25. Residencias de gente mayor
Las residencias para gente mayor han sido estigmatizadas en ocasiones como un lugar donde se aparcaba a la gente que le costaba valerse por sí misma. La realidad es muy diversa, pero esta visión estereotipada nada tiene que ver con las comunidades autogestionadas en las que los integrantes mantienen sus espacios de máxima intimidad, disfrutan de espacios comunes y participan activamente en la gestión de la propia entidad.
Cada vez son más los ciudadanos que optan por modelos alternativos de vivir cuando se hacen mayores. Las parejas o personas que no se sientan a gusto viviendo solas, con sus hijos o en una residencia convencional, tienen la opción de integrarse en comunidades autogestionadas por los propios residentes. Al vivir en comunidad, en compañía de viejos amigos o con personas con gustos afines, los residentes no solo comparten los gastos de los servicios básicos, sino que tienen garantizado el apoyo emocional y material de sus vecinos.
Son modelos participativos que fomentan la creatividad, la comunicación y un estilo de vida activo y respetuoso con el medio ambiente. En estas comunidades no existen las jerarquías. Todos participan en la gestión y todas las decisiones se toman democráticamente, a ser posible por consenso.
El cohousing, o senior cohousing, es un modelo cooperativo muy arraigado en algunos países; por ejemplo, Dinamarca, Suecia y Holanda, donde los modos tradicionales de convivencia comenzaron a cambiar antes que en España. En los últimos años se han puesto en marcha iniciativas de cohousing en varias comunidades autónomas y se espera que su número crezca a medida que se vayan jubilando los nacidos durante la explosión demográfica de los años sesenta y setenta del siglo XX.
El proceso de creación de una residencia autogestionada comienza con la selección de los futuros miembros de la comunidad. Una vez reunidos los recursos económicos necesarios, los socios pueden optar entre construir un edificio nuevo o reformar uno ya existente para adaptarlo a sus gustos y necesidades. Hay estudios de arquitectura especializados en este tipo de comunidades. Las viviendas suelen estar diseñadas para permitir que los residentes gocen de intimidad y al mismo tiempo tengan espacios (comedor, gimnasio, biblioteca, sala de televisión…) en los que participar en actividades comunes. Los vecinos comparten los gastos de gestión, mantenimiento y servicios. Cada uno de ellos gestiona su propio patrimonio de manera independiente.
El senior cohousing tiene muchas recompensas. Compartir una experiencia así aumenta la autoestima y fortalece las relaciones interpersonales. Entre otras actividades, los residentes tienen la oportunidad de viajar o hacer deporte en grupo, contribuir al embellecimiento de las instalaciones comunes o cocinar para sus convecinos. El objetivo es envejecer con dignidad y en compañía.
INTEGRACIÓN
La integración de estas comunidades en el entorno es fundamental, pues la comunicación y las buenas relaciones con los demás vecinos ayudan a consolidar el proyecto. Participar en actividades con gente del mismo barrio o del mismo pueblo sirve de estímulo físico e intelectual y ayuda a mantener el buen ánimo.
Puede haber comunidades autogestionadas en el centro de las ciudades, como la que proyectan los socios de Housekide en San Sebastián, o en zonas rurales, como la que ha construido un grupo de vecinos del barrio madrileño de Vallecas en Torremocha del Jarama, a unos 60 kilómetros de la capital.
Trabensol es una iniciativa de éxito que está sirviendo como modelo a otras comunidades en formación. Financiado por banca ética, el proyecto se puso en marcha una década antes de su inauguración, cuando muchos de sus impulsores aún no habían cumplido los 60 años.
La cooperativa Convivir ha puesto en marcha la construcción de un conjunto residencial para mayores en Horcajo de Santiago (Cuenca), a unos 100 kilómetros de Madrid. La comunidad contará con estudios y apartamentos de uno o dos dormitorios. Los socios de la cooperativa, la mayoría madrileños, se definen como profesionales con ingresos medios y con experiencia en la gestión de empresas. La entidad de banca ética Fiare ha ayudado a financiar el proyecto, que cuenta como socia a Suara, una cooperativa catalana especializada en la atención a personas. Suara, que gestiona ya la residencia de mayores Pla de Martís en Esponellà (Girona), será la encargada de prestar los servicios a los residentes de Convivir.
ENTIDADES
ASOCIACIÓN JUBILARES
TRABENSOL
PROFUTURO
CONVIVIR
PLA DE MARTÍS
SUARA COOPERATIVA