Análisis de Mario Rapoport: "Sobre la Integración Sudamericana"
En los últimos años, luego de haber estabilizado sus instituciones y afianzado sus sistemas democráticos, diversos países sudamericanos lograron dejar atrás sus voluminosas e impagables deudas externas gracias a políticas económicas activas y cada vez más autonómicas. Superada la noche neoliberal, que dejó en el desamparo a millones de personas, el Estado pasó a adquirir mayor presencia y consenso en las cuestiones económicas y sociales, frente al embate de las grandes corporaciones internacionales y locales.
El crecimiento económico, la sólida posición externa, la expansión de los mercados internos y el aumento de las reservas en los países de la región, son una muestra concreta de las transformaciones producidas en la última década. En Sudamérica, no obstante innumerables problemas por resolver, como la existencia todavía de altos niveles de pobreza y desigualdad social, el bienestar de la sociedad ha mejorado notoriamente con la aplicación de políticas de desarrollo y no de ajuste. En todos estos años de crisis mundial la región ha crecido de manera espectacular. En 2010, por ejemplo, mientras que en gran parte de Europa se profundizaba la crisis, la economía de Argentina creció 8,4%, la de Brasil, 7,7 %, la de Paraguay, 9,7%, y la de Uruguay, 9% (son los cuatro integrantes iniciales del Mercosur).
Esto se debe también a la expansión de los procesos asociativos comenzados en la década de los ´80. Unos meses atrás se celebró en Brasilia la 44ª. Cumbre del Mercosur (o Mercado Común del Sur, bloque económico y comercial) en donde se lanzó el proceso de adhesión de Bolivia como miembro pleno del bloque, y se analizó la posibilidad de que Ecuador pueda incorporarse a partir de 2013. La adhesión de Venezuela al bloque sudamericano fue oficializada, a su vez, el 31 de julio pasado, mientras que Paraguay, por el golpe de estado contra el presidente Lugo, está en una situación conflictiva.
En América Latina el bienestar ha mejorado gracias a políticas de desarrollo y no de ajuste
Con la sola incorporación de Venezuela, el bloque se fortalece y amplía. Pasó a representar una población de 275 millones de personas (un 70% de Sudamérica), un territorio de 12,7 millones de kilómetros cuadrados (un 83% del subcontinente) y un Producto Interno Bruto (PIB) de 3,60 billones de dólares, lo que representa el 83% de la región; siendo cada vez más el comercio interregional un elemento central en el intercambio mutuo. El Mercosur, que tiende a convertirse también en una gran potencia energética global, por su potencial en hidrocarburos, y en el mayor reservorio de alimentos a nivel mundial; constituye ya la quinta economía del mundo, considerando a los cuatro países más ricos: Estados Unidos, China, Alemania y Japón.
Por otra parte, con los nuevos gobiernos de la región se amplió geográficamente la voluntad política en el proceso de integración. En 2004, los mandatarios de los diez países sudamericanos se reunieron en Cusco, la antigua capital del imperio inca, para cumplir uno de los más ambiciosos sueños bolivarianos. Allí inauguraron una nueva instancia regional, de carácter más amplio y más político, la Comunidad Suramericana de Naciones, hoy Unasur (Unión de Naciones de Suramérica), que comprende más de 400 millones de habitantes. A esta voluntad integrativa se agregaron luego otras instituciones o instancias, como el Banco del Sur, la participación de Argentina y Brasil en el G-20 reconociendo la importancia de la región; el rechazo conjunto del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) propuesto por EE.UU.; la conformación de un Consejo Sudamericano de Defensa, etc.
Tal vez, una buena síntesis de este proceso sean las palabras del presidente uruguayo, José Mugica: “nuestros inmigrantes que estaban en Europa están volviendo, ahora que acertamos con nuestras políticas. El hecho es que nunca, a lo largo de la historia latinoamericana,tuvimos oportunidades como esta”.