal de la contaminación atmosférica, que mata más de siete millones de personas cada año. La OMS advierte de que los fenómenos atmosféricos relacionados con el cambio climático presentan una amenaza real para la salud y concluye que los beneficios superan ampliamente los costes de afrontar la crisis climática.

Brotes infecciosos

Los científicos y expertos en política sanitaria llevan tiempo advirtiendo del incremento de los brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos en todo el mundo, incluyendo fiebre amarilla, dengue, chikunguña y zika. Un estudio llevado a cabo por el Boston Children’s Hospital y la Universidad de Oxford y publicado por la revista Nature Microbiology muestra que de aquí a 2050, los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus expandirán su radio de acción hasta amenazar al 49% de la población mundial. “Si no se toman medidas para frenar el calentamiento global, esos mosquitos crearán nuevos hábitats en zonas urbanas con un gran número de personas en peligro de infección”, afirmó Moritz Kreaemer, especialista en enfermedades infecciosas y coautor del estudio. 

Los daños a la salud causados por el cambio climático serán especialmente graves entre la población infantil, según un estudio publicado en noviembre por la revista The Lancet. El informe concluye que un fracaso en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero agravará los estragos causados por las enfermedades infecciosas, la contaminación del aire, el aumento de las temperaturas y la malnutrición. El corazón de los niños late más rápido que el de los adultos y tiene menor tamaño, por lo que absorbe más sustancias tóxicas. Según el informe, del mismo modo que las emisiones de CO2, el humo procedente de los incendios empeora las enfermedades respiratorias.   

 

ECOSISTEMAS AMENAZADOS

Las especies que no puedan adaptarse se extinguirán

Un estudio de la ONU difundido en mayo pasado pone de manifiesto que un millón de especies animales y vegetales están bajo amenaza de extinción y que el ritmo de deterioro de la biodiversidad de la Tierra está acelerándose. El aumento de las temperaturas y las modificaciones en las pautas de precipitación como consecuencia del cambio climático aumenta el riesgo de incendios y prolonga la temporada de alto riesgo de fuego. En las próximas décadas la vegetación en las zonas más cálidas del planeta arderá con más facilidad, lo que traerá consigo incendios más frecuentes y de mayores dimensiones. En California, la superficie quemada durante incendios estivales se ha multiplicado por cinco entre 1972 y 2018. Los incendios en el Ártico, donde las temperaturas suben a un ritmo dos veces superior a la media mundial, también aumentarán y provocarán una aceleración del deshielo. 

Una de las consecuencias de la desaparición de los hielos es una mayor absorción de la radiación solar por parte de los océanos y un cambio en los patrones meteorológicos conocidos hasta ahora. El Ártico vivió el verano pasado su peor temporada de incendios desde que se tienen datos. El fuego arrasó grandes zonas de Groenlandia, Siberia y Alaska, una situación que la Organización Meteorológica Mundial calificó de “sin precedentes”.

Al ritmo de deterioro actual, se espera que el 60% de los arrecifes de coral estén amenazados de aquí al año 2030. Entre los efectos más perniciosos del cambio climático en los mares está el aumento de la acidificación y la disminución del oxígeno. Esos cambios, la mayoría irreversibles, provocarán migraciones masivas de la fauna marina, destruirá ecosistemas enteros y amenazará el modo de vida de las personas que trabajan en zonas costeras. Muchas de las especies que no puedan adaptarse desaparecerán.

El bosque tropical de la Amazonia, la mayor zona verde del mundo, está en peligro a causa de la extensión de tierras cultivables por parte de grandes agricultores y la explotación de las empresas madereras. Aproximadamente, el 20% de la zona ya ha sido esquilmada y los expertos advierten de que quemar otro 20% traería consigo la paulatina extinción de la selva hasta convertirla en sabana. En  su opinión, esa transformación asestaría un durísimo golpe para el esfuerzo por frenar los peores efectos del cambio climático. La Amazonia almacena 140.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, el equivalente a 14 décadas de emisiones causadas por los seres humanos. Si salieran a la atmósfera, el calentamiento del planeta se aceleraría.   

 

MIGRACIONES Y DESIGUALDADES

Los habitantes de los países pobres se llevarán la peor parte 

El aumento de las temperaturas está agrandando las desigualdades entre países ricos y pobres y entre las clases sociales dentro de cada país, pues los sectores de la población con menos recursos están peor preparados para afrontar los impactos más duros de la crisis climática. Quienes viven en zonas rurales, que tienen tradicionalmente menos capacidad de adaptación a los cambios, se llevarán la peor parte por su dependencia de la agricultura.

Los habitantes más pobres de las ciudades sufrirán más durante las olas de calor,  ya que la mayoría no pueden permitirse tener aire acondicionado en sus casas. El previsible aumento del uso de este tipo de aparatos también tendrá un efecto negativo para la atmósfera y contribuirá a agravar los efectos del cambio climático.

Un estudio del Banco Mundial vaticina que la crisis climática incrementará en 100 millones el número de personas que vivirán en la extrema pobreza. Las cosechas, según la misma fuente, podrían reducirse hasta un 5% de aquí a 2030. Los alimentos serán, por tanto, más escasos y más caros.

Hemos de transformar ya el modo en que viajamos y producimos alimentos

Las rentas más altas también sufrirán los peores efectos del calentamiento global

Un estudio de la  Universidad de Stanford (EE UU) alerta de la “alta probabilidad” de que el calentamiento global causado por el uso de combustibles fósiles haya acrecentado la desigualdad económica global en el mundo durante los últimos 50 años. Los autores del trabajo concluyeron que la crisis climática ha aumentado el crecimiento económico en aquellos países menos cálidos y más ricos y lo ha disminuido en naciones más cálidas y más pobres, un fenómeno que se acentuará en los próximos años si no se toman medidas.

Algunos expertos sostienen  que las pérdidas económicas causadas por el cambio climático han sido ya muy significativas para algunos países en desarrollo. La renta per cápita de India, por ejemplo, es aproximadamente el 30% inferior al que tendría si la Tierra no hubiera comenzado a calentarse, y el de Brasil, un 25%, según los profesores Noah Diffenbaugh y Marshall Burke, publicado en mayo en la revista especializada PNAS. 

Evitar la catástrofe

A pesar de que serán los pobres quienes más sufrirán, nadie estará completamente a salvo del calentamiento global. Los habitantes de las zonas costera, sin importar su nivel de renta, vivirán bajo la amenaza del aumento del nivel del mar y de huracanes más fuertes. Quienes vivan en áreas más cálidas estarán expuestos a sequías más frecuentes y a incendios más devastadores. Y los residentes de las grandes urbes tendrán que pagar más por la comida y estarán expuestos a más enfermedades.

Los científicos alertan de que la necesidad de cambiar cuanto antes los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables y de transformar ya el modo en que viajamos y producimos los alimenos Los escasos resultados logrados en la cumbre de septiembre en Nueva York, la retirada del Acuerdo de París anunciada por el presidente Trump y el escaso entusiasmo mostrado hasta ahora por China e India han rebajado las expectativas ante la Cumbre de Madrid. A pesar del pesimismo reinante, los expertos del IPCC creen que aún hay tiempo para evitar una catástrofe. Millones de personas han salido a las calles este año para protestar por la falta de iniciativa de los gobiernos y llamar a la acción. Ahí está la clave: que los políticos se decidan a actuar en el interés general y que las empresas y la ciudadanía se impliquen y se sumen a la causa por salvar el planeta. Los próximos 10 años van a ser clave.