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Adolescente adicto a RRSS

Fotografía
Generado con IA

Brotes verdes, les llamaban. Síntomas de recuperación de una crisis económica. Los brotes a los que ahora me refiero tienen que ver otra crisis: la causada por los defectos de gobernanza en la expansión de lo digital. Por una propaganda tecnófila que insiste en proclamar los beneficios que podrían resultar de tal o cual tecnología y a la vez soslayar como inevitables sus previsibles daños colaterales.

Veo estos brotes en las denuncias contra Google y Amazon por prácticas presuntamente anticompetitivas. Aunque percibo más verdor y promesa en la demanda conjunta de los fiscales de 41 Estados norteamericanos contra Meta, porque apunta a algo más fundamental: a los perjuicios de las prácticas de diseño y promoción de las plataformas de Meta en la salud mental de los jóvenes. La demanda sostiene que las redes sociales de la empresa están diseñadas "para inducir el uso compulsivo y prolongado de los usuarios jóvenes". Añade que Meta, siendo consciente de que no impide que los usuarios menores de 13 años utilicen Instagram y Facebook, subordinó a sabiendas "la salud y la seguridad de los usuarios jóvenes a su objetivo de maximizar las ganancias prolongando el tiempo que éstos dedican a sus redes sociales".

Hay otros movimientos recientes en la misma línea. La Junta Europea de Protección de Datos acaba de anunciar una decisión "urgente y vinculante" para imponer a Meta "una prohibición del tratamiento de datos personales para ofrecer publicidad perfilada (behavioural advertising) en todo el espacio europeo. En paralelo, un comité del Parlamento Europeo ha aprobado un documento de alarma ante el diseño adictivo de algunos servicios digitales. Al considerar que la Digital Services Act vigente no representa una protección suficiente, los parlamentarios reclaman la adopción de medidas que eliminen funciones como el scroll infinito, que reconozcan por defecto el derecho digital “a no ser molestado” y que estimulen la adopción de buenas prácticas a partir de un “diseño ético por defecto”.

Son brotes verdes que, aparte de algo tardíos, podrían no fructificar del todo. Los lobbies del sector tecnológico cuestionarán a buen seguro las afirmaciones del documento del Parlamento europeo. Meta, por su parte, ya ha anunciado que ofrecerá la opción de suscribirse a una versión sin anuncios de Facebook e Instagram a cambio de una cuota mensual. Añadiendo, con su habitual cinismo, que continuará ofreciendo acceso gratuito a sus “productos y servicios personalizados” a todas las personas, "con independencia de su estatus económico".

Resulta así y todo esperanzador que brotes de este color aparezcan en paralelo con otros plantados fuera del ámbito de los poderes públicos. Según una encuesta del siempre fiable Pew Reasearch Center, la gran mayoría de los adultos norteamericanos estarían a favor de que la apertura de una cuenta de un menor en las redes sociales requiriera el consentimiento paterno, así como de que se impusieran límites de tiempo en su uso diario. Entretanto medidas de este tipo se hagan efectivas, miles de padres se organizan para retrasar la edad a la que sus hijos accedan a un móvil. Habrá quien los tilde de ignorantes o exagerados, pero es más difícil que hagan lo mismo con la decisión del IESE de eliminar móviles, tabletas y portátiles de sus aulas. Más sobre brotes verdes y la IA la próxima semana.