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El país de las cosas imposibles

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Diciembre 2023 / 119
Darío Adanti

Ilustración
Darío Adanti

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Puede que a Javier Milei le salgan bien las cosas. O quizá no. Es posible que Milei nunca llegue a gobernar, porque antes de asumir la presidencia el expresidente Mauricio Macri ya le ha rodeado de su gente y Macri parece realmente el jefe. Tal vez resulte que Milei sí se hace con el mando. No me pidan que sea adivino: hablamos de Argentina, el país donde ocurren las cosas imposibles.

Supongamos que Milei impone sus planes, o algunos de sus planes, porque unos se contradicen con otros.

¿Cuál es el truco?

Veamos. ¿Dolarización? De una forma o de otra, con paridad o con abolición del peso, es factible. Ocurre que para conseguir la dolarización hace falta una hiperinflación como la que heredó Carlos Menem de Raúl Alfonsín. Con Alfonsín, los precios llegaron a subir más del 20.000% en un año. O sea, el 55% cada día, más o menos. Es un auténtico destrozo. 

¿Cómo se dolariza? Logrando un equilibrio entre las reservas públicas en dólares y la cantidad de pesos circulantes. El truco consiste en conseguir que el peso (gracias a la hiperinflación) no valga prácticamente nada. En tal caso, basta un puñadito de dólares para alcanzar el objetivo.
 

Ahora mismo, Argentina cuenta con unas reservas apenas superiores a los 20.000 millones de dólares. Y esas reservas son deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero démoslas como buenas: bastarían para dolarizar si la inflación se dispara.

Es lo que hizo Menem: decretó que 10.000 australes (la moneda de entonces) equivalían a un peso convertible, y el peso convertible equivalía a un dólar. Ahora mismo, un dólar se cambia por unos 1.000 pesos. Hay que devaluar la moneda todavía más para repetir el menemismo. Recuerden que un hijo de Menem está desde el principio en el equipo de Milei.

Menem acabó con la inflación gracias al tipo de cambio. Durante unos años, los argentinos fueron ricos. Cualquier producto de importación salía barato. La consecuencia de ese periodo de abundancia fue que la industria argentina se hundió (sus productos no podían competir con los que venían de fuera) y que, en cuanto se hizo evidente que por debajo del artificio monetario solo había ruina, el peso convertible se derrumbó. Llegaron el colapso y el corralito de 2001-2002 y vuelta a empezar.

Espero que no se repita la historia. Después de todo, en Argentina ocurren cosas imposibles.