La cuna holandesa del capitalismo
Una desigualdad bajo control, una notable cultura de consenso y una robusta sociedad civil
¿Por qué algunas sociedades prosperan y otras no? Esta es la pregunta que, como trasfondo, plantean los profesores de historia económica Maarten Prak y Jan Luiten Van Zanden en Pioneros del capitalismo. Si bien los autores de este libro no afirman que los territorios que hoy constituyen los Países Bajos —una región marginal a principios del siglo XIV— inventaran el sistema capitalista, sí reivindican que fueron uno de sus precursores, cosa que no suele formar parte de nuestro imaginario.
Algunos indicios de este origen quedan documentados en una obra que llega después de tres décadas de investigación y que cubre un vasto periodo de la vida económica y social del país, desde el año 1000 a 1800: en 1500, por ejemplo, solo una cuarta parte de la población activa de Holanda trabajaba en la agricultura. Y en todo el territorio, entre el 40% y el 60% de la población dependía en su totalidad o en parte del trabajo asalariado, incluso en las zonas rurales. Había, pues, surgido ya un mercado laboral, a la par que se gestaba un mercado de capitales (con bajos tipos de interés), mientras las tierras cambiaban con facilidad de manos y los productos básicos se comerciaban también con el exterior.
El libro interrelaciona de forma magistral la relación entre sociedad, instituciones, mercado, Estado y hasta religión, en la construcción de la que en el siglo XVII sería la economía más rica y productiva del mundo.
Espíritu comercial
Atraviesa la obra lo arraigado que está el espíritu comercial en la sociedad neerlandesa. Baste la anécdota inicial que sirven los autores: en la celebración nacional más relevante del país, el llamado Día del Rey, la ciudadanía busca los cachivaches que no utiliza y se lo pasa bomba comprando, vendiendo y regateando. Pero junto a ese espíritu, fueron factores de prosperidad la robustez de la sociedad civil —el dinamismo de los gremios y la colaboración entre ciudades, con unas instituciones que dejaban espacio a las iniciativas desde abajo—, una cultura política basada en los consensos y un nivel comparativamente bajo de desigualdad, circunstancia esta última que cambió en el siglo XVIII.
En la consolidación del capitalismo neerlandés desempeñaron un papel relevante la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, dominante en la economía del país durante 200 años, y dos entidades financieras: el banco público de cambio Wisselbank y el banco de crédito público Bank van Lening, antesala de los bancos centrales. Es interesante cómo Prak y Van Zanden vinculan el naciente capitalismo con la rebelión neerlandesa contra el poder del imperio hispánico de Felipe II y el papel de la Iglesia en todo ello. Los autores no rehúyen la doble moral aplicada en materia de esclavitud: impensable en los Países Bajos pero en absoluto problemática en sus colonias.
Más allá de la historia, Pioneros del capitalismo va y viene, además, entre el pasado y debates académicos y muy actuales sobre la naturaleza del capitalismo y sus distintos modelos, sobre sus particularidades respecto de la economía de mercado o sobre la desigualdad social.
Consultoras en beneficio propio
Mazzucatto señala los efectos nocivos de que despachos privados orienten la política de los gobiernos en nombre de la eficiencia
Desde que en 2013 publicó El Estado emprendedor, la catedrática de Economía del University College de Londres Mariana Mazzucato ha logrado sacudir el debate oficial sobre la forma de ver y analizar la economía, la creación real de valor —más allá de la propaganda y de los intereses particulares— y el papel del Gobierno en el engranaje.
La izquierda misma parecía haber aceptado desde la década de 1990 el marco de análisis ortodoxo, que desvaloriza el papel de los poderes públicos, como si llevaran la ineficiencia en su ADN, y que lo fía todo a los actores privados, como si estuvieran genuinamente interesados en el bien común y no se movieran por el afán de beneficios.
Hasta que llegó Mazzucato y mandó parar: la economista italoestadounidense ha impugnado con solvencia este relato con investigaciones muy rigurosas que hacen trizas muchos de los mitos hegemónicos y que reivindican el papel económico de los poderes públicos dotándoles de un perfil que nada tiene que ver con el cliché del dinosaurio enquilosado, sino el de un actor central para propulsar la economía, la innovación y la eficiencia.
A esta trayectoria de erosión del paradigma dominante y de construcción de una alternativa seria para el sector público le faltaba todavía poner el foco en el papel de las grandes consultoras, cada vez más poderosas, y es justamente a lo que dedica su nuevo libro, escrito en colaboración con una discípula del Instituto de Innovación y Propósito Público, Rosie Collington.
El libro analiza el papel de gigantes como McKinsey, Boston Consulting Group, las llamadas Big Four (Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG) y otros nombres de prestigio en los círculos oficiales y concluye con mucha contundencia que, en realidad, se trata de un "gran engaño" con funestas consecuencias apuntadas desde el mismo subtítulo: "Cómo la industria de la consultoría debilita las empresas, infantiliza los gobiernos y pervierte la economía".
Los políticos, responsables
La investigación analiza a fondo muchos ejemplos en todo el mundo —sobre todo, del anglosajón—- que muestran cómo la entrada de estas consultoras en el epicentro de la gestión pública ha supuesto muchos más desastres que beneficios tanto para el ciudadano como para la economía. Con una sola excepción: las cuentas de directivos y accionistas de estas corporaciones han ingresado dinerales. Con todo, la crítica más rotunda que se desprende del libro sería tanto a estas corporaciones, sino más bien a los políticos y cargos institucionales que les dejan entrar hasta la cocina, desentendiéndose de sus obligaciones sin rendición de cuentas.
Recoser los enormes agujeros de las economías modernas, que tanto malestar generan en capas cada vez más amplias de la población, requiere recuperar la acción política eficiente, con propósito y orientada al interés general y salvarla de las garras de estas consultoras y de sus intereses particulares.
El turismo con mirada crítica
Un libro para repensar el turismo, con el enfoque de grandes intelectuales
Ernest Cañada, ya un referente en el análisis anticapitalista del turismo, edita junto con Ivan Mur y Clément Marie dit Chirot este libro en el que escriben personas del mundo de la investigación y la academia. Analizan el turismo desde la perspectiva de grandes pensadores y pensadoras, desde Henri Lafebre o David Harvey hasta Doreen Massey, Nancy Frases, Vandana Shiva y Thomas Piketty, entre otros. Todos los análisis están hechos por personas que colaboran habitualmente con Alba Sud, think tank catalán especializado en investigación y comunicación para el desarrollo.
El objetivo es reactivar el debate sobre las teorías críticas sobre un asunto como el turismo, que —según el libro — “está siendo analizado sin suficiente profundidad y en el que aspectos centrales de su funcionamiento no logran ser entendidos ni problematizados”.
Política y vida
Las elecciones políticas tienen que ver con la percepción de la vida
El título del libro puede descolocar, porque vivimos en compartimentos estancos. ¿Política, espiritualidad y emociones, todo junto? La politóloga Natalia Millán desafía la frontera entre la vida cotidiana y el poder, la política y las relaciones con la comunidad. Y advierte de que solo superando esta barrera será posible construir sociedades más humanas, democráticas y armoniosas.
El actual sistema económico — competitivo, individualizador y patriarcal— fomenta esta conciencia fragmentada y tiene que ver con las elecciones políticas, como refleja el hecho de que los sistemas autoritarios se basen en negar al otro. Desde una visión amplia de la política, Millán se siente libre para relacionar el homo economicus con la concepción budista del “ego”, esa mente siempre ávida de reconocimiento que todo lo juzga, compara y califica. No se trata de desacreditar la importancia de la razón, sino de no reducir al ser humano a ente objetivo y racional, y de destapar cómo nuestra concepción de lo humano y lo político se basa en un sistema de creencias ligado al cartesianismo. Las creencias pueden cambiar, así que puede cambiar. Es clave que en este análisis no se olvida la dimensión comunitaria y colectiva de la existencia.
Legitimar el desprecio a los pobres
Obra póstuma de un brillante economista marxista
Michel Husson (1949-2021) fue uno de los economistas marxistas de referencia en la tradición de la izquierda francesa surgida de la IV Internacional, que en España se agrupa sobre todo alrededor de Viento Sur. Ahora la revista coedita con Sylone la obra póstuma de Husson, que combinó el activismo militante con una sólida carrera en el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE), lo que le convirtió en una figura respetada al margen de ideologías.
Editado y corregido por dos colaboradores tras su muerte, este libro exhibe erudición y radicalidad: recorre la historia del pensamiento occidental moderno y encuentra trazas de darwinismo social y hasta de eugenismo en la obra de muchos académicos, incluso progresistas. Ello explicaría, a juicio del autor, el desprecio de la economía oficial hacia los pobres y excluidos, así como el intento de culpabilizarlos de su desdicha. Provocador, pero muy argumentado.
Breve y esencial
Una invitación a desprendernos de lo accesorio
Este ensayo del consultor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, socio de Alternativas económicas, reivindica la brevedad en tiempos especialmente acelerados en los que tan fácil es perderse por las ramas de lo accesorio mientras la vida se nos escapa sin darnos cuenta. Lo hace, como no podía ser de otra manera, con brevedad, buceando en las enseñanzas de los sabios y en los refranes de la sabiduría popular, para reivindicar un concepto y una práctica que, como expresa la máxima atribuida a Blaise Pascal que se recuerda en el libro, no es nada fácil de alcanzar: “Si tuviera más tiempo, habría escrito una carta más corta”.
El autor reivindica la brevedad no únicamente por motivos de ahorro de tiempo —lo que ya sería suficiente en esta época de dispersión —, sino también por el gran valor de despojarse de todo lo accesorio y quedarse con lo esencial. Un ensayo breve con una lección esencial: misión cumplida.
En el infierno de las minas del Congo
Los mineros extraen en condiciones de esclavitud el metal esencial para fabricar las baterías de los teléfonos móviles y los coches eléctricos
Pocos países han sido bendecidos con una abundancia de recursos naturales como el Congo, y ninguno ha sido tan explotado. Durante décadas, las potencias coloniales esquilmaron sus reservas de marfil, diamantes y caucho, convirtiendo a sus habitantes en esclavos. Ahora le toca el turno al cobalto, un metal esencial para fabricar las baterías recargables de los teléfonos móviles y los coches eléctricos.
Siddharth Kara, catedrático de la Academia Británica especializado en esclavitud y derechos humanos, se adentra en las zonas mineras de la República Democrática del Congo (RDC) para comprobar que las cosas apenas han cambiado desde la época colonial. Denuncia Kara que el cobalto está contaminado por diversos grados de abuso, incluyendo esclavitud, trabajo infantil, salarios de miseria, muerte y daños medioambientales.
Las empresas que compran el metal para fabricar sus productos aseguran que respetan los derechos humanos y que contribuyen al desarrollo de una de las regiones más pobres de África, pero no siempre es así. Para Kara, la situación solo puede mejorar “si las falsedades promulgadas por las partes interesadas acerca de las condiciones en que se extrae el cobalto son reemplazadas por la realidad que viven día a día los propios mineros”.
Los recursos naturales han sido una maldición para los congoleños. La RDC ocupa el puesto 175 de 189 en el índice de desarrollo humano de la ONU, buena parte de su población vive en la pobreza y la esperanza de vida es de 60,7 años. De aquí a 2050, se prevé que la demanda de cobalto se cuadruplique —gracias al auge del coche eléctrico—, y no hay otro lugar en el mundo con esa cantidad de cobalto que no sea la RDC. Como nos recuerda el autor de este magnífico libro, la catástrofe humana y medioambiental de este país es la que mantiene nuestro estilo de vida en funcionamiento.
Mucho más que educación
Impacto político, económico y social de la enseñanza privada en Valencia
Moisés Pérez Pascual, joven y correoso periodista del semanario El Temps, analiza las características de toda la red de enseñanza privada y concertada en la Comunidad Valenciana y cómo altera las reglas del juego, sobre todo respecto a la igualdad de oportunidades, el peso de los grupos católicos en un área tan sensible y en la interacción entre estos y el Partido Popular, principal impulsor de este esquema desde la década de 1990 y, a la vez, su principal beneficiario.
El libro, escrito en valenciano, es fruto de la beca Josep Torrent de periodismo de investigación en memoria del histórico delegado de El País en esta comunidad, fallecido en 2016. La investigación se centra en Valencia, pero el esquema, con toda su opacidad y el generoso destino de fondos públicos, se intuye análogo en otras comunidades, como Madrid y Cataluña, con un enorme impacto político, económico y social a los que apenas se presta atención.
Corporaciones contra la democracia
Viaje por 25 países para documentar el poder abusivo de las multinacionales
Dos periodistas con experiencia en medios anglosajones plasman en este libro años de trabajo en un programa excepcional del Centro de Periodismo de Investigación de fomento del reporterismo de interés público. Con entusiasmo de mochileros, y estrujando al máximo el presupuesto, lograron viajar a 25 países para documentar sobre el terreno casos que demuestran el poder desmedido de las multinacionales, capaces de imponer sus intereses por encima de los de la ciudadanía y hasta de los gobiernos.
El resultado es este viaje a las entrañas del capitalismo y sus consecuencias: desde las instituciones multilaterales que fijan desde Washington o Ginebra las reglas del comercio mundial hasta las comunidades, en el norte y el sur, que sufren las consecuencias de la letra pequeña, pasando por paraísos fiscales, esquemas de cooperación al desarrollo concebidos para favorecer a empresas y procesos de privatización de ciudades o de cuerpos policiales, entre otros.
El álbum fotográfico del viaje desvela un paisaje poco edificante: el poder de las corporaciones es tan descomunal que empieza a ser incompatible con una democracia digna de este nombre.
Desactivar el algoritmo
Es el único modo de atajar el impacto de las redes sociales
A esta conclusión llega el periodista de The New York Times Max Fisher en Las redes del caos, una investigación que confirma cómo la cúpula de tecnológicas como Facebook fueron alertadas por empleados y directivos de dentro acerca de las consecuencias en odio, polarización y violencia que derivan del propio diseño de las redes, y cómo, pese a ello, decidieron mirar hacia otro lado. Lo inquietante que se revela es su convicción de que el reto se reduce a que un puñado de malvados que, a veces, usa mal un instrumento neutro como las redes.
Responsabilizar legalmente a las compañías de los efectos que fomentan sus sistemas es otra de las propuestas que recoge el libro, con el fin de evitar que se maximice a toda costa la participación de las personas usuarias. Pertrechados en la burbuja de lo que nos indigna o lo que adoramos (la identidad se refuerza así), en confrontación con la burbuja opuesta, buscamos la aprobación social pendientes del contador de los "me gusta". Y eso cambia cómo pensamos, actuamos y nos relacionamos.